Es noticia
Soluciones europeas para el sector del automóvil
  1. Motor
  2. Automaníacos
Carlos Cancela

Automaníacos

Por
Carlos Cancela

Soluciones europeas para el sector del automóvil

El sector del automóvil es una gran industria que mueve billones de euros a nivel mundial y que representa millones de puestos de trabajo en todo

El sector del automóvil es una gran industria que mueve billones de euros a nivel mundial y que representa millones de puestos de trabajo en todo el mundo. Además, supone un medio de transporte incuestionable en cualquier región del planeta. Pero es un sector aquejado de graves problemas, que deben ser estudiados y solucionados en parte por los gobiernos, como máximos representantes de los ciudadanos.

Hace unos años, la industria automovilística norteamericana atravesaba una grave situación y sus tres grandes fabricantes, General Motors, Ford y Chrysler, estaban de una forma u otra al borde de la quiebra. Entonces, el Gobierno de Barack Obama puso en marcha un ambicioso plan de reestructuración, aprobó créditos multimillonarios del Gobierno para apoyar esta industria considerada vital para el futuro de Estados Unidos. Pero les impuso también muchas restricciones. Y el resultado ha sido espectacular, las marcas que recibieron ese dinero ya han devuelto hasta el último dólar de estas partidas y ven como sus ventas crecen nuevamente.

Ahora, los problemas en el sector de automoción están en Europa. El mercado europeo lleva años a la baja, con los principales mercados del continente reduciendo sus ventas pero con Alemania a la cabeza en los descensos.

La razón es que unas ventas de 700.000 coches al año en España significan que la edad media del parque está ya en 10  años y sigue subiendo. Un coche con más de diez años contamina como mínimo un 30% más que uno actual. Y si hablamos de seguridad, por ejemplo, puede que no tenga ni ESP, algo obligatorio actualmente en todos los coches, y que los airbags que lleva en su interior no funcionen correctamente. Pero sobre todo, si hablamos de seguridad activa, de cómo funcionan realmente los coches en la carretera, no hay ni punto de comparación entre un coche actual y uno con quince años encima, por ejemplo.

Por ello, ha llegado el momento de que se tomen medidas desde Europa. La Comunidad Europea ha sido durante años un bastión para la industria del motor. Las normativas en materia de contaminación han permitido que los coches de todo el mundo (y no solo los europeos) consuman y contaminen mucho menos cada año. Pero son las restricciones que obligan las normativas Euro 4, o 5, o la Euro 6 que entrará en vigor en septiembre de 2014, las que lo hacen posible.

Cuando la Comisión Europea hace obligatorio el ESP en todos los coches que se venden en Europa, está dando un paso de gigante para mejorar la seguridad en las carreteras, pero esto supone un sobreprecio del coche. Esto, en otros tiempos de bonanza económica se podría asumir por parte de los compradores, pero en estos momentos no se puede.

La pregunta que yo me hago en este momento es si merece la pena que los nuevos modelos que se vendan a partir de septiembre de 2014 cumplan la estricta normativa Euro 6, pero que se vendan muchos menos coches y que por contra haya más coches viejos circulando por la calle contaminando según la normativa Euro 4, por ejemplo.

El Gobierno Obama tomó una decisión arriesgada pero acertó, y la situación ha mejorado mucho para el mercado norteamericano. Ahora toca que la Unión Europea se meta a fondo a analizar el problema del automóvil en Europa y tome soluciones. España, de momento, ha salido bastante bien parada en el tema industrial, porque hay nuevos proyectos en marcha, pero Europa sufre cada día nuevos recortes en producción de automóviles, hay sobrecapacidad productiva,  las plantas francesas son cada vez menos competitivas, o las belgas, y están cerrando.

La deslocalización de las plantas europeas es un grave problema, que como les decía de momento no está afectando mucho a España, pero que está ahí latente. Si Marruecos, o Turquía o Hungría siguen creciendo en factorías de producción de automóviles, las del resto de Europa se irán perdiendo. Y las españolas también sufrirán.

Estamos en un momento clave para apoyar a la industria europea del automóvil en unos momentos muy delicados. Las filiales europeas de General Motors y Ford están en una situación delicada por sus escasas ventas, mientras que sus casas matrices viven una buena situación económica. El grupo francés PSA, que engloba a Peugeot y Citroën, también vive una situación muy difícil por sus ventas. Y también el grupo Fiat está en una situación de mínimos en Europa.

El automóvil en Europa necesita ayuda. Por un lado hay que relanzar las ventas en España, en Francia, Alemania e Italia. Unas ventas que suponen un importante aporte de impuestos a las arcas de los distintos países, a través del IVA, el impuesto de circulación, el impuesto de matriculación y, sobre todo, los impuestos de las gasolinas.

Pero sobre todo necesita ayuda en el plan industrial. Hay que tomar medidas concretas de apoyo por parte de la Unión Europea o por parte de los gobiernos para relanzar una industria muy importante a nivel mundial. Aunque solo sea por un tiempo, los gobiernos se deben olvidar de que el automóvil es únicamente una fuente de recaudación de impuestos. Hay que tomar medidas y por ejemplo, si se rebaja un poco la presión impositiva y a cambio se pueden vender y usar unos coches más limpios, y más seguros, quizá merezca la pena. Ahorraremos en víctimas del tráfico y en contaminación en nuestras ciudades. 

El sector del automóvil es una gran industria que mueve billones de euros a nivel mundial y que representa millones de puestos de trabajo en todo el mundo. Además, supone un medio de transporte incuestionable en cualquier región del planeta. Pero es un sector aquejado de graves problemas, que deben ser estudiados y solucionados en parte por los gobiernos, como máximos representantes de los ciudadanos.