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Mucha, pero que mucha deuda
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Víctor Alvargonzález

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Mucha, pero que mucha deuda

La economía es como el cuerpo humano. Y no recuerdo un solo medicamento que no tenga un efecto secundario negativo...

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Nada que decir respecto al aumento que va a sufrir el nivel de deuda global para pagar la factura del coronavirus. Lo primero es lo primero y la prioridad es proteger a la población. Del virus y de la miseria económica, a la que llevaría no tratar de compensar con dinero los efectos del parón.

Pero la economía es como el cuerpo humano. No recuerdo un solo medicamento que no tenga un efecto secundario negativo. Sobre todo los que se utilizan para curar enfermedades graves. Y con la deuda ocurre lo mismo: endeudarse hasta las cejas tiene efectos secundarios y tenemos que ser conscientes de ello. Como ciudadanos y como inversores.

No es fácil hacer predicciones sobre virus asesinos híper contagiosos que aparecen cada ciento y pico años, al igual que no es fácil hacer predicciones sobre meteoritos o tsunamis. Pero los asesores financieros tenemos que ser capaces de hacerlas sobre los movimientos de los tipos de interés. Y a mi me cuesta creer que los tipos de interés de los bonos vayan a permanecer en los niveles históricamente bajos en los que están mientras aquí se va a endeudar hasta el Tato. Cualquier Estado que tenga la mínima capacidad de hacerlo va a emitir “corona bonos” - o como quieran llamarlos - a Tutiplén.

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Me dirán que lo de que caería el precio de los bonos ya dije hace unos meses, antes de la crisis del coronavirus. Y les diré que, de hecho, antes de la crisis empezaron a repuntar los tipos de interés y a hacer el precio ante la perspectiva de que hubiera algún tipo de plan de estímulo económico en Europa, estímulo que, como todo lo que hacen los políticos, se paga emitiendo deuda. Pues ahora verán lo que es estímulo.

Al estallar la crisis, el dinero busco inicialmente refugio en los bonos europeos y el tipo de interés volvió a caer, pero, en algún momento, alguien debió de pensar en el estribillo ese de la canción de Joaquín Sabina sobre un atraco que dice algo así como “mucha, mucha, mucha policía” y, pensando en cómo se iba a pagar la factura, convirtió mentalmente el estribillo en “mucha, mucha, mucha deuda”. Y decidió que refugiarse en bonos europeos no era la mejor idea. Luego se fueron dando cuenta otros y según escribo tenemos el tipo de interés del bono alemán a diez años en el - 0,30 % (llegó a ser del - 0,80 %) y el del español en + 0,80% (estuvo en + 0,20%), es decir, ha caído el valor de los fondos de renta fija que invierten en bonos de largo plazo respecto a sus máximos anteriores.

Pero fíjense en algo que yo creo que es muy importante: esta caída de los precios de la deuda europea se produce justo en el momento en el que el Banco Central Europeo está comprando más bonos que nunca. La pregunta es ¿qué pasará cuando la economía europea empiece recobrar la normalidad y el BCE tenga que recoger velas? Porque primero dejará de sujetar los precios con sus compras y luego pasará directamente a reducir su mastodóntica cartera de bonos. ¿Y esto no tendrá efecto alguno sobre el precio de los bonos, cuando el nivel de deuda se habrá multiplicado respecto al ya elevado nivel de deuda anterior? Me cuesta creerlo.

La pregunta es ¿qué pasará cuando la economía europea empiece recobrar la normalidad y el BCE tenga que recoger velas?

Pero al final podría ocurrir que quien pague de verdad el pato de la crisis del coronavirus sean los bonos emergentes. Y mucha gente que tiene fondos de renta fija piensa que todo lo que hay dentro es deuda europea o norteamericana. Y no es así. En la famosa “caza del cupón” que se produjo ante las rentabilidades negativas de los bonos de las economías desarrolladas, muchos fondos de inversión compraron deuda emergente porque tenía cupón positivo.

Los países ricos se pueden permitir endeudarse hasta las cejas porque tienen capacidad de pagar los intereses. Los gobernantes sangran luego a impuestos a los ciudadanos y al final somos más pobres pero pagamos intereses y principal. Y eso los mercados lo saben. Pero cuando el que se endeuda es un país pobre, la cosa se complica. Y si además sus clientes ricos han decidido cerrar temporalmente el negocio, los ingresos por exportaciones del país emergente se reducen dramáticamente. Y si encima gran parte del dinero que deben es en dólares, apaga y vámonos.

Así que los bonos europeos acabarán, en mi opinión, reflejando la montaña de deuda que va a crecer en la Unión Europea y lo reflejarán con ajustes al alza de los tipos de interés. También se notará en los mercados emergentes. Prefiero no pensar cómo. Y, finalmente, nos queda Estados Unidos.

Allí, Larry Kudlow, principal asesor económico del presidente Trump, ya ha dicho que “tonto el último”: que EE.UU tiene que aprovecharse de la demanda de dólares y de la caída de los tipos de interés, al haber sido el bono norteamericano el principal beneficiario del estallido de pánico. Ya ha dejado caer que emitirán “bonos de guerra” o “corona bonos”. Probablemente esa demanda de dólares y la fortaleza de la economía norteamericana haga que los suyos sean los bonos que mejor aguanten el tirón, pero me cuesta creer que sus tipos de interés se mantengan sin cambios.

Nada que decir respecto al aumento que va a sufrir el nivel de deuda global para pagar la factura del coronavirus. Lo primero es lo primero y la prioridad es proteger a la población. Del virus y de la miseria económica, a la que llevaría no tratar de compensar con dinero los efectos del parón.

Tipos de interés Unión Europea Inversores Joaquín Sabina Banco Central Europeo (BCE)