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Hay un paso del amor al odio bursátil
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Carlos Doblado

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Hay un paso del amor al odio bursátil

el mercado puede acogerse temporalmente a los bonos para ello, aunque en el proceso de fondo se agradezcan tipos de interés más elevados

Foto: Foto de archivo de la Bolsa de Madrid. (EFE)
Foto de archivo de la Bolsa de Madrid. (EFE)

En una de mis recientes tribunas hablaba de lo que probable es lo más destacado no ya de este ejercicio sino de los últimos años, quizá más: el proceso de cambio de tendencia del mercado de bonos ya más allá del medio plazo.

Lo que muestran los rendimientos de los bonos a 10 y 30 años del tesoro norteamericano suponen la ruptura de la lateralidad de los últimos años y, con ello, a falta de algunas confirmaciones en forma de líneas de tendencia y cierres mensuales, del proceso bajista de tipos de interés que viene desde 1981. Sí, 1981. Yo tenía siente años.

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Decía en mi tribuna que eso debía ser un infierno del que se aprovechase la renta variable. Al menos en términos de momentum. Lo cierto es que, de momento, no está siendo así. Y eso debe considerarse una señal de alarma. Alarma que se une a la falta de apoyos que han ido teniendo algunos índices de renta variable últimamente, a medida que se conseguían nuevas alzas en una parte cada vez menor del mercado. La semana pasada, el Dow Jones de Transportes mostraba divergencia frente al de Industriales por primera vez en bastante tiempo; como pasó en enero. Hoy, de momento, no tenemos altos crecientes en la volatilidad que sí tuvimos entonces.

Septiembre fue un mes mixto, octubre -estacionalmente el peor mes del año para los alcistas- puede plantear algo muy diferente a tenor de unas velas semanales -de tipo envolvente en el caso del Nasdaq y del S&P500, de tipo estrella fugaz para el Dow Jones Industrial- potencialmente bajistas, con vuelta semanal, que se suman a las divergencias, y a las pérdidas de los primeros soportes de corto plazo tal y como demuestra un S&P500 que ha confirmado un pequeño doble techo (t1t2) para romper lo que podría verse como una cuña terminal. La sensación de que no se ha acabado de dejar atrás el correctivo de febrero crece. Estas divergencias van, por supuesto, lejísimos: todos sabemos de la incapacidad de las plazas emergente, en general, donde hemos visto una ciolenta recaída desde primeras resistencias nuevamente, y de la falta de fuerza de la mayoría de la renta variable europea en el último año y medio.

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Un rebote y nuevos mínimos en el mercado norteamericano, con el Dow Jones de Industriales situándose dentro del canal alcista desplegado desde los mínimos del ejercicio, un VIX por encima de los 17 puntos, un Nasdaq que vaya más lejos en la violenta corrección de las últimas dos sesiones confirmando un doble techo (T1T2) que se puede constatar en gráfico semanal, pueden invitar a Wall Street a recaer hacia sus mínimos del año. Eso puede derivar en un drama general porque todo lo demás anda tocado desde hace tiempo. Y sí, el mercado puede acogerse temporalmente a los bonos para ello, aunque en el proceso de fondo se agradezcan tipos de interés más elevados.

En una de mis recientes tribunas hablaba de lo que probable es lo más destacado no ya de este ejercicio sino de los últimos años, quizá más: el proceso de cambio de tendencia del mercado de bonos ya más allá del medio plazo.

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