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El mercado entra en una nueva fase: el foco empieza a alejarse de la pandemia
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Ángel Blanco

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El mercado entra en una nueva fase: el foco empieza a alejarse de la pandemia

¿Puede haber una cuarta? Seguramente sí, al igual que nuevas cepas, aumentos puntuales… Contemos con ello. Toca cumplir expectativas a corto y crearlas a largo

Foto: Un 'trader' en la Bolsa de Nueva York. (Reuters)
Un 'trader' en la Bolsa de Nueva York. (Reuters)
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Las dudas del arranque del año, así como los erráticos movimientos del mes, parecen haber quedado despejados, al menos en la última semana, ante unos resultados mejores de lo esperado, unos positivos datos macroeconómicos, y la sensación de techo en la evolución de la pandemia. Todo, unido a un proceso de vacunación que sigue progresando favorablemente (en unas zonas mejor que otras...). La esperanza es que el proceso de vacunación nos lleve a una normalización en el medio plazo, pero previamente a un momento de relativa estabilidad que limite la volatilidad de las exceptivas.

Lógicamente, el riesgo estaría en una mayor incertidumbre respecto al crecimiento, no solo por su efecto en el corto plazo, sino por la dificultad de recuperación para determinados sectores y empresas tras periodos prolongados de baja actividad. Es una lucha contra el tiempo en el que los puentes siguen siendo un soporte para la economía como conjunto, pero con efectos estructurales en una parte importante del tejido empresarial cuyo riesgo, lógicamente, hay que descontar.

Si bien no podemos hablar aún de un control real sobre la tercera ola, sí es cierto que los últimos datos apuntan a un relativo optimismo. ¿Puede haber una cuarta? Seguramente sí, al igual que nuevas cepas, aumentos puntuales… Contemos con ello. Pero no es menos cierto que la tendencia debería ser a un mayor control y una menor necesidad de medidas radicales, menos aún cuando los niveles de vacunación aumenten. El escenario base debe ser de relativa normalización sin tener claro, y por tanto no pudiendo descontar, la normalidad, pero si la tendencia es la misma.

Foto: iStock Opinión

Los riesgos existen y la volatilidad va a seguir siendo elevada. Sí es muy destacable cómo los descensos de las últimas semanas, que podían haber dado lugar a una caída significativa, especialmente tras las fuertes subidas desde el pasado mes de noviembre, han quedado limitados a una corrección y posterior recuperación, con el S&P 500 alcanzando nuevos máximos en la sesión del jueves. Los motivos pueden ser muy diferentes, quizá el 'driver' de los resultados haya sido suficiente, la estabilidad de los datos macro o, la falta de alternativas de inversión, lo que determina cotizar con prima. Lo cierto es que el riesgo se ha percibido menor porque las posibilidades de desviación son inferiores.

Reitero que con esto no quiero decir que la valoración sea atractiva, estamos en mercados sumamente intervenidos y cualquier brecha de confianza puede determinar caídas bruscas. Lo que quiero destacar es un cambio en el patrón que ha seguido el mercado desde el pasado mes de marzo, con fuertes ascensos y descensos provocados por falta de visibilidad en momentos concretos. La normalización de la serie es sin duda una positiva noticia.

Entramos en una fase, no exenta de riesgos, en la que deberíamos empezar a depender más de las expectativas de implementación de políticas fiscales y la evolución del crecimiento y la inversión, que no de la evolución de la pandemia. Convivirán durante tiempo, pero el foco está cambiando, ahora toca cumplir expectativas a corto y crearlas a largo.

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Las dudas del arranque del año, así como los erráticos movimientos del mes, parecen haber quedado despejados, al menos en la última semana, ante unos resultados mejores de lo esperado, unos positivos datos macroeconómicos, y la sensación de techo en la evolución de la pandemia. Todo, unido a un proceso de vacunación que sigue progresando favorablemente (en unas zonas mejor que otras...). La esperanza es que el proceso de vacunación nos lleve a una normalización en el medio plazo, pero previamente a un momento de relativa estabilidad que limite la volatilidad de las exceptivas.

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