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Acciones bursátiles, el regalo que sus hijos guardarán hasta la jubilación
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Javier Molina

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Acciones bursátiles, el regalo que sus hijos guardarán hasta la jubilación

Nunca es demasiado pronto para enseñar a nuestros hijos temas relativos al dinero. Hay que buscar ideas interesantes y que le llamen la atención

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Cuando buscamos unos dibujos de Disney (DIS) en Google (GOOG) desde nuestro Mac (AAPL) se nos presenta una excelente oportunidad para formar financieramente a nuestros hijos. Y ese es el mejor regalo que se llevarán hasta su jubilación.

Bajo este mismo objetivo, comentábamos hace unas semanas las ventajas que tenía el abrir a temprana edad una cuenta corriente y, si empezamos también a explicarles las bondades de cambiar dulces y juguetes absurdos por acciones, tendremos una forma de asegurarnos que sabrán moverse mejor en el futuro. Además, es una nueva actividad familiar a realizar donde, sin volvernos locos y siendo consciente de la edad del niño, se nos permite explorar nuevos campos e incorporar actividades distintas.

De este modo, cuando vamos a comprar ropa a Zara (ITX) y pagamos con la visa del Santander (SAN) mientras acumulamos puntos Iberia (IAG), se nos presenta otra forma sencilla de explicarles a qué se dedican esas compañías. Y si ese día tienes la suerte de pasar por la puerta de un comercio de Adolfo Dominguez (ADZ), hasta puedes explicarle lo que es la oferta y la demanda y las implicaciones en el precio de las acciones. Mientras que en ITX hemos tenido que hacer una cola infinita para pagar, en ADZ no se ve más que a una dependienta esperando la entrada de clientes. Si le sacas unos gráficos simples de la cotización de ambos títulos, podrá ver de forma intuitiva y sin más pretensiones, como impacta ese hecho en la cantidad de “moneditas” que podía ganar en caso de apostar por una u otra.

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Nunca es demasiado pronto para enseñar a nuestros hijos temas relativos al dinero. Hay que buscar ideas interesantes y que le llamen la atención. Desde el esfuerzo de acumular sus euros en la hucha para comprarse la bici que quiere, hasta que entienda lo que supone guardar sin gastar para aumentar lo que tiene.

De este modo, los pasos que podemos seguir para inculcar esa cultura financiera pasan por varias fases. En primer lugar, hay que establecer en su lenguaje, los conceptos de ahorro y de inversión. Que vea lo que supone el riesgo y la rentabilidad mientras se introduce la diversificación. En el caso de antes, con ADZ e ITX tenemos un buen punto de partida para comentar todos esos conceptos de forma sencilla.

En segundo lugar, es muy útil contarle que con una acción tiene un trocito de la empresa. Hacer que se sienta propietario de algo es otro buen paso para despertar y mantener el interés. Contarle las ideas de inversión que tenemos nosotros los padres, ayudan a reforzar el conocimiento. Si he comprado acciones de Repsol (REP) y en el viaje a la playa paramos en una de sus gasolineras, tenemos una buena excusa para hablar sobre los títulos y las razones para comprarlas. Hay que hablar su lenguaje y hacer de esto una especie de cuento. En este sentido, cada padre sabe qué le gusta más a su hijo; algo visual, una historia narrada o unas pistas que debe descubrir. Adáptese a eso y verá como resulta sencillo.

Hay que establecer los conceptos de ahorro y de inversión. Que vea lo que supone el riesgo y la rentabilidad mientras se introduce la diversificación

En tercer lugar, comprar una pequeña cartera de acciones y seguir su evolución ayuda a asentar el mensaje. Eso nos permite comentar lo que supone el cambio de precios, a introducir el concepto del dividendo y del interés compuesto y a que, en definitiva, vea en números lo que supone acertar y fallar. Si esas acciones son las que él ve cada día, pues el interés está garantizado. Aquí podemos introducir “la regla del 72”. Según ésta, el dinero se dobla según el resultado de dividir 72 entre el tipo de rentabilidad que consigues. Si sacamos un 4% anual, significa que cada 18 años doblamos nuestro dinero. Si obtenemos un 2%, necesitamos 36 años.

En Estados Unidos, donde nos sacan mucha ventaja, existen multitud de formas de introducir a los más pequeños en el mundo financiero. Desde el regalo de acciones en sus cumpleaños, hasta poder comprar una parte (fracción) de un ETF o una acción como parte de una recompensa por aprobar el curso. Es tal el avance allí que hasta la compra de acciones en el supermercado es posible y eso, con el paso del tiempo, supone una gran diferencia entre unos y otros.

Así las cosas, regalar una cartera de acciones a nuestros hijos (sin entrar en los obvios temas fiscales) y dotarles de conocimientos suficientes y atractivos desde pequeños, se me antoja como uno de los mayores tesoros que podemos dejarles. Bien gestionado, puede ser el mejor regalo que guarden hasta su jubilación.

Cuando buscamos unos dibujos de Disney (DIS) en Google (GOOG) desde nuestro Mac (AAPL) se nos presenta una excelente oportunidad para formar financieramente a nuestros hijos. Y ese es el mejor regalo que se llevarán hasta su jubilación.

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