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Luca de Meo y su futuro lleno de obstáculos en Renault
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Carlos Cancela

Luca de Meo y su futuro lleno de obstáculos en Renault

El ejecutivo italiano, expresidente de Seat, tomará el mando de una compañía en la que se mezclan los intereses de los gobiernos de Francia y Japón

Foto: Luca de Meo en una imagen de archivo antes de su salida de Seat. (Reuters)
Luca de Meo en una imagen de archivo antes de su salida de Seat. (Reuters)

En última semana del mes de enero, coincidiendo con la presentación del nuevo Seat León, se anunció el fichaje de Luca de Meo como presidente del grupo Renault, con fecha efectiva en julio de este año. Con ello, el ejecutivo cerraba su brillante etapa como presidente de Seat.

Atrás quedaba una buena época, de cinco años, tanto para la marca española como para el ejecutivo italiano, que lograron en este tiempo un éxito indudable. Ahora cada una de las partes debe afrontar un nuevo futuro. Por un lado, Seat es una marca muy fuerte, mucho más de lo que lo era antes de la llegada a Luca de Meo a su presidencia, y con unos pilares muy bien puestos de futuro. La electrificación, la creación de la marca Cupra y la nueva movilidad, todo ello con un equipo muy bien cohesionado. Todo pinta muy bien para el futuro de la marca española.

En el otro lado de la balanza está la situación de Luca de Meo. Es un ejecutivo excepcional, uno de los mejores a nivel mundial y quizá el único capaz de sustituir a una persona insustituible como ha sido Carlos Goshn. Su gran visión de futuro, la capacidad de formar un gran equipo, que mire siempre por el bien de la empresa y la puesta en marcha de nuevos y ambiciosos proyectos son sus claves.

Pero el camino que va a tener De Meo a partir de ahora no va a ser sencillo. En su etapa en el Grupo Volkswagen le tocó torear con políticos en muchos momentos. No hay que olvidar que el Gobierno de Baja Sajonia es uno de los principales accionistas del grupo alemán. El tema es que esos políticos alemanes tienen por encima de todo una visión empresarial y su único objetivo siempre ha sido el de conseguir la mejor posición de Volkswagen.

Luca de Meo dirigirá una empresa controlada permanentemente por el presidente de Francia y el de Japón, que tienen intereses diferentes

Políticos

El trabajo que tiene ahora De Meo es muy diferente. No va a tener delante a unos políticos que quieren el bien de la empresa a la que representan. Van a querer réditos políticos en forma de votos en las elecciones o de presiones para conseguir otros objetivos. Y lo peor es que esos son los objetivos de Renault, una empresa francesa, pero cuando llegue a la presidencia de la alianza Renault-Nissan tendrá que compatibilizar los intereses del gobierno de turno de Francia, en este caso con Emmanuel Macron al frente, con los del gobierno japonés, muy diferentes en todos los sentidos.

Hasta ahora Luca ha sido un ejecutivo ejemplar en la manera de llevar la empresa, metida en una competencia directa con otras compañías. Sin embargo, a partir de ahora su objetivo será el de tratar de llevar una empresa controlada permanentemente por un presidente de Francia y por un presidente de Japón con intereses muy diferentes en todo. Y también tendrá que llevar la riendas de un grupo en el que las dos terceras partes de la producción corresponden a una empresa japonesa, Nissan y Mitsubishi, y solo una tercera parte a una compañía francesa.

Luca es un ejecutivo excepcional, con el que he tenido ocasión de hablar en muchas ocasiones y que tiene las ideas muy claras. Pero estoy seguro que a partir de ahora, cuando tome las riendas de la marca Renault, y más tarde cuando se haga responsable de la alianza Renault Nissan, tendrá que usar mucha mano izquierda para no herir los egos de los políticos de cada país.

Y tendrá que levantar una situación que resulta muy complicada para sus compañías en los mercados, con el problema de la grave revolución a la que se enfrenta el sector, los cambios de forma de utilizar el automóvil, el coche eléctrico, la conectividad, el coche compartido y la nueva micromovilidad que llega para quedarse. Y también a los cambios reglamentarios que afectan a la industria del automóvil que necesita.

Foto: Logos de Nissan y Renault. (Reuters)

Además, De Meo llega a Renault en un mal momento para la compañía. En 2019 la marca del rombo redujo un 10,2% sus ventas en España, lo que se añade a otro 5,2% de reducción en 2018. Por su parte, Nissan no vive un momento mucho mejor, con una caída de sus ventas en 2019 de un 17%, mientras que en 2018 se mantuvo estable frente a los datos de 2017.

Si hay una persona capaz de levantar una situación tan complicada como esta, sin duda esa persona se llama Luca de Meo. Pero tendrá que emplearse a fondo, crear un nuevo equipo partiendo de cero y tendrá que ponerse las pilas a tope.

Antes hablábamos de una compañía de 350.000 coches, con sus problemas, como Seat. Renault vende 3,5 millones de unidades cada año, y si nos referimos a la alianza Renault-Nissan, entonces hablamos de más de 10 millones de coches fabricados y vendidos en todo el mundo cada año. Y eso, aunque sea Luca de Meo, son palabras mayores. Sin duda el italiano se ha planteado un gran reto, y por ello le deseo lo mejor desde aquí, pero no va a ser un camino de rosas.

En última semana del mes de enero, coincidiendo con la presentación del nuevo Seat León, se anunció el fichaje de Luca de Meo como presidente del grupo Renault, con fecha efectiva en julio de este año. Con ello, el ejecutivo cerraba su brillante etapa como presidente de Seat.

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