El ambicioso plan de un Gobierno que solo piensa en el futuro

El de España es un gobierno de futuro, que piensa y decide lo que se va a hacer en el futuro, pero en realidad hacer de verdad, en el día a día, hace poco. El ingreso mínimo vital, una solución urgente para la pandemia, solo llega, tras tres meses de su puesta en marcha, a menos del 1 % de los peticionarios. El plan de ayudas a la compra de coches todavía no está operativo y no se podrán cobrar las primeras ayudas hasta al menos final de año. En dos semanas comienza el curso escolar, pero todavía no se han tomado las medidas necesarias. Se ha agotado el stock de "remdesivir", necesario para curar a los enfermos del coronavirus. .

Me estoy metiendo en lo que no me importa. En realidad yo quiero hablarles del hidrógeno y del ambicioso plan que tiene el Gobierno de Pedro Sánchez para implementar su uso en España. Pero es un plan, una hoja de ruta le llaman, como el plan de calidad del aire. Un proyecto a futuro que marca los diferentes pasos que deberán seguir los siguientes gobiernos de España. Pero en esta hoja de ruta no se fijan los pasos concretos que va a dar España desde ahora y en los próximos dos o tres años en estos campos.

La Hoja de Ruta del Hidrógeno demuestra perfectamente la manera de actuar de nuestro gobierno. Un ambicioso plan para el desarrollo del hidrógeno dotado con 25.000 millones de euros, pero que tiene un truco, es un plan de inversiones hasta el 2050. Es decir, que es un plan que van a hacer las empresas o los sucesivos gobiernos en los próximos treinta años.

El Gobierno de Pedro Sánchez tomó posesión en enero de 2020, por lo que le quedan tres años y medio de legislatura, si no termina antes. En este plazo, el "ambicioso" plan para el hidrógeno supone una inversión de 25 millones de euros, que no empezarán a estar operativos, si llegan a estarlo, hasta el 2021.

Alemania

¿Saben cuánto dinero va a invertir Alemania en los próximos tres años en el desarrollo de la tecnología del hidrógeno? Nada menos que 8.000 millones de euros de dinero público, además de las correspondientes inversiones de las empresas implicadas. Para cuando España quiera llegar a usar el hidrógeno, todo lo que haremos será comprar lo que ya tenga Alemania. Es la diferencia entre innovar, ser referente en algo o comprar lo que inventan los demás. Somos los número uno de Europa en comprar e instalar AVE, los número uno en mala gestión de la pandemia, los número uno en caída del PIB.

El gobierno dice que apuesta fuerte por el hidrógeno con esta hoja de ruta, pero quizá no se han dado cuenta que España tiene todos los argumentos para poder ser un líder mundial en esta tecnología. Tenemos las fuentes de energía renovables más importantes: un nivel de energía solar mejor que cualquier otro país de Europa, tenemos vientos para generar energía eólica por nuestra privilegiada posición en el extremo de Europa y rodeados por mar. Eso también nos podría hacer líderes en energía renovable producida por las olas del mar.

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Para sacar todo el partido a esa energía renovable, e inagotable, es imprescindible contar con alguna forma de almacenar dicha energía. La única manera viable de hacerlo de manera razonable es con el hidrógeno. Aunque tiene sus detractores, como todo en esta vida, el hidrógeno es un vector de energía. Si utilizamos energía para disociar el agua y producir hidrógeno, posteriormente con ese hidrógeno podemos recuperar la energía en cualquier momento y de manera bastante sencilla.

La hoja de ruta que ha preparado el gobierno sobre el hidrógeno es un plan a muy largo plazo puesto que habla de la proyección del uso de este sistema de energía hasta 2050. Es un plan de alguna manera basado en el de la UE. Pero hay una diferencia importante. En el europeo se plantean tres fases, una primera entre 2020 y 2024 la segunda entre 2025 y 2030 y la tercera hasta 2050. En el caso de España solo se plantean dos fases, una hasta 2030 y otra hasta 2050.

En la primera fase del plan europeo, hasta 2024, se prevé la instalación de al menos 6 GW de electrolizadores y la producción de hasta 1 millón de toneladas de hidrógeno renovable. En una segunda fase europea, hasta 2030, las cifras llegan a 40 GW de electrolizadores y la producción de 10 millones de toneladas de hidrógeno.

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En el caso de España la "Visión 2030" prevé una capacidad instalada de electrolizadores de 4 GW, para lo cual sería preciso movilizar inversiones estimadas en 8.900 millones de euros hasta este año, según la Hoja de Ruta española. Es curioso destacar que hasta 2024 no se precisa qué es lo que va a hacer España con el hidrógeno, eso si, en 2030 el 10 % de los electrolizadores de toda la Unión Europea van a estar instalados en España. En el texto que se ha presentado el pasado 29 de julio para su consulta pública y al que se pueden presentar alegaciones hasta el próximo 11 de septiembre, se explica que dicha hoja de ruta será revisada cada tres años.

En el texto elaborado por el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico se destaca que "se trata de la mejor garantía de que este vector energético desempeñará un papel relevante en retos transversales tales como la reactivación económica tras la crisis sanitaria del COVID-19, la transición justa, el reto demográfico y la economía circular".