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Reino Unido busca frenar en seco la burbuja de autoconsumo
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Daniel Lacalle

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Daniel Lacalle

Reino Unido busca frenar en seco la burbuja de autoconsumo

El caso británico y el error alemán muestran la importancia de que los gobiernos hagan compatible el apoyo a nuevas tecnologías con un coste energético que no hunda la competitividad

Foto: Viviendas sostenibles alimentadas mediante energía solar en un 'barrio ecológico' en Friburgo, Alemania. (Foto: Arnold Plesse / Wikipedia)
Viviendas sostenibles alimentadas mediante energía solar en un 'barrio ecológico' en Friburgo, Alemania. (Foto: Arnold Plesse / Wikipedia)

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La delgada línea entre incentivar a las nuevas tecnologías y crear otra burbuja es el quebradero de cabeza de los gobiernos de Europa. En Alemania, las tarifas eléctricas a consumidores se han más que duplicado por el excesivo coste de las subvenciones solares, mientras el precio de generación caía a mínimos históricos gracias al desplome del carbón y el gas. El sufrido hogar alemán no ha visto un euro de mejora, sino más de dos veces de empeoramiento. El segundo coste de la electricidad más caro para hogares de la Unión Europea. Mientras todos los años nos dicen que el que viene van a ser competitivas, las sobrecargas por subvenciones siguen pesando en el bolsillo del ciudadano.

Ya comentamos aquí que el problema de sobrecapacidad y errores de planificación del pasado no se soluciona creando nuevas burbujas.
De manera similar, Reino Unido busca evitar una burbuja de instalaciones ineficientes que terminen por crear un mayor problema a todos los consumidores.

En Reino Unido han tomado la decisión desde hace tiempo de que el coste máximo de subvenciones no sobrepase los 10.000 millones de euros (7.600 millones de libras) para el año 2021. De no llevarse a cabo el recorte de primas propuesto, la cifra alcanzaría los 13.000 millones de euros anuales, y el gobierno estima que las tarifas a consumidores se duplicarían de nuevo. En España, para que se hagan una idea, ya en 2014 pagamos 7.300 millones de euros. En nuestro país, las tecnologías del llamado régimen especial recibirán 200.000 millones de euros de retribución en toda su vida útil.

En nuestro país, las tecnologías del llamado régimen especial recibirán 200.000 millones de euros de retribución en toda su vida útil

Las principales propuestas del ejecutivo británico son:

  • Reducción de la subvención -tarifa de apoyo- para nuevas instalaciones a partir de 2016. Para proyectos solares fotovoltaicos de menos de 10 kW pasaría de la actual 125 libras por MWh a 16,3 libras por MWh. El resto de tecnologías verían también fuertemente reducida su prima de generación.
  • Se plantea también una propuesta de reducción paulatina de la tarifa de apoyo aplicable a nuevas instalaciones. Para la fotovoltaica de menos de 10 kW la tarifa de generación se reduciría trimestralmente, hasta anularse en 2019.
  • Se propone establecer un tope máximo de coste del esquema de primas a unos 100 millones de libras al año a aplicar a partir de enero de 2016.
  • Y se sugiere la modificación de las reglas para evitar ampliaciones de potencia de las instalaciones existentes.

Por supuesto, a nadie se le escapa que lo que pretende el regulador británico es evitar una burbuja de instalaciones ineficientes a costes prohibitivos y replicar el error de España y Alemania al crear un efecto llamada que termina siendo inasumible. Un ejemplo que merece la pena seguir.

La mayoría de subvenciones a las energías fósiles son a sus consumidores, por lo que pagan menos por la gasolina o la electricidad, no primas a los productores

Curiosamente, los promotores solares, que se pasan el día diciendo que son “rentables sin subvenciones” y que son la tecnología “más eficiente”, han criticado duramente las propuestas del gobierno, tildándolas de “catastróficas” y diciendo que pone en peligro a la industria. O sea, que son “rentables sin subvenciones” pero si no las reciben, están en peligro. Entretenido.

Ah, y antes de que vengan con el “pues ellos, más”. Les recuerdo que la inmensa mayoría de subvenciones a las energías fósiles son subsidios de los países productores a sus consumidores, por lo que pagan menos por la gasolina o la electricidad, no primas a los productores para que los hogares paguen más por lo mismo. Gran diferencia. En cualquier caso, como siempre digo, si quieren ustedes compararse con petroestados rentistas, vamos muy mal.

Lo que pone de manifiesto el caso británico y el error alemán es la importancia de que los gobiernos hagan compatible el apoyo a nuevas tecnologías con un coste energético que no hunda la competitividad y multiplique los casos de pobreza energética, que afecta ya a 100.000 familias en el Reino Unido. Aprendamos de los errores para no cometerlos de nuevo.

“The canary in the oven by the light switch who watches over you”

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