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La banca ha muerto, ¡viva la banca!
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Kike Vázquez

Perlas de Kike

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La banca ha muerto, ¡viva la banca!

Si algún sector parece tocado por la divina fortuna en la nueva economía actual, ese es la banca. Las autoridades públicas garantizan un importante monto de

Si algún sector parece tocado por la divina fortuna en la nueva economía actual, ese es la banca. Las autoridades públicas garantizan un importante monto de los fondos depositados por los clientes, puede acudir a su respectivo banco central e incluso solicitar liquidez de emergencia si la situación se complica, y en última instancia, dado su carácter sistémico, es uno de los pocos sectores que recibe fondos públicos en caso de insolvencia o dificultades graves. Como diría Lloyd Blankfein, de Goldman Sachs, la banca “hace el trabajo de Dios”, y quizá por ello la divina fortuna la acompaña… quién sabe.

No obstante, a pesar de ser un sector imprescindible para el desarrollo económico y a pesar de contar con ciertas prebendas (y obligaciones) por el rol que interpreta en el sistema, la banca se enfrentará en los próximos años a un riesgo mucho más duro que Basilea: ¡la competencia! Sí, ya sé que actualmente la competencia es dura, tanto que eso de prestar no es un negocio tan lucrativo como la gente cree, pero no me refiero a la competencia “tradicional” sino a nuevos actores que, una vez se consoliden, amenazan con cambiar para siempre el negocio.

Hasta el momento la mayor amenaza parecía venir del mercado de bonos, mercado que en lugares como Estados Unidos ya acapara más de la mitad de la financiación de las grandes empresas, y cuyo principal objetivo actual parecen ser las pymes (“El futuro en la financiación de las pymes” Las perlas de Kike - 1-04-2013). Sin duda que el mercado de bonos se popularice entre la pequeña y mediana empresa puede resultar una amenaza, pero también es cierto que un mercado de capitales profundo y liquido en este segmento es de interés para una banca que seguramente generará gran parte de su volumen.

Así que poniendo sobre la mesa pros y contras, la amenaza no es tan feroz como a priori podría parecer. Y es que en realidad existen enemigos mucho más peligrosos, lean sino el siguiente artículo (“Shadow banks step out to fund mid-market corporate America” Financial Times - 5-02-2014). Según datos ofrecidos por el Financial Times procedentes de Thomson Reuters la banca tradicional solo ha originado el 73% de la financiación de las empresas medianas, hasta 500 millones en ingresos, el año pasado en Estados Unidos. Esto es, el 27% de la financiación bancaria en el que es probablemente el nicho más cotizado, ha sido ofrecida por un nuevo jugador: el shadow banking system.

¿Qué es el “shadow banking”? Este término acuñado en el año 2007 hace referencia a aquellos vehículos o sociedades que captan fondos y los prestan como si fuesen bancos, pero sin serlo. O lo que es lo mismo, captan fondos a corto plazo y compran activos a largo plazo, captan activos líquidos y compran otros menos líquidos, se apalancan y gestionan el riesgo crediticio, todo ello como si fuesen bancos pero sin poder acudir al banco central si existen problemas, sin disfrutar de ninguna garantía sobre los depósitos, y fuera de la regulación bancaria tradicional. Si parece un banco, y actúa como un banco, ¿qué es? ¡Shadow banking!

El “shadow banking” sufrió un duro revés con la presente crisis, pues su falta de trasparencia y escasa regulación provocaron una venta masiva de activos cuando los fondos a corto plazo que los financiaban se retiraron, pero ahora está de vuelta y con más fuerza que nunca. Si en el 2006 llegaron a ofrecer el 38% de la financiación a las empresas medianas ahora, no alcanzando dicha cifra, ha conseguido resucitar, salvar la regulación y postularse como una alternativa futura sin techo potencial conocido. ¿Por qué? Así como en la naturaleza todas las especies tienen su función, en la “fauna” financiera parece ocurrir lo mismo.

La banca tiene unas ventajas únicas, como así se menciona en el primer párrafo, pero para ello también debe cargar con una losa muy pesada: ser el sector más regulado del mundo. Si la regulación limita la asunción de riesgo de la banca tradicional, a cambio de condiciones favorables en otros aspectos, una nueva especie ocupa su lugar. Surge una “banca libre” que asume dicho riesgo. Libre de regulación, y también libre para mover su enorme liquidez a donde y cuando quiere: “just business”. ¿Quizá estamos ante la banca que quieren aquellos que abogan por el fin de los bancos centrales?

Hablando de las sombras podemos pensar que estamos ante algo turbio, misterioso, pero en realidad ocurre todo lo contrario. ¿Quién es la nueva amenaza de la banca? En nuestro país lo sabemos muy bien, y es que, en los últimos meses en nuestro país se percibe una reciente rivalidad entre la banca tradicional y los “fondos”. El caso de NGB es una anécdota de lo que está ocurriendo a nivel global, puesto que firmas como Apollo, Blackstone o KKR (“Apollo Credit Twice Size of LBOs Shows Private-Equity Shift” Bloomberg - 5-02-2014) son quienes se están llevando el gato al agua, no solo desde el “shadow” sino también entrando a la banca tradicional como es el caso de la compra de EVO Bank.

Entidades inteligentes, como es el caso de Bankinter, han hecho uso del “si no puedes con tu enemigo únete a él” firmando un acuerdo con Magnetar para cofinanciar empresas y proyectos en España. Uno aporta su conocimiento del cliente y su gestión del riesgo, y el otro los fondos: el “win-win” es posible. Si bien este no es el final feliz de esta historia, puesto que el “shadow banking” no es la única amenaza de la banca tradicional. Como publicó BBVA Research hace unos meses existe otro enemigo a tener en cuenta: el crowdfunding.

El crowdfunding es la financiación de proyectos a través de plataformas online por parte de un conjunto de personas, algo similar a los “préstamos p2p”, o préstamos realizados entre dos “peers” sin intermediación de la banca tradicional. Todo este conjunto de iniciativas que está surgiendo puede suponer un enorme golpe a la banca tradicional, ¿las pruebas? Las dos mayores plataformas de p2p de Estados Unidos, Lending Club y Prosper Loans, ya han prestado más de 2 mil y 0,5 mil millones de dólares desde su apertura en el año 2007 y 2006 (aunque despegando de verdad a partir de 2009). ¿Es poco? Lo suficiente para llamar la atención de Google o BlackRock. Casi nada.

La banca se enfrenta a una dura competencia en las grandes empresas a quienes les encantan los bonos, dicha preferencia irá creciendo en las empresas medianas, quienes además se están sintiendo cómodas con los nuevos actores del “shadow banking”. Y por si fuese poco el consumidor y la pequeña empresa están encontrando un hueco en los préstamos online derivados del crowdfunding y el p2p. Un golpe a la tradición en todos los segmentos, incipiente aun en nuestro país pero claro en países más desarrollados financieramente como Estados Unidos, que demuestra que Basilea solo es el gran problema para las entidades miopes. Toca adaptarse, y que gane el mejor.

Si algún sector parece tocado por la divina fortuna en la nueva economía actual, ese es la banca. Las autoridades públicas garantizan un importante monto de los fondos depositados por los clientes, puede acudir a su respectivo banco central e incluso solicitar liquidez de emergencia si la situación se complica, y en última instancia, dado su carácter sistémico, es uno de los pocos sectores que recibe fondos públicos en caso de insolvencia o dificultades graves. Como diría Lloyd Blankfein, de Goldman Sachs, la banca “hace el trabajo de Dios”, y quizá por ello la divina fortuna la acompaña… quién sabe.