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Evergrande no es Lehman, pero sí muestra de un modelo económico insostenible
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Alicia García Herrero

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Evergrande no es Lehman, pero sí muestra de un modelo económico insostenible

China se ha atrevido a lidiar con uno de los grandes problemas de su economía: la burbuja de un sector inmobiliario sobredimensionado en un país cuya población decrece

Foto: Sede de Evergrande en Shanghai (China). (Reuters)
Sede de Evergrande en Shanghai (China). (Reuters)

El sector inmobiliario chino siempre se ha caracterizado por sus excesos. Fue la salvación de China durante la crisis financiera global, puesto que contribuyó como ningún otro a que el país alcanzara un crecimiento del 8% en 2008 mientras el mundo, y especialmente Estados Unidos, se venía abajo. Desde entonces no ha hecho más que endeudarse para crecer más rápido y poner más viviendas en el mercado. Las familias chinas, sin apenas oportunidades de inversión debido a los controles de capital férreos que siguen limitando su inversión en el exterior, han encontrado en la vivienda su 'El Dorado', con precios aumentando sin tregua hasta muy recientemente.

Desde 2021, la importante desaceleración de los precios de la vivienda está relacionada con el fuerte escrutinio de las autoridades chinas sobre este sector en aras a limitar su apalancamiento. Así, el regulador chino ha introducido tres 'líneas rojas' que las constructoras chinas no pueden sobrepasar. La triste realidad es que Evergrande sobrepasaba todas las líneas rojas, y con creces, por su enorme apalancamiento (más de 260.000 millones de euros en deuda), escasa liquidez y una enorme dependencia de las pre-ventas de vivienda. Es cierto que el Gobierno chino podría haber forzado una reestructuración de Evergrande antes, pero el inestimable apoyo de las constructoras a la creación de empleo y, por tanto, al crecimiento de China (vapuleado por la guerra comercial con Estados Unidos desde 2019, por no hablar de la pandemia en 2020) no lo ha permitido.

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Solo ahora, con el mantra de la prosperidad compartida que pone por encima una mejor distribución de la renta que el crecimiento, el Gobierno chino se ha atrevido a lidiar con uno de los grandes problemas de la economía china: la burbuja de un sector inmobiliario sobredimensionado en un país cuya población decrece y con aumentos cada vez más moderados de la renta disponible.

Evergrande es la mayor empresa de construcción de China y también la más endeudada. Hace años que se habla de su riesgo sistémico, pero los inversores estaban dispuestos a asumirlo porque las autoridades chinas nunca habrían dejado caer a una empresa de ese tamaño con casi un millón y medio de viviendas por entregar y más de 6.000 proveedores.

La gran pregunta es por qué —siendo tan importante— el Gobierno chino ha permitido que Evergrande no realizara este jueves el pago del cupón de un bono en dólares en el mercado 'offshore' de Hong Kong. La respuesta está justamente en ese cambio de modelo que prioriza la armonía social, un modelo más socialista y menos capitalista al que se dirige China.

Foto: El presidente chino, Xi Jinping. (Reuters)

Cabe aclarar que el retraso en el pago de ese bono en dólares no equivale a una quiebra masiva similar a la de Lehman, con el correspondiente contagio hacia otras constructoras y el sistema financiero chino e, incluso, internacional.

Las autoridades chinas ya han dado señales de que los gobiernos locales se encargarán de financiar la finalización de las viviendas que Evergrande ha dejado pendientes, pero eso no quiere decir que nadie tenga que asumir las consecuencias de una toma de riesgo excesiva y, entre ellos, sin duda estarán los inversores extranjeros. Lo que está pasando, por tanto, no es una crisis puntual y profunda, pero sí un cambio de modelo que llevará a China a invertir y a crecer menos. A veces menos es más, pero costará entenderlo.

*Alicia García Herrero es economista jefa de Natixis para Asia-Pacífico e investigadora sénior en Bruegel.

El sector inmobiliario chino siempre se ha caracterizado por sus excesos. Fue la salvación de China durante la crisis financiera global, puesto que contribuyó como ningún otro a que el país alcanzara un crecimiento del 8% en 2008 mientras el mundo, y especialmente Estados Unidos, se venía abajo. Desde entonces no ha hecho más que endeudarse para crecer más rápido y poner más viviendas en el mercado. Las familias chinas, sin apenas oportunidades de inversión debido a los controles de capital férreos que siguen limitando su inversión en el exterior, han encontrado en la vivienda su 'El Dorado', con precios aumentando sin tregua hasta muy recientemente.

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