Es noticia
El crac estructurado: los fondos 'SIV' y el espejo de lo ocurrido con los 'trust' de 1929
  1. Mercados
  2. El Radar
Rubén J. Lapetra

El Radar

Por

El crac estructurado: los fondos 'SIV' y el espejo de lo ocurrido con los 'trust' de 1929

Pinta mal. Los fondos SIV (Special Invesments Vehicles) se han convertido en una amenaza de gran envergadura -sin medida todavía hoy- para la salud de todo

Pinta mal. Los fondos SIV (Special Invesments Vehicles) se han convertido en una amenaza de gran envergadura -sin medida todavía hoy- para la salud de todo el sistema financiero. Las ventas forzosas de activos en manos de estos complejos fondos provocarán, con probabilidad, la liquidación de muchos de ellos, su fusión y concentración de otros para la supervivencia de sus dueños: bancos, inversores, ahorradores... Y también generarán la evaporación masiva de riqueza y patrimonio para muchos.

Sus propietarios son, en su mayoría, grandes bancos globales que han mirado para otro lado antes de la crisis. Vean en EEUU a Citigroup, Merrill Lynch, JPMorgan; en Alemania, con Commerzbank, Deutsche Bank o las cajas de los 'landers'; en Reino Unido a Northernrock, HSBC o Barclays... Todos ellos han sido golpeados en distinta medida por la crisis, pero tocados al fin y al cabo en su cuenta de resultados. Las provisiones y pérdidas suman ya decenas de miles de millones a ambos lados del Atlántico.

La creación del superfondo salvador con cerca de 100.000 millones de dólares en aportaciones de sus futuros miembros (algunos de los anteriores) para desatascar a los SIVs atascados en la crisis subprime podría no ser suficiente. Este fondo pretende dar salida a las fire sales, o venta a la fuerza de activos, que deben realizar estos productos. Pero su elevado tamaño puede ser un gran problema, pues han engordado demasiado. Moody's puso ayer en cuestión la viabilidad de 16 fondos con programas de deuda por valor de... ¡33.000 millones de dólares! Una cifra estratosférica que ha dinamitado cualquier perspectiva en estos nuevos tiempos, como el 'pequeño' borrón contable de General Motors. Pero lo peor es que esa cifra sólo supone un 11% del mercado: los SIVs manejaban activos valorados en más de 330.000 millones de dólares.

Qué razón tenía Trichet. El presidente del BCE fue uno de los más duros antes de este verano ante el elevado tamaño que iban adquiriendo estos megafondos impulsados por la banca de inversión. La memoria del mercado es tan activa que siempre se está comparando con épocas pasadas, con crisis similares y otros momentos difíciles. ¿Es igual que en 1997? ¿O en 1998? ¿Quizá 1987? (Ya que se ha cumplido el 20 aniversario). Más bien no parece una crisis pasajera. La actual parece haber tocado los cimientos del mercado. Y ha hecho daño.

La última comparación posible es extrema. Todavía más atrás, en la Gran Crisis de 1929, florecieron unos engendros financieros como los ahora denominados SIV. Fueron los famosos trust, a caballo entre un fondo de inversión y un hólding financiero. En un incesto inversor, compraban acciones los unos de los otros (y viceversa), acumulaban participaciones cruzadas entre ellos y los bancos que los manejaban. Hasta su derrumbe llegaron a controlar buena parte de la bolsa -a falta entonces de otro tipo de mercados-. Construyeron la burbuja financiera de los felices años 20 y desencadenaron la Gran Depresión económico-financiera posterior. Las ventas forzadas y liquidación de sus activos tiraron aquel castillo de naipes. Y el mercado tardó en recuperar los niveles previos al Crac del 29 más de dos décadas. Como para no dormir.

Pinta mal. Los fondos SIV (Special Invesments Vehicles) se han convertido en una amenaza de gran envergadura -sin medida todavía hoy- para la salud de todo el sistema financiero. Las ventas forzosas de activos en manos de estos complejos fondos provocarán, con probabilidad, la liquidación de muchos de ellos, su fusión y concentración de otros para la supervivencia de sus dueños: bancos, inversores, ahorradores... Y también generarán la evaporación masiva de riqueza y patrimonio para muchos.