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Occidente contra OPEP: desenterrando un hacha de guerra de juguete
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Daniel Lacalle

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Daniel Lacalle

Occidente contra OPEP: desenterrando un hacha de guerra de juguete

Acabo de volver de la reunión del Oil Council y el tema estrella de los corrillos era la decisión de la IEA de liberar 60 millones

Acabo de volver de la reunión del Oil Council y el tema estrella de los corrillos era la decisión de la IEA de liberar 60 millones de barriles de petróleo de reservas estratégicas al mercado. Medida que se toma como un toque de atención a la OPEP. Pero el comentario de la IEA, que aglutina a 28 de las mayores economías occidentales,  de que “seguirán liberando reservas estratégicas siempre que sea necesario”, implica desenterrar el hacha de guerra contra los países productores. Desenterrar un hacha con muy poco filo, de juguete, porque las reservas estratégicas son precisamente lo que su nombre indica, almacenamiento en caso de emergencia.

¿Y que emergencia hay? Ninguna. Esta es la primera vez en 40 años en que se liberan reservas estratégicas sin existir riesgo de escasez. A pesar de la pérdida de 1.5 millones de barriles al día de Libia el mercado del petróleo no ha sufrido ningún problema de abastecimiento. Nada. Hemos sufrido un problema de precio, en parte porque el dólar se desploma (y el crudo cotiza en dólares) y porque los planes de estimulo generaron presión inflacionista sobre todas las materias primas.

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La lógica de la IEA es la siguiente. Las reservas estratégicas están a niveles máximos en Estados Unidos (727 millones de barriles) al igual que en el resto de países de la OCDE, y la demanda en Occidente continua anémica. Liberar un 4% de esas reservas no supone un problema estratégico de momento, pero puede ayudar a reducir el precio del petróleo.

En mi opinión, se persigue un objetivo adicional. El precio medio del petróleo que necesitan Irán y Venezuela para equilibrar sus presupuestos es de más de $80/barril actualmente. No el coste de extracción, ojo, sino el precio de equilibrio fiscal, porque mantener subvencionada a la población es costoso. Si el petróleo baja por debajo de esa cifra, las economías (y los regimenes) de esos dos países sufrirán de manera  considerable. Y se reduce el poder de los dos países “halcones” de la OPEP.

Si entramos en un ciclo hostil entre la IEA y la OPEP, sería suicida continuar “atacando”, reduciendo reservas estratégicas de 4% en 4%. Porque 60mm de barriles no suponen ni un 0.2% de la demanda de petróleo anual. Y reforzaría la posición de fuerza de los productores con capacidad excedentaria (4.5millones de barriles al día), que son Arabia Saudí, Kuwait y Emiratos, fundamentalmente.

Pero no debemos olvidar que estas medidas que pintan muy bien en las diapositivas y en las reuniones de “grandes números”, pueden hacer mucho daño a las frágiles economías árabes, y a los socios de Occidente en la OPEP, porque si el petróleo baja a $80/barril, también se reduciría drásticamente la ayuda social y subsidios en Arabia Saudí ($10.000 millones anuales), y, como mencionaban en el Oil Council, aparte de ser una medida inútil a medio plazo, puede tener consecuencias geopolíticas a corto plazo. Atacar el área de flotación de los países productores en desarrollo, cuyas economías son entre un 50 y un 60% dependientes del petróleo, y seguir con la retórica anti-OPEP, ya ha erosionado de manera muy relevante las relaciones diplomáticas entre países, una relación simbiótica de la que se ha beneficiado Occidente, no lo olvidemos, de manera relevante. Pero además, si se recrudecen los conflictos en Oriente Medio, el problema es que no tenemos ni idea de qué clase de regimenes se formarán y cual será su relación con Occidente, y los propios gobiernos de EEUU y Reino Unido lo reconocen.

Liberar un 4% de las reservas estratégicas es además otro “plan de estimulo” disfrazado utilizando el argumento de que la OPEP no quiere aumentar su producción. Un plan de estimulo de mas de $6.000 millones. Y un estimulo muy necesario, porque las economías occidentales van regular y la guerra de Libia, ese “paseo militar” que iba a durar menos de un mes, ya tiene una factura de $665 millones, $40 millones al mes.

¿Qué es lo que quiere la IEA? Simple. Que consumamos más petróleo, bajando el precio de cara a las vacaciones (y el “driving season” americano) y, si se puede, debilitar a Irán y Venezuela. Encaje de bolillos. Porque a nadie se le escapa que si bajan el precio, el consumo aumentará, y con ello, los impuestos (un 55-60% del precio de la gasolina y gasóleo en la UE), pero no está tan claro que inyectar 60 millones de barriles en el mercado vaya a desplomar el precio del crudo a medio plazo. Porque de nuevo enviamos señales falsas de demanda y de precio, una practica muy querida por los gobiernos actuales.

Bill Clinton solía amenazar con el uso de las reservas estratégicas, y en las tres veces que se han liberado barriles en los últimos 40 años siempre se ha generado una caída del precio del crudo seguida por una subida unos meses después.

En EEUU y varios países de la OCDE (España incluida) estamos en  año pre-electoral. Dar imagen de fortaleza con respecto a la OPEP y a la vez intentar bajar el precio de los combustibles (sin reducir los impuestos) puede ser un arma electoral importante, aunque temporal.

Es divertido recordar que unos de los famosos gazapos de George W. Bush fue aquella frase que decía “necesitamos una ley energética que impulse el consumo” cuando quería decir ahorro, “we need an energy bill that encourages consumption” (23 sept 2002). Parece que para la IEA no era un gazapo, sino una estrategia.

Acabo de volver de la reunión del Oil Council y el tema estrella de los corrillos era la decisión de la IEA de liberar 60 millones de barriles de petróleo de reservas estratégicas al mercado. Medida que se toma como un toque de atención a la OPEP. Pero el comentario de la IEA, que aglutina a 28 de las mayores economías occidentales,  de que “seguirán liberando reservas estratégicas siempre que sea necesario”, implica desenterrar el hacha de guerra contra los países productores. Desenterrar un hacha con muy poco filo, de juguete, porque las reservas estratégicas son precisamente lo que su nombre indica, almacenamiento en caso de emergencia.

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