Adiós a la fábrica de Nissan en Zona Franca

Finalmente la representación sindical de la fábrica de Nissan en Zona Franca no ha firmado el acuerdo de competitividad y por ello la marca japonesa ha decidido romper las negociaciones para la producción de un nuevo modelo en la factoría catalana.

Y con ello también se firma una muerte lenta de la fábrica que poco a poco irá despidiendo a sus empleados hasta cerrar sus puertas en un plazo máximo de ocho años, cuando lleguen a su fin de ciclo los modelos actuales.  Este acuerdo de competitividad incluía varias cláusulas conflictivas que en los últimos meses se han estado negociando entre la empresa y los sindicatos.

Antes de final de año las negociaciones ya se rompieron temporalmente ante la imposibilidad de que la representación de los trabajadores aceptara la doble escala salarial, una para los trabajadores actuales y otra, más baja, para los nuevos empleados que fueran a incorporarse a la factoría. Una cláusula que han aceptado el resto de fábricas españolas.

Con ello, la representación sindical ha conseguido el cierre de la factoría de Nissan en Barcelona en un plazo máximo de ocho años. Y lo más curioso es que el sindicato que tiene el 50% de los delegados sindicales, USO, ha dicho que sí desde el principio a firmar el citado acuerdo de competitividad.

Lo que más me sorprende es el poder, casi divino, que tienen los sindicatos, a  los que los trabajadores, que en su inmensa mayoría no están afiliados, entregan un voto en blanco para que hasta que haya unas nuevas elecciones sindicales decidan por ellos como si fueran sus dueños.

Yo no sé, sinceramente, si el acuerdo es bueno o es malo para Nissan o para los trabajadores de la factoría y de toda la región en la que se encuentra ubicada la factoría. En cualquier caso no es mi futuro el que está en juego, pero ante una decisión tan importante como esta para los cerca de 4.000 trabajadores debería haber algún mecanismo que permita a los trabajadores decidir por sí mismos.

Una medida que se podría tomar sería la de convocar un referendum entre todos los trabajadores y que sea la mayoría de empleados la que decidida libremente sobre su futuro, y no 16 personas, 7 de UGT y 9 de CCOO de los que cuatro son liberados sindicales, los que tomen la decisión sobre el futuro. Pero según la legislación actual, para que ese referendum sea efectivo tienen  que convocarlo los sindicatos y ni UGT ni CCOO parecen tener intención de hacerlo.

Con un referéndum,  serían los trabajadores los que tomarían una decisión importante sobre su futuro, y si se equivocan serían los propios trabajadores los que cometerían el error. Yo no sé si los delegados sindicales son conscientes de la responsabilidad que tienen, de que con su decisión se juegan el futuro de cuatro mil familias.

Un empleado de la factoría que en este momento tenga cuarenta años, por mucho que sea de UGT o de CCOO, tiene que pensar que en un máximo de diez años va a estar en el paro, y que tendrá muy difícil que otra empresa de la zona le contrate para fabricar coches.

Cuando se prepara un plan industrial tan importante como este de la factoría de Nissan en Zona Franca, la empresa analiza durante meses todos y cada uno de los parámetros que afectan a dicho plan. Y además de hacer sus cuentas para la planta de Barcelona, tienen previstas varias alternativas con sus correspondientes costes, con sus aspectos positivos y negativos. Se analiza hasta el último céntimo y estos estudios los hacen profesionales con una gran experiencia. 

En el otro lado de la mesa de negociación se sientan los miembros del Comité de empresa, en representación de los trabajadores, que en base a sus propios criterios deciden si las propuestas son buenas o malas para los trabajadores. Y firman o no firman los posibles acuerdos.

Quizá los sindicatos no han firmado porque están convencidos de que Nissan no tiene una alternativa a la factoría de Zona Franca y finalmente aceptará la postura de los trabajadores de Nissan. Pero si es así, están muy equivocados.

Mientras los sindicatos de Nissan en Zona Franca no se han movido en sus posturas en contra del acuerdo de competitividad, una representación sindical de Renault se ha reunido con el ministro francés de industria la pasada semana para implementar nuevas medidas de competitividad para tratar de evitar que se destruyan 7.500 empleos en sus factorías en 2013. ¿Y cómo lo van a hacer?  Pues simplemente fabricando el coche que los sindicatos de Zona Franca no parecen interesados en producir, entre otros proyectos.

Los mil puestos de trabajo directos que se iban a crear en Barcelona, y el mantenimiento del empleo actual con una factoría puesta al día, se irán ahora a Francia porque sus sindicatos, aunque protegiendo los derechos de sus trabajadores, tienen muy claro que hay que aceptar algunas cláusulas a cambio de asegurar el trabajo para el futuro. Máxime cuando la situación actual es que Europa tiene al menos un 20% de sobrecapacidad de producción de coches.