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El absurdo de estar ante una recesión económica y una burbuja en bolsa
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Javier Molina

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El absurdo de estar ante una recesión económica y una burbuja en bolsa

Los principales bancos centrales del mundo han inyectado liquidez de forma masiva con el fin de aliviar la situación

Foto: Foto: EFE.
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La crisis económica mundial, derivada de la crisis sanitaria que estamos padeciendo, no tiene precedentes. Del lado de la demanda, existe una fuerte paralización del consumo y de la inversión. Del lado de la oferta, una reducción de la capacidad productiva, cuyo impacto en el empleo y en los demás recursos productivos está siendo brutal. Esto nos sitúa, además, frente a una posible crisis financiera de difícil resolución.

Los principales bancos centrales del mundo han inyectado liquidez de forma masiva con el fin de aliviar la situación. QE, manipulación de la curva de tipos, soporte del mercado interbancario, crédito a empresas y otra serie de medidas creativas están funcionando en el corto plazo, intentando ganar algo de tiempo para que las políticas fiscales que se van aplicando, sean efectivas en el medio y largo plazo.

Foto: (Reuters)

Este balón de oxígeno ha logrado frenar, de momento, el pánico visto en los mercados financieros. En pocos días se vieron las mayores caídas del S&P500 en tiempo record de toda la historia, la volatilidad alcanzó un nuevo máximo histórico, y la búsqueda de liquidez sincronizada nunca se había dado antes con tanta virulencia. Desde mínimos de marzo y gracias a esas intervenciones, el S&P500 sube más de un 24% y el sentimiento inversor se va recuperando.

No obstante, las cosas no creo sean tan sencillas. El modelo de recesión de la economía norteamericana creado por Bloomberg, sitúa en un 100% la probabilidad de estar en ese estado. En febrero, este indicador que toma datos en base a distintas magnitudes económicas, evolución de los mercados y varias medidas de estrés financiero, se colocaba en un 33%.

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En ese sentido, algunos economistas advierten de la posibilidad de estar ante la peor recesión desde los años 30, confluyendo a la vez la mayor pérdida de puestos de trabajo de la historia (la FED de St. Louis prevé un dato superior al 30% en verano), empresas y negocios paralizados con caída de beneficios empresariales nunca vistos, y un serio problema de deuda corporativa que puede degenerar en impagos y quiebras masivas. A los casi 150.000 millones de USD en bonos que han sido recalificados desde grado de inversión (GI) a bonos basura en el primer trimestre, los analistas de Goldman Sachs añaden otros 550.000 millones hasta septiembre. En los 2 primeros trimestres de 2009, la cifra acumulada no superó los 120.000 millones. Esto supone que el 10% del universo de bonos que estaban en GI tengan que ser vendidos por fondos, planes de pensiones y ETFs.

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Si tenemos en cuenta que el consumo supone un 66% de la economía, la clave pasa por el tiempo que habremos de mantener el distanciamiento social necesario para controlar la pandemia. De momento, los economistas prevén para Estados Unidos una contracción del 25% anualizada en el segundo trimestre y la recuperación en U tiende, cada vez más, hacía una formación en L. En España y según Deloitte, la contracción del PIB en 2020 podría estar entre el 2% y el 10% en función del momento de regreso a la actividad.

Nadie sabe muy bien como modelizar esa posible vuelta a la “normalidad”, pero pareciera absurdo tener previsiones económicas tan negativas, con un S&P500 que solo pierde un 13% en lo que va de año y que está a solo un 17% de sus máximos históricos. Pero como ya sucediera en la crisis financiera, la FED sigue respaldando el capitalismo. Desde 2009 y tras varios QE ejecutados, los activos en balance alcanzaron los 4,5 billones de USD. Tras las intervenciones iniciadas el mes pasado, el balance de la FED se estima pueda llegar a los 9 billones de USD, volviendo a impulsar los precios hacia territorio de burbuja, mostrando una clara divergencia con la realidad económica. Como ya comenté la semana pasada, el 'Don’t fight the Fed' vuelve a funcionar como lo hizo en el pasado y la crisis de la deuda tendrá que esperar.

Así las cosas, los mercados financieros solo se recuperarán como resultado del restablecimiento de la economía real. Y hasta ese momento, el inversor debe actuar con la máxima cautela, estando atento a los datos de mercado que vayan apareciendo, y al control que del Covid-19 se consiga. Son tiempos de riesgos, oportunidades y obligación de tener un plan claramente establecido con el que enfrentarse a los mercados.

La crisis económica mundial, derivada de la crisis sanitaria que estamos padeciendo, no tiene precedentes. Del lado de la demanda, existe una fuerte paralización del consumo y de la inversión. Del lado de la oferta, una reducción de la capacidad productiva, cuyo impacto en el empleo y en los demás recursos productivos está siendo brutal. Esto nos sitúa, además, frente a una posible crisis financiera de difícil resolución.

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