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Santiago Satrústegui

Desnudo de certezas

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Con las nuevas incógnitas abiertas por la nueva variante y con el elemento de riesgo que incorporan las fiestas navideñas, volvemos a estar sumidos en la incertidumbre

Foto: Pruebas contra la variante ómicron. (Reuters/Gaelen Morse)
Pruebas contra la variante ómicron. (Reuters/Gaelen Morse)

El pasado 24 de noviembre, las noticias de una nueva variante del virus detectada unas semanas antes en Sudáfrica generaron una fuerte conmoción mediática con su correspondiente consecuencia en los mercados financieros. La que ahora ya conocemos como variante ómicron ha vuelto a abrir la puerta de lo desconocido y nos ha hecho retroceder un trecho importante en el camino que teníamos ya avanzado hacia la normalización de una enfermedad más, con la que la humanidad tendrá que terminar conviviendo.

Hasta ese momento, y a pesar de que los repuntes del número de contagios en algunos países europeos estaban obligando ya a sus gobiernos a decretar cierres y confinamientos, la eficacia de las vacunas y los porcentajes de vacunación alcanzados nos permitían empezar a augurar una pronta vuelta a la vida de antes.

Ahora mismo, con las nuevas incógnitas abiertas por la nueva variante y con el elemento de riesgo que incorporan unas fiestas navideñas que, este año, al menos en España, no deberían tener restricciones, volvemos a estar sumidos en una situación de incertidumbre, pero tenemos que seguir tomando decisiones.

Foto: Imagen de archivo de un encuentro entre Villarreal y Real Sociedad. (EFE/Etxezarreta)

Para lo que sirva, en mi condición de no ser ni inmunólogo ni vulcanólogo, y desde la mayor reserva socrática, esto es lo que creo que sería recomendable hacer en este momento.

En primer lugar, vacunarse y ponerse el mayor número de dosis posibles de las recomendadas por los prospectos. Con cientos de millones de dosis ya inyectadas, es posible que estas vacunas sean ya el medicamento más testado de la historia, y la excusa de que no están suficientemente probadas ya no cuela.

Respecto a la eficacia de la vacuna contra la variante ómicron, parece que lo que están indicando los seguimientos de los casos que se van dando es que, aunque pueda ser menos efectiva respecto al contagio, se mantiene la eficacia en la reducción de los síntomas y la gravedad de la enfermedad. Vacunarse sigue siendo lo mejor que podemos hacer. Y parece, también, que una tercera dosis aumentará claramente la eficacia respecto a esta variante.

En segundo lugar, es necesario hacer mucha pedagogía. Necesitamos empezar a tener una relación más adulta con la pandemia. Es posible que sea mucho pedir, pero tanto políticos como medios de comunicación deberían dejar ya de sumarse a las espirales de emoción que sigue generando el devenir del Covid-19 y tratar de aportar una perspectiva más sosegada.

Foto: Vista del interior del Palacio de la Bolsa de Madrid. (EFE/Altea Tejido)

La primera idea que nos plantearon hace ya casi dos años la mayoría de los científicos fue que la enfermedad habría que pasarla. Y, probablemente, muchas veces. Pero que, en la medida en que se pudiera retrasar el momento del contagio hasta que llegaran las vacunas, los sistemas sanitarios podrían ser más capaces de atender adecuadamente a los enfermos, al mismo tiempo que podrían ir mejorando los tratamientos. “Aplanar la curva” era el objetivo fundamental y casi único en aquellos momentos. Hoy la curva está ya bastante plana y, sobre todo, lo están los niveles de ingresos en los hospitales. Convivir con la pandemia y sus futuras variantes es algo ya totalmente posible, pero no seremos capaces de hacerlo si no cambiamos como sociedad nuestra relación con ella y con ellas.

Las vacaciones navideñas vuelven a ser una prueba de fuego más para nuestra sociedad y la prudencia sigue siendo también la mejor recomendación que podemos hacer para estos días, pero sin olvidar que afortunadamente estamos ya en una situación mucho mejor y que pronto la pandemia debería salir de nuestro día a día.

El pasado 24 de noviembre, las noticias de una nueva variante del virus detectada unas semanas antes en Sudáfrica generaron una fuerte conmoción mediática con su correspondiente consecuencia en los mercados financieros. La que ahora ya conocemos como variante ómicron ha vuelto a abrir la puerta de lo desconocido y nos ha hecho retroceder un trecho importante en el camino que teníamos ya avanzado hacia la normalización de una enfermedad más, con la que la humanidad tendrá que terminar conviviendo.

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