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4 de marzo, el día que pudo nacer Santander-CxCaixa
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Alberto Artero

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4 de marzo, el día que pudo nacer Santander-CxCaixa

Se dice, se cuenta, se rumorea en los círculos financieros bien informados de la capital que no hay conflicto entre Gobierno-Fondo de Restructuración Ordenada Bancaria, por

Se dice, se cuenta, se rumorea en los círculos financieros bien informados de la capital que no hay conflicto entre Gobierno-Fondo de Restructuración Ordenada Bancaria, por un lado, y Banco de España, por otro, como comentábamos en Valor Añadido hace unos días; entre otras cosas –se dice, se cuenta, se rumorea– porque el supervisor hace tiempo que dejó de jugar un papel. "Habla con alguno de los rebotados de ahí, y verás", me dicen, me cuentan, me rumorean.

Y como servidor es obediente tira de agenda y se va a beber de una fuente donde confirmar tantos dimes, diretes y demás rumorología varia. Y lo que le llega no es sino la dolorosa confirmación de esa percepción colectiva de irrelevancia del banco central, aderezada con buenas dosis de cabreo sideral sobre cómo se han llevado las cosas hasta ahora y, sobre todo, acerca de cómo los que han complicado determinados procesos hasta el infinito son ahora los que se apuntan las medallas del éxito de una reforma financiera, cuando menos, incompleta.

En efecto, no tarda en ponerse encima de la mesa lo pendiente, especialmente los procesos alrededor de NCG y CatalunyaCaixa. Y, puesto que el proceso sobre la entidad gallega parece despertar interés y estar encarrilado hoy en día, a falta del desenlace final, todo el foco crítico se centra en la gestión de la privatización de la antigua caja aún catalana.

Salen sapos y culebras de la boca de mi interlocutor que no dejan en muy buen lugar ni al FROB, ni al secretario de Estado de Economía ni, por elevación, al ministro Luis de Guindos. Agárrense que vienen curvas.

Por ejemplo, me dice, me cuenta y me afirma que es certeza y no rumor que en mitad de la segunda subasta, que tuvo lugar entre diciembre de 2012 y el primer trimestre de este año, los gestores de la firma se quejaron de una presión excesiva por parte del Ejecutivo –llamadas imperativas incluidas– para sustituir a dos de sus consejeros independientes y dar entrada tanto a un ex-Lehman ("¿recuerdas quién fue presidente de ese banco de inversión en España?"), Manuel Garí, como a una persona de amplios méritos académicos pero próxima a la Fundación de José María Aznar, FAES, Juan Corona. Desde el BdE siempre se consideró que el proceso de head hunting, aparte de innecesario por perturbador en el momento ‘procesal’ en que la venta se encontraba, había sido convenientemente dirigido, visto el desenlace final.

Glaps.

No sólo eso. Me insiste, me reafirma y me asegura que sí que hubo compradores para CatalunyaCaixa en la fecha límite para la adjudicación, el primer día de marzo de 2013, viernes. De hecho, Popular presentó una oferta lejana a los 1.000 millones de euros de ingresos para las arcas del Estado que desde Economía se había trasladado al mercado como objetivo de la colocación, globo sonda pinchado antes de volar. No ponía un duro, cierto, pero tampoco pedía esquema de protección de activos. De lo malo, casi lo único. Sin embargo, en el Gobierno y en el propio supervisor preocupaba la situación de la firma presidida por Ángel Ron y se decidió no tener en cuenta su candidatura. Un fiasco que, si se podía, había que evitar.

De inmediato se activó un plan B que involucraba al clásico primo de Zumosol de la banca española: el Santander. Ese mismo fin de semana hubo reuniones al más alto nivel entre directivos de la sociedad de origen cántabro y altos cargos de la institución en una sede, la de Cibeles, envuelta en el inusual trajín de los días clave para el futuro del sistema. Pero, me dicen, me cuentan, me rumorean que, como quien estaba en la silla era la gente de Linde y no alguien con los arrestos de Mariano Rubio, todo se quedó en nada. Tito Botín exigió una compensación exigua –en comparación con lo que ha venido después– de algo más 1.000 millones de euros, mientras que, la otra parte, obligada por quien mandaba, se mantuvo inflexible. Sin el caramelo de la ayuda pública, este dulce era demasiado amargo para tomarlo. Incluso para el primer banco de este país.

De los barros de la cabezonería y de la falta de perspectiva, comenta el ex del Banco de España, vienen ahora los lodos de CxCaixa, un problema que mal arreglo tiene más allá de su liquidación a la mayor brevedad posible ante la pérdida acelerada de talento, el deterioro sistemático de la franquicia y los problemas estructurales de capital. "¿Quién arregla este desaguisado?", apostilla. "No cuentes con el gobernador y su gente. Efectivamente", remata, "las concesiones políticas nos han convertido en irrelevantes. Tienen razón quienes así te lo dicen. Hemos perdido todo el crédito y el proceso de centralización en el BCE servirá para disimular lo que es un desastre en toda regla. Hasta para eso van a tener suerte estos inútiles".

Se dice, se cuenta, se rumorea.

Sin comentarios.

Se dice, se cuenta, se rumorea en los círculos financieros bien informados de la capital que no hay conflicto entre Gobierno-Fondo de Restructuración Ordenada Bancaria, por un lado, y Banco de España, por otro, como comentábamos en Valor Añadido hace unos días; entre otras cosas –se dice, se cuenta, se rumorea– porque el supervisor hace tiempo que dejó de jugar un papel. "Habla con alguno de los rebotados de ahí, y verás", me dicen, me cuentan, me rumorean.

FROB Santander