Es noticia
Libia en llamas. El choque de civilizaciones empieza
  1. Mercados
  2. Lleno de Energía
Daniel Lacalle

Lleno de Energía

Por
Daniel Lacalle

Libia en llamas. El choque de civilizaciones empieza

Qué ingenuos hemos sido. Pensábamos que las revueltas de Egipto iban a despertar una especie de sueño semi-hippy de transiciones pacificas hacia un oasis de democracia

Qué ingenuos hemos sido. Pensábamos que las revueltas de Egipto iban a despertar una especie de sueño semi-hippy de transiciones pacificas hacia un oasis de democracia liberal al estilo occidental. Hasta nuestro amigo Antonio Casado hablaba de "libertad sin ira". Este mundo occidental nuestro está cada día más perdido, y nos creemos nuestras propias ilusiones. Y la ilusión se acabó. El martes, el coronel Gaddafi rompió todas las esperanzas y nos devolvió a la realidad. Desde el balcón de una de sus casas, edificio solitario y casi derruido, hablando a una audiencia virtual mientras la cámara enfocaba una enorme estatua de un puño dorado estrujando un avión militar, nos recordó que los delirios de paz y democracia eran eso, delirios. La imagen valía más que mil palabras. El Coronel no se resigna a ser otro Mubarak.

Hasta la semana pasada, el riesgo para el mercado energético parecía limitado debido a que el proceso en Egipto y en el Canal de Suez estaba perfectamente contenido, sin impacto en el suministro de crudo y gas. Túnez y Egipto no son países de alto riesgo. Las protestas eran relativamente pacificas. Los gobiernos débiles. El ejército, cercano a la población. Ninguno de los dos países debe grandes sumas a los gobiernos y bancos occidentales y ninguno era un exportador neto relevante de materias primas (ambos importadores netos de 25 mil barriles día en 2010 debido al crecimiento de demanda).

Libia es diferente. Porque Libia es exportadora y el ejército es Gaddafi. Porque Gaddafi llego en 1969 con 27 años en un golpe de Estado por cuyo éxito pocos apostaban y ha moldeado el país a su imagen y semejanza, con una mezcla de Islam, mano de hierro, socialismo, capitalismo y personalismo… y ahí se ha mantenido, más tiempo que ninguno de los líderes internacionales, rivales o amigos. Ahora se está instalando la anarquía y el riesgo de una ruptura del país en zonas tribales. Y si eso ocurre, miles de millones de inversiones occidentales que retornaron al país en 2001, al agua.

La prensa occidental muestra un país aparentemente unánime en sus reivindicaciones y objetivos. Nada más lejos de la realidad. El pueblo libio es tremendamente diverso, orgulloso y una maquina de destreza militar. Tanto Italia como el extinto imperio Otomano saben del riesgo de tener enfrente a las tribus libias. De las 140 tribus presentes en el país, treinta se consideran realmente relevantes como aglutinadoras de poder, y de ellas cuatro tienen verdadera influencia en los círculos de poder. La tribu Misurata es una de ellas, particularmente fuerte en dos de las ciudades, Benghazi y Darneh. Las tribus Beni Salim y Beni Hilal tienen objetivos e intereses que se perciben opuestos al Coronel Gaddafi, pero otra, la tribu Magariha, se considera muy cercana al líder, aunque algunos observadores estiman que precisamente por eso puede ser la instigadora de un golpe de Estado. Riesgo de guerra civil y desmembramiento del estado nada desdeñable. Y de democracia a Alianza de Civilizaciones, nada.

No olvidemos que el Coronel Gaddafi ha sido un dictador único, solo comparable a Sadam Hussein en su mezcla de carisma, influencia y control a puño de hierro de un puzzle de tribus enormemente complejo. Los rumores de que Gaddafi tiene un ejército personal de mercenarios dispuestos a ocupar refinerías y pozos y defender su posición hace de Libia un polvorín muy peligroso y las similitudes con el Irak de Sadam Hussein en 1991 no son pocas.

Además, no olvidemos que el líder Libio ha pasado de ser el enemigo público número uno en los setenta y ochenta a uno de los mas defendidos por políticos de todos los colores. A la vez que se autoproclamaba como defensor de Palestina, del "anti-imperialismo", de Cuba y del Islam, se convertía en uno de los mayores aliados comerciales de Italia, EEUU, e Inglaterra, deponiendo sus armas de destrucción masiva en 2003 y colaborando con Occidente en la guerra contra el terror. Todo ello llevó a un enorme flujo de inversiones occidentales entre 2001 y 2010, particularmente italianas. Y las concesiones petroleras libias son algunas de las más atractivas en márgenes y retornos para las empresas instaladas en el país. Por lo tanto, el coronel Gaddafi desde ese balcón solitario nos recuerda a los lectores de prensa occidental anestesiada que hay mucho que perder. Y que los ejemplos de Egipto y Túnez son nada más que eso, ejemplos. Que MENA (Oriente Medio y Norte de África) no es la UE. Que cada país es un mundo de etnias, tribus, poder religioso y militar. Y que el riesgo de que la situación empeore y se alargue no es pequeño, trayéndonos a la mente el recuerdo de Saddam Hussein en 1991, que también parecía acorralado tras las masacres de Kurdos y Chiítas y aun así aguantó 12 años más en el poder. Y las informaciones que me llegan de Oriente Medio me hacen pensar que no, que Bahrain, Siria y Jordania tampoco van a ser comparables a Egipto y Túnez.

Arabia Saudí, Omán, Kuwait y Emiratos aun se mantienen en calma relativa. Deben seguir así. Arabia Saudí ha anunciado medidas que aumentan la protección por seguridad social, subsidios para vivienda y para crear empleo además de aumentar el presupuesto de caridad y quitas a la deuda bancaria de los ciudadanos. Critiquemos desde nuestro paternalismo europeo lo que queramos, pero no olvidemos la importancia de "el mal menor" en geopolítica, les recomiendo que lean "The Lesser Evil" de Michael Ignatieff. Que podemos ir a un entorno mucho peor.

Libia produce 1.661.000 barriles al día de crudo, un 80% de ellos para exportación, y 16BCM de gas natural. Tiene unos 44.000 millones de barriles de reservas de petróleo, y 54 billones de pies cúbicos de reservas de gas natural. Y al contrario que en Egipto, los recortes de suministro ya son una realidad. ENI, la empresa petrolera italiana, OMV, austriaca, y Repsol, las más expuestas al riesgo Libio, con un 20%, 24% y 7% respectivamente de sus activos (valor neto) en el país, anunciaban el martes la evacuación de casi todo su personal del país. Los suministros de gas a Italia a través del gasoducto Greenstream se han suspendido. Esto supone 8BCM de gas y casi un 80% de los suministros desde Libia a Italia, que acapara un 10% del suministro total de gas al país.

La razón por la que el mercado de materias primas ha reaccionado a Libia con más vehemencia que a la crisis egipcia no solo reside en la agresividad y contundencia de la respuesta del gobierno a las manifestaciones, sino en el hecho de que la mayoría de la producción de Libia se destina a la exportación. Si consideramos que puede haber riesgo de cortes en la producción de crudo por la crisis en la zona MENA, los barriles netos exportables (producción total menos demanda interna) de Libia, Yemen y Bahrain suman 1.7 millones de barriles diarios, casi un 1.8% de la producción global. Pues bien, a día de hoy esos barriles "perdidos" en caso de que las revueltas vayan a peor pueden ser fácilmente reemplazados inmediatamente por barriles de la capacidad excedentaria de Arabia Saudí (4 millones de barriles al día). Pero el riesgo contagio, y la inacción de Occidente, empiezan a poner en la mente del mercado la posibilidad de que la capacidad excedentaria de la OPEP en su conjunto, 5.5 millones de barriles al día, se disipe rápidamente, y entonces nos encontremos en un entorno realmente preocupante.

Pero lo peligroso es caer en la complacencia y pensar que esto termina aquí, y quedarnos mirando y esperando. Italia al menos tiene posibilidad de mitigar el riesgo libio por tener acceso al gas ruso de Gazprom. Pero para España, aunque Libia es irrelevante dentro del suministro total, el riesgo real reside en Argelia, seguido de Qatar y Egipto. Argelia supone nada menos que un 30% de los suministros de gas a España en 2010, Qatar un 15% y Egipto un 8%. Y Argelia, en términos de riesgo geopolítico, viene detrás de Libia. No olvidemos que en Argelia hubo protestas de gran intensidad ya en Enero, mucho antes de que estallara la crisis en Túnez y Egipto.

Los que se preguntan por riesgos de nacionalización no deben olvidar que ese proceso ya ocurrió. La inmensa mayoría de los países productores nacionalizaron todas sus reservas entre 1951 y 1980. Pero, como comentamos aquí hace dos semanas, las empresas petroleras van a ser, como llevan siendo desde hace décadas, las "Paga Fantas" de esta situación. Todos los inversores que se han lanzado a comprar acciones de grandes petroleras integradas en un mercado bajista se olvidan de que son meras concesionarias y que sus contratos PSC (production sharing contracts) corren el riesgo de volver a revisarse a la baja, en el mejor de los casos, o de caer en el limbo de un caos administrativo largo y tedioso. Y conviene recordar que los PSCs libios son en su mayoría muy atractivos.

Al final, Samuel Huntington tenía cierta razón en su imprescindible libro, "The Clash of Civilizations". No Libertad sin Ira, sino Ira. La mayoría de los países afectados por esta ola no busca democracia occidental. Busca cambio de régimen y conquista. Pensar que no ocurre nada y que hay que dejar que las cosas tomen su curso es el mayor riesgo para Occidente. Huntington tal vez se equivocó en el detonante, la implosión de algunos países de Oriente Medio. Primero, implosión, en la que Internet ha jugado un papel detonador incuestionable, después explosión. Y la onda expansiva viene hacia Israel y la Unión Europea. Sigamos con la estrategia del avestruz y soñando.

Qué ingenuos hemos sido. Pensábamos que las revueltas de Egipto iban a despertar una especie de sueño semi-hippy de transiciones pacificas hacia un oasis de democracia liberal al estilo occidental. Hasta nuestro amigo Antonio Casado hablaba de "libertad sin ira". Este mundo occidental nuestro está cada día más perdido, y nos creemos nuestras propias ilusiones. Y la ilusión se acabó. El martes, el coronel Gaddafi rompió todas las esperanzas y nos devolvió a la realidad. Desde el balcón de una de sus casas, edificio solitario y casi derruido, hablando a una audiencia virtual mientras la cámara enfocaba una enorme estatua de un puño dorado estrujando un avión militar, nos recordó que los delirios de paz y democracia eran eso, delirios. La imagen valía más que mil palabras. El Coronel no se resigna a ser otro Mubarak.

Noticias de Oriente Medio Libia Petróleo Energía eólica