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Compre acciones y guárdelas en el cajón de la mesa camilla
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Víctor Alvargonzález

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Compre acciones y guárdelas en el cajón de la mesa camilla

A día de hoy los ahorradores e inversores conservadores están locos por la rentabilidad. Con los tipos de interés tan bajos es lógico que estén preocupados. Esto les pone en una situación vulnerable

Foto: La Bolsa de Fráncfort (EFE)
La Bolsa de Fráncfort (EFE)

La mayoría de las veces la vía más rápida para llegar a un punto determinado es la línea recta. Pero los seres humanos a veces nos empeñamos en meternos en vericuetos. En ocasiones es un tercero quién nos convence de que hay un camino menos directo pero, atención: más seguro. Normalmente porque por algún motivo le interesa que lo cojamos.

A día de hoy los ahorradores e inversores conservadores están locos por la rentabilidad. Con los tipos de interés tan bajos es lógico que estén preocupados.

Esto les pone en una situación vulnerable, porque los vendedores de productos financieros lo saben. Además, siempre es más fácil vender ilusión que realidad. La verdad no vende. Pero no por eso deja de ser cierta.

Así que el inversor va al banco y dice que quiere, pongamos, “un 3% sin ningún riesgo”, que es cómo llegar, sentarse y decir: “póngame un unicornio”.

En la mayoría de los casos el vendedor responde que, casualmente, tiene el producto que el inversor busca. Normalmente saca un depósito u otro producto con el apellido “estructurado”, del apellido de “ganará usted no ya ese 3%, sino incluso un 5%, si suben las acciones de las empresas A,B y C. Y con el capital inicial garantizado. Eso sí: siempre y cuando se cumplan todas y cada una de la siguientes condiciones: que suban las acciones de las tres empresas, que lo hagan de aquella manera, que el día del vencimiento el sol salga por el oeste y, por cierto, me tiene usted que traer la nómina.

Al vencimiento uno se da cuenta que el sol sale siempre por el este y que entre los valores que se han puesto como referencia hay uno descorrelacionado con los otros dos, es decir, suele bajar cuando los otros suben.

Un 3% sin ningún riesgo, que es cómo llegar, sentarse y decir: “póngame un unicornio“

Aclaro que no todo lo que lleva apellido estructurado es malo. Hay de todo. Al igual que el vino en “brick” convive con el Rioja de buena cosecha. Pero en los bancos se da más el “brick” que la botella numerada.

Yo les sugiero una solución alternativa: la línea recta. Y la condición no es letra pequeña: es reflexionar sobre si está uno dispuesto a vivir en la realidad en lugar de fumarse algo y entrar luego en el banco convencido de que se va a llevar ese “3% seguro”. Y no sólo es una solución sencilla: es que, es tan antigua, que está muy contrastada. La contrastaron durante años nuestras abuelas.

Compre acciones europeas. Olvídese luego de su cotización diaria, mensual o anual y siéntese a cobrar el cupón. Mejor todavía: cómprelas a través de un fondo de inversión especializado en la gestión de acciones con dividendo. Así, al tratarse de un fondo, no pagara impuestos por esos dividendos hasta que decida utilizar el dinero.

Aclaro que no sugiero que invierta todo su patrimonio en un fondo de renta variable. Este artículo tiene un hermano gemelo titulado “La economía ha cambiado, la forma de ahorrar también”. Son tan complementarios como una llave a una puerta, así que si va a invertir le sugiero leer ambos.

Pero para un 50% de su inversión financiera le sugiero reflexione sobre la frase que viene a continuación:

“La rentabilidad anual media del índice STOXX Europe 600 es actualmente de un 3,2%”.

Piense, reflexione, saboree la cifra: simplemente comprando un fondo que reuna las 600 empresas más importantes de la Eurozona obtiene usted un 3,2% de rentabilidad anual por dividendo. Con los tipos de interés a cero, donde van a estar mucho tiempo y cerca de donde pronto estarán los depósitos a plazo (al tiempo).

Vamos a responder directamente a los airados/sorprendidos comentarios que seguro generará hacer esta recomendación a un ahorrador español.

En primer lugar, a uno inglés o norteamericano no le resultaría en absoluto escandaloso. Pero tampoco hay que irse tan lejos. A nuestras abuelas les parecería de lo más normal. Vista la revalorización y los dividendos obtenidos, estoy seguro de que mi abuela estaba encantada con las acciones en las que su marido le iba invirtiendo “los ahorros” (lo de que las compraba mi abuelo no es un comentario machista, sino todo lo contrario: alucinantemente, en aquella época no podían hacer nada sin la firma del esposo).

Mi abuela nunca miraba lo que hacía el Indice de la Bolsa de Madrid y seguramente por eso le fue tan bien

Obviamente mi abuela nunca miraba lo que hacía el Índice de la Bolsa de Madrid, y seguramente por eso le fue tan bien. Como digo en el libro “¿Y yo, que hago con mis ahorros?”, ganar dinero es más cuestión de autodisciplina que de inteligencia. Por eso es tan difícil. Tanto como dejar de fumar aunque sea obvio que fumar es peligroso.

Ya imagino el comentario: ¡Pero como se puede decir esto! ¡Las bolsas son volátiles, demasiado volátiles para un inversor conservador! Al “Alvargonzalo” este se le ha ido la olla.

Mi respuesta: las bolsas son lo volátiles que usted quiera que sean. Si las mira todos los días lo son mucho. Si las mira una vez al año ya no le parecerán tanto. Si las mira cada cinco años no se lo parecerán en absoluto. Si mete sus acciones en el cajón de la mesa camilla se olvida y se dedica a sus labores también se olvidará de lo que es la volatilidad.

Eso sí: volatilidad o no, usted sigue cobrando su 3,2%. Que seguramente dentro de cinco años será más porque, incluso con lo poca ayuda que recibe la economía de los políticos, aun así mejorará y las empresas aumentarán sus dividendos.

Y un apunte importante: este consejo ya lo di en “mi libro” y desde entonces (noviembre 2014) el Eurostoxx 600 se ha revalorizado un 12%. Y eso con la que ha caído desde entonces en los mercados (Grecia, China, …).

¡Ah sí, pero las empresas también pueden bajar los dividendos! Ciertamente, pero la mayoría de las empresas que componen ese índice o no lo han hecho o lo han sustituido por otras formas de retribución al accionista. Y muy mal tendría que darse para que lo bajaran las seiscientas a la vez.

Dentro de tres años (plazo habitual de vencimiento de los productos estructurados) nos reunimos de nuevo y comprobamos si es verdad que la línea recta es, además del camino más corto, el más rentable.

¡Buen fin de semana!

La mayoría de las veces la vía más rápida para llegar a un punto determinado es la línea recta. Pero los seres humanos a veces nos empeñamos en meternos en vericuetos. En ocasiones es un tercero quién nos convence de que hay un camino menos directo pero, atención: más seguro. Normalmente porque por algún motivo le interesa que lo cojamos.

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