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La solución a la siniestralidad no es la conducción autónoma, de momento
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Carlos Cancela

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Carlos Cancela

La solución a la siniestralidad no es la conducción autónoma, de momento

La siniestralidad en las carreteras es una de las principales causas de muerte en estos momentos en el mundo. Nada menos que 1,2 millones de personas

Foto: Falta mucho para la conducción autónoma en todos los coches
Falta mucho para la conducción autónoma en todos los coches

La siniestralidad en las carreteras es una de las principales causas de muerte en estos momentos en el mundo. Nada menos que 1,2 millones de personas mueren cada año como consecuencia de los accidentes de tráfico. Son muchas las causas, distracciones, mal estado de las carreteras, mala señalización. Pero por encima de todo el factor determinante en los accidentes, siempre, es el error humano.

Una distracción, quedarse dormidos, interpretar mal una curva o dudar en una situación de riesgo pueden provocar un accidente. Este tipo de situaciones es difícil de evitar. Pero poco a poco, en la sociedad más avanzada, los problemas de la siniestralidad vial se centran cada día más en actitudes de gran riesgo frente al tráfico. Son casos que casi no se deberían calificar de accidentes. Y me refiero, básicamente, a la conducción bajo los efectos del alcohol y las drogas y al uso del móvil.

Del consumo de alcohol no hay más que ver las últimas noticias de tráfico, los atropellos a ciclistas que en todos los últimos casos han sido provocados por conductores borrachos o drogados, que volvían de fiesta. El Gobierno está poniendo en marcha nuevas medidas para tratar de reducir estas situaciones tan peligrosas. Pero debe ser la sociedad en su conjunto la que responsa a esta verdadera lacra social.

Si una persona decide emborracharse o drogarse, pues es muy libre de hacerlo, pero siempre y cuando no haga daño a los demás, no ponga en peligro la vida de los otros. Pero si una persona se toma tres o cuatro cervezas o dos gin-tonic y luego se sienta al volante, entonces está creando un peligro para todos los usuarios de la carretera, además de cometer un delito.

Coche autónomo

Se habla cada día más del coche autónomo, el que nos llevará a casa sin que tengamos que hacer nada en el coche, lo que aumentará notablemente la seguridad en los desplazamientos. Pero ojo, queda mucho tiempo para que eso llegue. Y si no hacemos algo de manera urgente morirán muchos miles de personas en España por la trágica costumbre de conducir tras beber alcohol y de ir “tuiteando” mientras se conduce, antes de que llegue la conducción autónoma.

Mercedes ha empezado a fabricar su nuevo Clase S, un vehículo que al salir de la cadena de montaje se conduce solo hasta salir de la fábrica. Pero no solo los coches de lujo, como el Clase S o como el Audi A8 que se lanzará en octubre, ofrecerán conducción autónoma.

Ford anunciaba hace unos meses que en 2021 tendría a la venta un vehículo sin volante ni pedales, un coche 100% autónomo. Nissan va a lanzar en septiembre un nuevo Leaf eléctrico que en parte ofrece conducción autónoma. Y el resto de fabricantes trabajan en ello… pero queda mucho camino todavía hasta que el coche autónomo sea una realidad en el día a día.

En estos momentos hay una gran tendencia por parte de los medios de comunicación para adelantar los plazos de las nuevas tecnologías, tanto del coche autónomo como del eléctrico. Pero una cosa es que una marca lance un coche que lo ofrece y otra cosa muy distinta es que realmente se venda y que funcione a diario.

Los coches ya tienen muchos elementos que facilitan la conducción más relajada, aunque todavía no se puede hablar de conducción autónoma. Por ejemplo, el asistente en atascos o el control de crucero adaptativo. Muchos coches ya ofrecen un sistema que al detectar una señal de limitación de velocidad permite ajustar esa velocidad automáticamente como límite. Otra buena idea, al menos en teoría.

La realidad es que esto no sirve, al menos en España, para nada más que para arriesgar aún más la vida. Hay que desconectarlo si se quiere viajar con seguridad. Hace un par de semanas hice un viaje con un todocamino moderno equipado con los últimos avances y entre ellos este sistema.

En las carreteras españolas no se puede circular con un coche con el detector de señales y con el límite de velocidad activado, porque las carreteras están llenas de señales, muchas más de las necesarias. Algunas han quedado olvidadas de antiguas obras y otras son señales de las que absolutamente nadie hace caso. Pero cuando el vehículo detecta una señal, lo que hace es frenar para cumplir con ese límite. Entonces estaremos creando un grave peligro en la carretera porque nadie se espera que al llegar a un límite de 80 km/h alguien cumpla con ese límite.

Fuertes inversiones

La conducción autónoma requiere una fuerte inversión en infraestructuras. Por ello, algunos países, como Estados Unidos o Alemania, donde se valora muy positivamente el coche y su utilización como medio de transporte, harán esas inversiones. Pero en España no se van a hacer, y habrá que esperar muchos años hasta que el coche del futuro, el vehículo limpio y autónomo sea una realidad.

No podemos pensar en que el coche autónomo nos va a solucionar todos los problemas del tráfico, de los atascos y sobre todo de la siniestralidad. Debemos hacernos a la idea de que nos quedan muchos años de seguir sentados al volante y, si esto es una realidad, más vale hacerlo sin consumir alcohol o drogas, y sin utilizar el móvil mientras vamos conduciendo.

La única manera de ir seguro en una carretera es llevar toda la atención puesta en la conducción y que los demás hagan exactamente lo mismo. De lo contrario, más de mil muertos cada año en las carreteras españolas, y subiendo….

La siniestralidad en las carreteras es una de las principales causas de muerte en estos momentos en el mundo. Nada menos que 1,2 millones de personas mueren cada año como consecuencia de los accidentes de tráfico. Son muchas las causas, distracciones, mal estado de las carreteras, mala señalización. Pero por encima de todo el factor determinante en los accidentes, siempre, es el error humano.