La recuperación del automóvil tras las turbulencias por los cambios normativos

Los meses de agosto y septiembre han sido malos para la producción de automóviles como consecuencia de la caída de las ventas en España y Europa. Una de las causas de este descenso está en los problemas en las propias fábricas ante la llegada de nuevos protocolos de homologación, como el ciclo WLTP, que incluye pruebas en conducción real, y también a la caída de la demanda de los vehículos diésel en favor de los de gasolina. Pero tras dos meses malos, nuevamente en octubre las cifras hablan de un crecimiento de la producción y de la exportación, según los datos facilitados por la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (ANFAC).

La industria del automóvil es una de las piezas claves del sector industrial español y representa un 10% del PIB. Por ello, cualquier oscilación de la producción y la exportación supone un grave problema para la economía. En los meses pasados, varias fábricas instaladas en España tuvieron que parar su producción por la reducción de la demanda y por la ausencia de motores de gasolina. No hay que olvidar que más del 80 % de los vehículos que se fabrican en España se exporta a otros mercados. Además, los principales receptores de estos vehículos 'españoles' son los países de nuestro entorno europeo. Y ese mercado estaba muy débil.

El final del verano trajo el cambio de la homologación de los vehículos, del ciclo NEDC al nuevo WLTP, que se aplica desde el 1 de septiembre. Este cambio normativo ha obligado a las marcas de coches a volver a homologar todos y cada uno de sus modelos. Mientras que algunas lo han hecho con mucha anticipación, y sin problemas, a algunas de las más importantes instaladas en España les ha pillado el toro. Y si a ello unimos las continuas campañas de desacreditación del diésel en España y en otros países europeos, tenemos las claves del descenso de las ventas. Y con ello también las bajas cifras de producción y exportación.

Las soluciones no han tardado en llegar, y pese al cierre de algunas fábricas durante unos días por falta de piezas y por la baja demanda, nuevamente en octubre se ha logrado aumentar la producción y volver a la tendencia de los últimos años, En octubre se fabricaron un 1,7 % más vehículos que en el mismo mes de 2017. Y eso a pesar de la debilidad de los mercados europeos, que todavía sufren por el cambio normativo. La exportación creció casi en la misma proporción, un 1,5 %, lo que permite recuperar la senda de constante crecimiento de los últimos años que solo se ha visto parada durante los meses de agosto y septiembre. En este sentido, las empresas que gestionan las fábricas españolas han sabido buscar alternativas para exportar sus coches a nuevos destinos, ante un mercado europeo todavía un poco débil pero que apunta a una vuelta al crecimiento.

La salud del sector industrial del automóvil es buena porque en lo que va de año se han fabricado 2.416.296 vehículos, un 1,7 % más que en 2017

Aumentan las exportaciones

En cualquier caso la salud del sector industrial español del automóvil es buena porque en lo que va de año se han fabricado 2.416.296 vehículos, lo que supone un crecimiento del 1,7 % con respecto a los datos del año pasado. Y si analizamos las exportaciones, tras los diez primeros meses del año han salido de nuestras fronteras 1.973.204 vehículos, lo que supone un crecimiento del 2%.

Pero lo más importante es que tanto en el caso de la producción como el de la exportación, España ha vuelto a la senda del crecimiento. Este sector industrial se muestra fuerte de cara a los nuevos retos del automóvil, a la electrificación y a la llegada de versiones alternativas para los próximos meses, con hasta 17 modelos nuevos modelos ya asignados a las factorías españolas.

Solo falta el apoyo decidido del Gobierno y de otras instituciones, como los ayuntamientos. No ayudan nada a la mejora de la producción, al aumento del empleo del sector, los constantes anuncios en contra del automóvil, hechos fuera de contexto y de una manera absolutamente innecesaria y sin conocimiento. El anuncio de prohibir la venta de los vehículos que no sean eléctricos no tiene ningún sentido, no aporta nada más que dudas de los consumidores y nuevos problemas para este sector industrial. Como tampoco ayudan las campañas contra el automóvil de los ayuntamientos controlados por la izquierda, como los de Madrid y Barcelona.