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La apuesta pionera de Volvo: reducir la velocidad máxima a 180 km/h
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Carlos Cancela

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La apuesta pionera de Volvo: reducir la velocidad máxima a 180 km/h

Todos los coches que fabrica Volvo desde el pasado mes de agosto tienen su velocidad máxima autolimitada a 180 km/h. Una decisión arriesgada y rompedora

Foto: Todos los Volvo fabricados desde agosto tienen su velocidad limitada a 180 km/h.
Todos los Volvo fabricados desde agosto tienen su velocidad limitada a 180 km/h.

Todos los coches que fabrica Volvo desde el pasado mes de agosto tienen su velocidad máxima autolimitada a 180 km/h. Una decisión arriesgada y rompedora, que sin duda va a contar con muchos detractores. Pero es la apuesta, casi el órdago, que la marca sueca ha lanzado por la seguridad en el tráfico.

Hay países como Alemania, o alguna carretera en Australia, en la que no hay límite de velocidad, pero el resto de las carreteras de todo el mundo tienen límites que no van más allá de 130 o 140 km/h. Por ello, la pregunta que uno se puede hacer es clara: para qué queremos que nuestro coche pueda ir a 250 km/h si no se puede pasar legalmente de 120 km/h en el caso de España. ¿Acaso no es un despilfarro montar un potente motor de 250 o 300 caballos para poder circular a 250 km/h, cuando con un motor de 150 CV podríamos circular perfectamente por cualquier trazado del mundo a la máxima velocidad legal?

Pero hay otra cuestión que es muy clara. Se habla mucho de la seguridad del coche autónomo, de sistemas de ayuda a la conducción capaces de enmendar y evitar los fallos que cometemos los conductores. En este sentido, resulta bastante fácil montar unos avanzados sistemas de ayuda para que si uno va a 40 km/h por una ciudad y se le cruza un peatón, el coche pueda parar y evitar el atropello.

Lo que no se puede conseguir, al menos por el momento, es que un coche circulando a 100 km/h por una calle estrecha tenga la posibilidad de detenerse sin atropellar a una persona que se nos cruce de manera imprevista. Es por eso por lo que no se puede circular a esa velocidad en ese entorno urbano.

Tampoco se puede conseguir, al menos por ahora, que si circulamos a 200 km/h por una carretera lleguemos a una curva de 60 km/h, por ejemplo, y que no suframos un grave accidente con el coche. Las ayudas a la conducción son muy buenas, beneficiosas, pero están desarrolladas como una protección adicional ante un error del conductor, como un despiste. Pero por encima de todo están las leyes de la física. Y por ello, tiene que ser el conductor el responsable de hacer bien las cosas, como por ejemplo circular a la velocidad legal establecida.

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Todos hemos quitado en algún momento la vista de la carretera para subir o bajar el volumen de la radio y en ese momento nos hemos llevado una sorpresa. Para eso están los sistemas de ayuda, para tratar de solucionar un fallo puntual. Pero no están para que el conductor vaya permanentemente mandando mensajes con el móvil, con los ojos puestos en la pantalla del móvil y que sea el coche el que conduzca por nosotros.

Autolimitar

Ese mismo caso lo podemos poner con la velocidad. Todos los asistentes están pensados para poder circular a una velocidad legal, no están calculados para rodar por una autopista a 250 km/h o más. Materialmente, no hay posibilidad de solucionar un riesgo imprevisto a esa velocidad. La capacidad de frenada está limitada por la física y sería absurdo tener que poner un equipo de frenos brutal, de un coche de Fórmula 1 por ejemplo, para que unos cuantos rodaran al doble de la velocidad permitida.

Por ello, aunque sé que mucha gente está en contra, yo soy partidario de esta limitación a 180 km/h que voluntariamente ha impuesto Volvo para todos sus coches a partir de ahora. También hay que tener en cuenta otro aspecto importante, la llegada del coche eléctrico. Salvo alguna extraña excepción, como Tesla o Porsche Taycan, todos los vehículos eléctricos tienen su velocidad autolimitada. Unos en 150 km/h y algunos llegan hasta los 180 km/h. La razón es para preservar al máximo la autonomía del vehículo y no tener que recurrir a una caja de cambios con dos o más marchas.

Algunos ya piensan en el coche autónomo, y en los últimos sistemas de ayuda a la conducción, como la solución definitiva. Pero todos estos sistemas se basan en que se cumplan las normas. Y cuando por fin llegue el coche que nos lleve a casa solo tras una noche de copas, ese coche no va a circular por la carretera por encima de los límites. Con un coche autónomo, que cada día está más cerca, para que querremos que supere la velocidad máxima si nunca lo va a hacer.

Estoy convencido que Volvo acierta con su decisión, ha tomado un camino diferente para seguir siendo el líder mundial en la seguridad del automóvil. Pronto, otros fabricantes seguirán sus pasos en busca de una mayor seguridad vial, algo imposible sin estas limitaciones.

Todos los coches que fabrica Volvo desde el pasado mes de agosto tienen su velocidad máxima autolimitada a 180 km/h. Una decisión arriesgada y rompedora, que sin duda va a contar con muchos detractores. Pero es la apuesta, casi el órdago, que la marca sueca ha lanzado por la seguridad en el tráfico.

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