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Fondos de capital privado: de estos polvos vendrán esos lodos
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Víctor Alvargonzález

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Fondos de capital privado: de estos polvos vendrán esos lodos

Como el mercado se ha vuelto muy competitivo y las comisiones de los fondos de inversión se reducen, han decidido promocionar unos fondos que, no solo tienen comisiones altísimas, sino que, además, no se pueden vender cuando uno quiera

Foto: Inversores. (EFE/Justin Lane)
Inversores. (EFE/Justin Lane)

Hay que reconocer que, en lo de hacer de la necesidad virtud, la banca y las sociedades de valores superan al mismísimo Pedro Sánchez.

Como el mercado se ha vuelto muy competitivo y las comisiones de los fondos de inversión se reducen, han decidido promocionar unos fondos que, no solo tienen comisiones altísimas, sino que, además, no se pueden vender cuando uno quiera. Se pueden vender, por supuesto, pero cuando "toque". Y en algunos casos con limitaciones. Así que caros y perfectos para "fidelizar" al cliente, ¿quién dijo crisis? (en las comisiones de gestión): hágase de la necesidad virtud, llegan los fondos de "Private Equity" (Capital Privado).

Vaya por delante que no tengo nada en contra de estos productos, siempre y cuando se le vendan a personas con conocimientos y patrimonio suficiente, que sepan lo que están comprando, cuánto les cobran realmente de comisión y qué pueden esperar en cuanto a resultados y liquidez (disponibilidad del dinero invertido).

La cuestión de la liquidez es importante. Estos fondos invierten en acciones de empresas que, como su nombre indica, son privadas, no cotizan en mercados organizados. Eso significa que para que el fondo genere liquidez para atender reembolsos necesita tiempo. Por eso se establecen espacios de tiempo - a veces muy amplios - para que el cliente pueda reembolsar toda o parte de su inversión. En otras palabras: hay que mirar la letra pequeña.

Si se ofrecen a los inversores adecuados y con la información completa, me parece un producto interesante para la diversificación de una cartera. De hecho, egoístamente, cuanto más fondos de estos haya en el mercado, mejor. Son el producto ideal para el trabajo del asesor financiero independiente. Si vas a invertir en algo así, lo primero que necesitas es una opinión independiente, no la del vendedor. Es más, en muchos países se exige la opinión previa y el visto bueno de un asesor independiente antes de ofrecer estos productos al público en general.

No me preocupa sólo que se puedan vender a personas que no sepan lo que están comprando. También me preocupa cómo se venden. Se les dice que van a comprar el fondo de inversión "de los ricos". Y esto me recuerda a épocas pasadas en las que se vendían determinados productos como si te hicieran un favor. Que entrabas en un club selecto, vaya. Si no podías ser socio de Puerta de Hierro, al menos podías invertir donde invertían los socios. Pero, como forma de ascenso social, no siempre acabó bien.

El argumento de que es un producto "para ricos" permite aplicar comisiones que, en muchos casos, no están justificadas por la rentabilidad. Que debe compararse con la que obtienen los fondos para "pobres" (y esto último lo digo en modo ironía). Tengan en cuenta que, por ejemplo, en los últimos 12 meses, el S&P 500 ha subido un 24%. Y no les digo en los últimos 10 o 20 años. No hay muchos productos de capital privado que superen a los índices en los que invierten “los pobres”. Y los “pobres” pagan un 80 % menos en comisiones. Y tienen liquidez diaria.

La mayoría de los inversores no compran estos productos: se los compran o se los recomiendan

En realidad, la mayoría de los inversores no compran estos productos: se los compran o se los recomiendan. Para las carteras gestionadas o asesoradas por entidades financieras. Desgraciadamente, puede que tenga algo que ver con el hecho de lo mucho que han bajado las comisiones de gestión de los fondos "tradicionales" y, en consecuencia, las comisiones que se cobran por recomendarlos o incluirlos en las carteras gestionadas / asesoradas por asesores y gestores no independientes (que cobran comisión de los productos que recomiendan o incluyen en la cartera gestionada)

Esta situación podría convertirse en el futuro en el paradigma del conflicto de interés entre el asesor/gestor no independiente y el inversor. Mucho me temo que volveremos a ver a inversores minoristas quejándose. En unos casos, por la rentabilidad, en otros por la falta de liquidez. O por ambas cosas a la vez. Ya lo dice el refranero: "de aquellos polvos, estos lodos".

Al menos antes estos "polvos" se acumulaban en las carteras de los grandes patrimonios. Cuando "llovía", el lodo afectaba a un número reducido de clientes y a una parte pequeña de su patrimonio. Ahora, al haberse abierto la mano, y tratándose de un producto tan rentable para las entidades financieras en un entorno de bajas comisiones, la colocación de este tipo de productos está siendo generalizada. Cuando llegue la próxima crisis, no serán quejas puntuales: serán masivas. No será un charco, será un pantano. A ver entonces quien le pone el cascabel al gato.

Hay que reconocer que, en lo de hacer de la necesidad virtud, la banca y las sociedades de valores superan al mismísimo Pedro Sánchez.

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