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Cuándo interesa —y cuándo no— la gestión activa
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Víctor Alvargonzález

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Cuándo interesa —y cuándo no— la gestión activa

No significa que la gestión activa vaya a desaparecer, sino que se situará donde le corresponde y habrá una gran oferta de gestión indexada o indiciada

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Mientras en Estados Unidos el volumen deproductos indiciados alcanza ya el mismo nivel que el de los fondos de gestión activa y cuando en Europa se aproxima ya al 18%, en España su presencia es puramente testimonial. Los distribuidores —bancos, sociedades y agencias de valores, EAF no independientes, etc.— han creado una barrera de entrada cuyo objetivo es que los inversores se mantengan en el corralito de los fondos de inversión que lo hacen igual o peor que los índices —normalmente peor— pero que cobran comisiones como si los superaran todos los años. A este paso, los españoles van a tener que ir a comprar gestión indexada a Perpignan, como cuando iban a comprar revistas eróticas en los años sesenta. La comparación es triste, pero es totalmente real.

Aún así, tarde o temprano España abandonará el subdesarrollo financiero. No se puede pertenecer a un club —el de una economía de mercado avanzada— y no cumplir la reglas de la competencia que cumplen todos los demás. Ahora bien, que esto ocurra no significa que la gestión activa vaya a desaparecer, sino que se situará donde le corresponde y habrá una gran oferta de gestión indexada o indiciada. Veamos pues cuándo compensa utilizarla y cuándo es mejor utilizar productos indiciados, porque de hecho no es un futurible, ya existen vehículos que permiten utilizar productos indiciados —ETFs incluidos— y rebajar sustancialmente la factura en comisiones sin afectar a la fiscalidad.

Foto: ¿Significa esto que los inversores españoles somos tontos? Foto: iStock Opinión
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Todos los estudios realizados, ya sea en los últimos cinco, diez o veinte años, demuestran que solo entre un 10% y un 25% de los fondos de inversión baten a sus índices de referencia. El resto, la gran mayoría, se queda por detrás. Y ojo: no suelen repetir más de un año, así que de nada sirve invertir en el que lo consiguió el año anterior. En otras palabras: si invierte en la mayoría de activos pagando más del 0,20% o 0,30% anual, más algún tipo de comisión de entrada o corretaje (que es lo que cuesta en el mundo civilizado la gestión indexada) está regalando el dinero. Literalmente, porque no le dan valor alguno por el exceso. Por eso la mitad de las carteras de los inversores norteamericanos y el 18% de la de los europeos está en gestión indiciada.

Pero casi nada es blanco o negro. No les quepa la menor duda de que siempre habrá un determinado tipo de inversiones y activos en los que merecerá la pena contar con un gestor. En primer lugar situaría los productos “long short”, ya sean de retorno absoluto, de renta variable, o de cualquier otro tipo de activo. En realidad, casi todos los fondos de inversión tienen la autorización para cubrirse cuando cae el mercado, lo que pasa es que no lo hacen. Es más cómodo pegarte al índice, cobrar un 2% anual y si cae el mercado decir que los demás también cayeron. Pero según se vaya yendo el dinero hacia la gestión pasiva, el gestor que haga su trabajo, incluido cubrirse o apostar contra el mercado en periodos claramente bajistas, será, creo, muy valorado.

Todos los estudios realizados, ya sea en los últimos cinco, diez o veinte años, demuestran que solo entre un 10% y un 25% de los fondos de inversión baten a sus índices de referencia

Otro apartado de la gestión activa que creo sobrevivirá al tsunami de la gestión indiciada es el de los fondos en los que el gestor tiene invertida toda o buena parte de su patrimonio. Por mi experiencia, resulta especialmente interesante para el inversor moderadamente conservador. Si el gestor se juega su patrimonio tiende a ser cuidadoso, pero trata de maximizar los resultados dentro de la prudencia que aconseja su posición.

Es posible que la inversión temática también se convierta en un sector donde merezca la pena pagar una comisión de gestión. Y digo es posible porque, por ejemplo, en la tecnología o la biotecnología empezó mereciendo la pena y al final ha pasado exactamente lo mismo que en el resto. Los fondos acabaron haciéndolo igual o peor que el Nasdaq o que el Nasdaq de biotecnología. Pero no siempre fue así y hay temas de futuro que probablemente durante cierto tiempo ofrezcan resultados por encima de la media si se encomiendan a un gestor especializado.

Finalmente hay un tipo de gestión en el que los españoles —y también los franceses— somos de los mejores: el retorno absoluto. Ya sé que últimamente no lo han hecho nada bien, pero si miramos en un plazo amplio ha habido fondos españoles y franceses de casas independientes que han conseguido esa rentabilidad de Euribor más uno o dos puntos porcentuales y una baja volatilidad a lo largo de muchos años. Seamos exigentes con esa gestión activa que lleva décadas siendo pasiva y cobrando todos como si fueran Peter Lynch, pero tampoco valoremos a los gestores solo por los años malos.

Mientras en Estados Unidos el volumen deproductos indiciados alcanza ya el mismo nivel que el de los fondos de gestión activa y cuando en Europa se aproxima ya al 18%, en España su presencia es puramente testimonial. Los distribuidores —bancos, sociedades y agencias de valores, EAF no independientes, etc.— han creado una barrera de entrada cuyo objetivo es que los inversores se mantengan en el corralito de los fondos de inversión que lo hacen igual o peor que los índices —normalmente peor— pero que cobran comisiones como si los superaran todos los años. A este paso, los españoles van a tener que ir a comprar gestión indexada a Perpignan, como cuando iban a comprar revistas eróticas en los años sesenta. La comparación es triste, pero es totalmente real.