Es el momento de la inteligencia

Empecemos por recuperar al filósofo austriaco Karl Popper y su teoría de los tres mundos. Para él, la realidad que vivimos cotidianamente se puede explicar a partir de la superposición de tres niveles de realidad.

Como mundo uno, se refiere al mundo que comúnmente llamaríamos material, al de los objetos físicos. Estos pueden ser animados o inanimados. Incluye todas las cosas que hay en el universo.

El mundo dos es el de la experiencia de los seres humanos. Incluiría todas las experiencias conscientes e inconscientes. Según Popper, este mundo se ha originado gracias a cualidades emergentes en la materia que han dado lugar, primero, a la vida y, luego, a la consciencia y a la capacidad de pensar del ser humano. Y, dentro de todo lo que ha traído consigo esta evolución, lo más importante es la función representativa del lenguaje. La capacidad de creación de ideas, símbolos o descripciones que pueden coincidir, o no, con los hechos. Y esta posibilidad de que se pueda mentir o simplemente estar confundido nos lleva a la invención de la crítica, que nos permitirá ir seleccionando las teorías más adecuadas.

Y existiría también un mundo tres, que incluiría los productos objetivos de la mente humana. Pone ejemplos como libros, aviones, ordenadores, pero también cosas más simples, como porras o cacerolas, que podrían considerarse también parte del mundo uno. Habría, por tanto, una parte material y otra inmaterial dentro del mundo tres.

La idea que nos interesa es que ese aspecto inmaterial del mundo tres tiene efectos y consecuencias sobre los mundos uno y dos. El ejemplo más claro, hasta ahora, es el del lenguaje. Pero si hemos hecho todo este recorrido por las teorías de Popper es porque me interesa, otra vez desde aquí, llamar la atención sobre la irrupción de la inteligencia artificial como la gran creadora de mundo de nuestra época.

Byung-Chul Han nos prevenía hace poco de la aparición de una tercera ontología del ser humano, como consecuencia de nuestra inmersión en la realidad digital. Pero la aceleración que se vislumbra en la inteligencia artificial generativa amenaza incluso con consecuencias mucho mayores en cuanto a configuración de la realidad. El futuro puede empezar a ser muy distinto.

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Y, si los marcos cambian, también lo harán las teorías que habían, más o menos, funcionado hasta ese momento. Por ejemplo, y relacionado con la inversión, en un futuro con unas ganancias tremendas de eficiencia parecerían justificadas valoraciones mucho más altas para aquellas empresas que estén mejor posicionadas para beneficiarse estratégicamente de esta nueva situación.

Pero, como ya nos avisaba el ingeniero chino-americano Kai-Fu Lee, en su libro de 2018, la disrupción tecnológica tiene una cara negativa que es la destrucción de la situación anterior, con sus dramáticas consecuencias económicas y sociales. El progreso, sobre todo si se produce de forma drástica, convertirá en victimas a todos aquellos que sean más lentos en adaptarse.

La disrupción tecnológica tiene una cara negativa que es la destrucción de la situación, con sus dramáticas consecuencias económicas y sociales

Para él, en la carrera por la Inteligencia Artificial habrá sólo tres jugadores principales. Un grupo muy reducido de empresas tecnológicas que monopolizarán el conocimiento y las herramientas y los gobiernos de las dos únicas potencias que pueden desempeñar un papel relevante: China y Estados Unidos.

La negación o la apuesta por el decrecimiento que balbucean, de vez en cuando, algunos lideres europeos, no son opciones viables. Necesitamos afrontar de una forma inteligente el reto de la expansión de la inteligencia y esto es algo que es muy importante que incorporemos a todas las decisiones que vayamos tomando a partir de ahora. También a la del domingo.