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El mayor peligro para el lince ibérico es creer que ya lo hemos salvado
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Jose Luis Gallego

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El mayor peligro para el lince ibérico es creer que ya lo hemos salvado

El último censo invita al optimismo: actualmente más de dos mil ejemplares campean por la Península Ibérica. Pero el peligro para el gran gato no ha desaparecido, es más: algunas de las amenazas van a peor

Foto: Las poblaciones de lince ibérico se recuperan a buen ritmo, pero queda mucho trabajo por hacer (EFE)
Las poblaciones de lince ibérico se recuperan a buen ritmo, pero queda mucho trabajo por hacer (EFE)

La población de lince ibérico continúa expandiéndose, tanto numérica como territorialmente. Atrás quedaron aquellos años de angustia en los que quienes amamos a este bellísimo felino, nuestro más singular y valioso endemismo, nos preparábamos para su probable desaparición. A finales de los ochenta, los escasos datos sobre la especie la situaban al borde mismo de la extinción, por debajo del centenar de ejemplares. Algunos estudios alertaban que en 1992 solo quedaban 92 linces. La suerte del gran gato parecía echada.

Pero a partir de 2002 comenzaron una serie de trabajos para evitar la extinción de la especie. Gracias a la inmensa labor llevada a cabo desde entonces por científicos, administraciones, grupos de defensa de la naturaleza y propietarios de fincas, entre otros, y a la estrecha colaboración entre instituciones para la puesta en marcha de proyectos urgentes de conservación, el lince ibérico inició una remontada sin precedentes en la historia del conservacionismo europeo.

El censo de 2023 evidencia el resultado de todos esos esfuerzos y sitúa la población ibérica por encima de los dos mil ejemplares, lo que constituye un auténtico récord desde que se realiza un seguimiento pormenorizado del felino.

Foto: Un lince ibérico en la Sierra de Andújar. Foto: CBD-Hábitat

Según el informe elaborado por el grupo de trabajo del lince ibérico, que coordina el Ministerio para la Transición Ecológica (MITECO) en colaboración con las comunidades autónomas y el Instituto de Conservación de la Naturaleza y los Bosques de Portugal (ICNF), el año pasado correteaban por la península 2.021 linces ibéricos: 1.730 en España (85,6 % de la población mundial) y 291 en Portugal. Las comunidades autónomas españolas que albergan poblaciones estables de la especie son cuatro: Andalucía con 755 ejemplares (43,6 % de la población española), Castilla-La Mancha con 715 (41,3 %), Extremadura, donde se censaron 253 ejemplares y Región de Murcia que ya cuenta con 7.

Las amenazas no han desaparecido

El número de hembras reproductoras o territoriales en 2023 ascendió hasta las 406 y el número de cachorros del año también se incrementó hasta los 722. Si hacemos una proyección estimada de estos resultados, podríamos esperar que el censo de 2024 podría suponer una nueva zancada para la especie hasta situarse cerca de los tres mil ejemplares, algo que quienes vivimos aquellos angustiosos años de finales de los ochenta nunca pudimos llegar a soñar. Pero cuidado con lanzar las campanas del lince al vuelo.

placeholder Gráfica de población del lince ibérico (MITECO)
Gráfica de población del lince ibérico (MITECO)

En conversación con El Confidencial, Samuel Plá, naturalista de campo de la Fundación CBD-Habitat y uno de los mejores conocedores de la especie, celebra los resultados del censo, pero insiste en apelar a la prudencia "no podemos bajar la guardia aunque las cosas vayan bien. El lince ibérico se enfrenta a una serie de amenazas que ni mucho menos han desaparecido, de hecho, algunas de ellas, como el descenso en las poblaciones de conejo en el sur de la península, han aumentado".

"En 2018 los principales organismos que trabajamos con el lince ibérico nos reunimos en Sevilla y coincidimos en que, para que la especie pueda considerarse fuera de peligro, deberíamos contar con al menos 750 hembras reproductoras (el CSIC eleva la cifra hasta las 1.100) y se deberían crear ocho nuevas poblaciones aparte de las existentes en ese momento. Desde entonces hemos generado dos, las de Granada y Lorca, y este esperanzador censo nos dice que contamos con algo más de 400 hembras reproductoras, por lo que vamos por buen camino, pero todavía queda mucho trabajo por hacer para dar por salvado al lince".

Una tendencia positiva

El informe del MITECO constata que la especie se reproduce ya en 14 áreas geográficas distintas, con nuevas zonas de presencia estable en la Región de Murcia y en las provincias de Albacete, Badajoz, Toledo y Ciudad Real. Pero además, un número indeterminado de ejemplares se ha dispersado de manera espontánea por la península ibérica, llegando a citarse en zonas no contempladas inicialmente por los expertos.

placeholder Distribución actual del lince ibérico (MITECO)
Distribución actual del lince ibérico (MITECO)

La tendencia de la población es positiva y continua al alza desde 2015. En los últimos años, el incremento ha sido aún más destacable: en 2020 la población total de lince ibérico era de 1.111 ejemplares, por lo que este nuevo censo, realizado el año pasado, demuestra que en tan solo tres años la especie ha conseguido sumar 900 individuos más. Pero las amenazas de todo tipo, incluida la escasa diversidad genética de la especie, siguen ahí. Es más, en algunos casos han ido a peor.

Una de las que causa más inquietud es la de los cambios de distribución poblacional que está mostrando el conejo de monte: la especie motriz del lince, base de su dieta. "Debido a diversos factores, empezando por el cambio climático, las poblaciones de conejo cada vez son más abundantes en el norte y menos en el sur de la península. El hundimiento de las poblaciones de conejo es algo que ya ha ocurrido en algunas de las zonas donde habita actualmente, con nefastas consecuencias".

placeholder Ejemplar de lince ibérico radiomarcado y liberado en Granada (Reuters/J.Nazca)
Ejemplar de lince ibérico radiomarcado y liberado en Granada (Reuters/J.Nazca)

Un buen ejemplo de esos cambios es el que se está detectando en la población de Andújar, en Jaén, que ha sido la gran impulsora del retorno de los linces a algunos de sus antiguos territorios. Este núcleo poblacional comenzó a consolidarse y expandirse gracias al exitoso programa de cría en cautividad, pero actualmente el felino se muestra en regresión por culpa de los cambios que están mostrando los lagomorfos. "Los conejos de Andújar están abandonando la sierra —nos explica el experto de CBD— para desplazarse hacia la campiña y por supuesto, los linces van tras de ellos. Al ser la campiña una zona más humanizada, hay más conflicto con la población, por lo que las entradas en gallineros, los atropellos y el furtivismo son ahora muchos más frecuentes que antes".

Desde que en 2011 comenzaran las liberaciones de individuos nacidos en cautividad se han reintroducido 372 ejemplares

"Como ya hemos aprendido en el pasado —nos comenta Plá— es mucho más efectivo, a nivel económico y de esfuerzo, llevar a los linces donde están los conejos que procurar lo contrario. Actualmente, Castilla y León, Madrid, Aragón y Cataluña están buscando zonas para una futura reintroducción del felino. En Castilla-La Mancha están liberando ejemplares en Albacete, donde a su vez se está produciendo una colonización natural procedente de otros territorios. En Castilla y León ya tienen dos buenas zonas localizadas, una en Zamora y otra en Palencia, y se prevé comenzar en los próximos años con la reintroducción. En Aragón también hay dos zonas que podrían resultar óptimas, las dos en Zaragoza y tampoco tardarán en comenzar con la reintroducción". En Cataluña, la principal candidata a albergar al lince es la zona de Agramunt, en Lleida.

placeholder El número de cachorros de lince ibérico no deja de aumentar (EFE/MITECO)
El número de cachorros de lince ibérico no deja de aumentar (EFE/MITECO)

La alta dependencia del conejo de monte, su base alimentaria, hace que el lince ibérico se vea sometido a los mismos avatares que el lagomorfo. Unos riesgos que en las últimas décadas se vieron acrecentados por la aparición de dos enfermedades víricas muy graves: la mixomatosis y la enfermedad hemorrágica del conejo (EHV).

La mixomatosis apareció en España hacia mediados del pasado siglo, diezmando rápidamente las poblaciones de conejo hasta el punto de desaparecer por completo de algunas regiones. La EHV fue detectada por primera vez en 1988 y se propagó rápidamente elevando aún más la mortandad. Los expertos insisten en señalar que la amenaza de las enfermedades continúa ahí y que una nueva epidemia del conejo podría frenar en seco la recuperación del lince, por lo que conviene no bajar la guardia.

Furtivismo y atropellos

Las principales causas de mortandad del lince ibérico durante la última década son de origen antrópico, destacando sobre todas las demás los atropellos y la persecución ilegal. El estudio señala la dificultad de identificar los casos de muerte por furtivismo, lo que probablemente esté causando su infravaloración. Las causas naturales, como las peleas en disputa de territorios y las enfermedades, tienen actualmente menor incidencia, como demuestra el seguimiento detallado que se hace sobre los individuos radiomarcados.

placeholder Causas de mortandad del lince ibérico (MITECO)
Causas de mortandad del lince ibérico (MITECO)

Durante el año 2023 se registró un total de 189 muertes de linces ibéricos en la Península, de las cuales un 76,2% (144 linces) se debieron a atropellos en las pistas y carreteras que atraviesan sus territorios. La detección de los llamados 'puntos negros' y la aplicación urgente de medidas correctoras, como los reclamados pasos de fauna, es fundamental para reducir la mortandad no natural del felino y garantizar, no solo su expansión, sino su permanencia en los territorios en los que consiguió refugiarse.

Como nos comenta Samuel Plá para acabar "el lince continúa enfrentándose a desafíos nada sencillos y para ayudarle a superarlos es fundamental mantener la colaboración de todos: administraciones públicas, instituciones científicas, conservacionistas, cazadores y población local. Solo así podremos seguir avanzando para que esta joya de nuestra naturaleza recupere su área de distribución histórica".

La población de lince ibérico continúa expandiéndose, tanto numérica como territorialmente. Atrás quedaron aquellos años de angustia en los que quienes amamos a este bellísimo felino, nuestro más singular y valioso endemismo, nos preparábamos para su probable desaparición. A finales de los ochenta, los escasos datos sobre la especie la situaban al borde mismo de la extinción, por debajo del centenar de ejemplares. Algunos estudios alertaban que en 1992 solo quedaban 92 linces. La suerte del gran gato parecía echada.

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