Rumbo Inversor
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¿Qué se consigue si todos invertimos mejor?
Si un inversor invierte mejor, obtendrá mayor rentabilidad para su patrimonio, pero si son mayoría los que mejoran su forma de invertir, quien se beneficia también es la economía real
El sector de las inversiones financieras está en plena transformación. Si lo comparamos con el de hace 10 años, podemos ver un incremento de la competencia, mayor transparencia, una reducción de costes, crecimiento de la gestión diferenciada, más información disponible, mejor asesoramiento, más protección legal para los ahorradores y herramientas de análisis y comparación más fáciles de utilizar. Previsiblemente, en los próximos 10 años seguiremos avanzando por este camino. ¿Qué consecuencias va a tener todo esto?
Para descubrirlo, lo primero es tener claro cuál es la función principal de los mercados de capitales: canalizar el ahorro hacia la inversión productiva, y su función secundaria: dar liquidez a unas inversiones que son a muy largo plazo por naturaleza.
Una vez conocemos lo que aportan las inversiones financieras a la economía real, podemos prever qué impacto tendrá una mejora sustancial de su eficacia y eficiencia.
Los primeros en beneficiarse serán los inversores actuales, que conseguirán rentabilidades medias superiores a las que venían obteniendo. El avance se producirá tanto por la reducción de costes (mayor competencia, uso de nuevas tecnologías, protección legal) como por la mejora en la selección de inversiones (transparencia, información, asesoramiento, gestión diferenciada).
Seguidamente, los mejores rendimientos provocarán un efecto llamada que aumentará el capital dispuesto a invertir en los mercados.
Una mayor capacidad inversora y el incremento de la competencia en la banca de inversión, que acompaña a las empresas en la búsqueda de capital, disminuirán los costes de acceso de las empresas a la financiación (deuda o capital) en los mercados de capitales.
Con una financiación cada vez más abundante, barata y sencilla de obtener, aumentará el número de empresas dispuestas a utilizarla para financiar su crecimiento, generando así un incremento de la actividad, empleo y oferta de mejores bienes y servicios.
Destaco que los mercados de capitales son el océano donde muchos empresarios e inversores financieros de pequeños proyectos aspiran a vender en el futuro las participaciones que adquieren en las fases de promoción, lanzamiento o crecimiento temprano de las empresas. Su existencia y buen funcionamiento permiten que haya ríos de financiación que irriguen el tejido empresarial en todos los niveles.
En consecuencia, si un inversor invierte mejor, obtendrá mayor rentabilidad para su patrimonio, pero si son mayoría los que mejoran su forma de invertir, quien se beneficia también es la economía real. El avance no se producirá de la noche a la mañana, pero en el largo plazo veremos la diferencia y su impacto en el crecimiento económico.
El sector de las inversiones financieras está en plena transformación. Si lo comparamos con el de hace 10 años, podemos ver un incremento de la competencia, mayor transparencia, una reducción de costes, crecimiento de la gestión diferenciada, más información disponible, mejor asesoramiento, más protección legal para los ahorradores y herramientas de análisis y comparación más fáciles de utilizar. Previsiblemente, en los próximos 10 años seguiremos avanzando por este camino. ¿Qué consecuencias va a tener todo esto?