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Azerbaiyán: se acabó la era del petróleo

El desplome de una economía basada en los hidrocarburos ha generado un amplio movimiento de protesta en todo el país. ¿Puede el régimen reformarse?

Foto: Un trabajador pasa frente a unas torres de extracción de crudo en el Mar Caspio, cerca de Bakú, Azerbaiyán (EFE)
Un trabajador pasa frente a unas torres de extracción de crudo en el Mar Caspio, cerca de Bakú, Azerbaiyán (EFE)

El año 2016 ha empezado muy difícil para Azerbaiyán. En una especie de movimiento similar al de las “primaveras árabes”, decenas de miles de empobrecidos ciudadanos comenzaron a reunirse gradualmente en ciudades como Baku, Quba, Siyazan, Nardaran, Lankaran, Agcabedi y otras exigiendo reformas en la gestión política y económica del Gobierno de Ilham Aliyev frente al empeoramiento de la situación. La reacción de las autoridades ha sido la esperada: miles de tropas fueron movilizadas y enviadas a dispersar a los manifestantes, deteniendo y abriendo fuego contra ellos. El mes de enero se saldó con cientos de detenidos y heridos, extendiendo un aura de incertidumbre sobre el futuro del país. Los numerosos artículos acerca de Azerbaiyán se centran en su nuevo rol en la geopolítica de la seguridad energética, e ignoran innumerables factores internos, sin los cuales sus perspectivas de desarrollo a largo plazo serán discutibles.

La República ex soviética entró en la escena internacional como exportador del crudo y gas gracias al denominado “contrato del siglo” con multinacionales petroleras occidentales, culminado a principios de la pasada década, que ha dado paso a la construcción de uno de los oleoductos más ambiciosos y costosos en tiempos recientes, el llamado Oleoducto Baku-Tiflis-Ceyhan (BTC). Por primera vez la tecnología más avanzada de extracción pudo perforar las reservas del Caspio. Además, el gas y petróleo de Asia Central encontraron salida, a través de Azerbaiyán, al mar Mediterráneo hacia las economías menguantes de la OCDE.

Entre 2003 y 2012 Azerbaiyán experimentó el mayor crecimiento del mundo, un 14% anual constante


La euforia y esperanzas de los ciudadanos azeríes aumentaron tan rápidamente como la renta nacional del país. Según el Banco Mundial, entre 2003 y 2012 Azerbaiyán experimentó un crecimiento anual constante de cerca del 14%, el mayor de cualquier país en el último medio siglo. Más espectacular aún fue el crecimiento de la renta per cápita, que pasó de 900 dólares estadounidenses en 2003 a 8.000 dólares en 2012. El doble rol que asumió Azerbaiyán tanto como productor-exportador de hidrocarburos como de país de tránsito para otros actores podría haber garantizado un futuro muy próspero para los ciudadanos azeríes. Sin embargo, los acontecimientos en las últimas semanas apuntan a lo contrario.

placeholder Captura de pantalla de un video grabado por un asistente a una protesta en Azerbaiyán, en enero de 2016
Captura de pantalla de un video grabado por un asistente a una protesta en Azerbaiyán, en enero de 2016

Todo comenzó el 20 de diciembre del año pasado, cuando en un día la moneda nacional experimentó su segunda caída del año frente al dólar, perdiendo el 50% de su valor. Desde la primera devaluación, de un 32%, ocurrida en febrero de 2015, las autoridades monetarias del país acabaron con más de la mitad de las reservas en divisas extranjeras sólo para sostener el valor de la moneda. La crisis, inicialmente provocada por la caída en precios del petróleo, derivó en la pérdida de miles de millones en ahorros y préstamos, inflación precipitada, caída de importaciones, escasez alimenticia y cierre de miles de negocios en todo el país.

Sin crudo no hay economía

Los desastrosos sucesos en las últimas semanas demuestran la incapacidad del régimen para reformar la economía, para la que los hidrocarburos suponen el 95% de las exportaciones y el 75% de los ingresos estatales. Según Gubad Ibadoglu, profesor de economía y fundador de una ONG local, la era del petróleo en Azerbaiyán ha llegado a su fin. Las consecuencias de no haber diversificado la economía a tiempo ya afectan las vidas cotidianas de los ciudadanos.

Para Azerbaiyán, los hidrocarburos suponen el 95% de las exportaciones y el 75% de los ingresos estatales


A pesar de la situación interna, el régimen en Bakú ha buscado proyectar la imagen de una especie de joven democracia multicultural en pleno desarrollo económico, que abraza valores europeos como la laicidad, tolerancia y el pluralismo político. En un intento de atraer inversión extranjera e inclinar el conflicto de Nagorno Karabaj a su favor mediante concesiones de contratos, numerosos fondos son desviados de las arcas para sobornar a políticos en otros países y financiar grandiosos proyectos como Eurovisión 2012, los Juegos Europeos de 2015, o el Atlético de Madrid. El régimen también se prepara para firmar un acuerdo con la Formula 1 para crear un circuito en Bakú en 2016.

placeholder Una pareja camina por el centro de Bakú, en junio de 2015 (Reuters)
Una pareja camina por el centro de Bakú, en junio de 2015 (Reuters)

El optimismo del gobierno es puesto en cuestión por activistas exiliados como Emin Huseynov en Suiza, Ganimat Zahid en Francia, Emin Milli en Alemania, Arzu Geybullayeva en Turquía y muchos otros en el país, encarcelados o bien hostigados, como la famosa Khadija Ismailova, Ilgar Nasibov, Leyla y su marido Arif Yunus. El discurso oficial de las autoridades se resquebraja frente a disidentes como los mencionados, que arrojan luz sobre el desempleo estructural, la extensión de la corrupción, el recrudecimiento de las violaciones de derechos civiles y la libertad de expresión, junto con el control férreo de la economía por una elite política intocable encabezada por el mismísimo presidente Aliyev.

Clanes y monopolios

Actualmente la concentración del poder político en manos del llamado “clan najichevani” (por la región de Najichevan, de la que proceden), liderado por el presidente Aliyev, es visto como el mayor impedimento para la formación de un sistema jurídico independiente e imparcial, sin lo cual los ciudadanos permanecen desamparados. Sectores enteros de la economía son dominados por unas pocas familias prominentes, de las cuales la más poderosa es la de la Primera dama Mehriban Pashayev-Aliyeva. Otros, como el Ministro de Situaciones de Emergencia Kamaladdin Heydarov, el Ministro de Seguridad Nacional Eldar Mahmudov y el Ministro de Labor y Protección Social Fizuli Alakbarov controlan vastos sectores. Sus monopolios llegan desde los centros aduaneros y bancos hasta las licencias de construcción, medios de comunicación y mercados de bienes importados.

Algunos funcionarios admiten que son obligados a donar una parte de sus sueldos a la Fundación Heydar Aliyev. Quienes más contribuyen tienen privilegios

La combinación del poder económico de los Pashayev y poder político del clan Aliyev contribuye a la hipermonopolización de ambos sectores, obstaculizando cualquier iniciativa de diversificación económica y pluralidad política. Algunos funcionarios admiten que son obligados a donar una parte de sus sueldos a la Fundación Heydar Aliyev, y quienes logran demostrar que se cuentan entre los principales contribuyentes llegan a tener privilegios jurídicos frente a quienes aportan menos. Si bien algunas familias se sienten intocables, no es el caso de Nizami Piriev, Rashad Mamadov, Mehdi Aliyev, Abdul Antsukhski y otros, cuyas carreras fueron arruinadas el año pasado cuando se les detuvo por haber acumulado demasiado poder económico.

placeholder El Presidente Ilham Aliyev y su esposa Mehriban (Reuters)
El Presidente Ilham Aliyev y su esposa Mehriban (Reuters)

Si bien es harto difícil medir la dinámica de las luchas internas del país, una serie de agencias y organizaciones no gubernamentales han podido dar estimaciones acerca de esta nueva realidad. Según Transparencia International, más de 40% de los ciudadanos califican el sistema judicial, la Policía nacional y sistema sanitario como corrupto o muy corrupto. En el ránking de Freedom House, Azerbaiyán, entre el 'boom' económico y 2016, ha pasado de un 5 a un 6,5 (de un máximo de 7) en cuanto a falta de libertad de expresión. En las listas de libertad de prensa de Reporteros Sin Fronteras ha pasado del puesto 101 al puesto 160, lo que refleja la persecución de voces críticas al régimen. Asimismo, agencias de 'rating' como Standard & Poors, Fitch y Moody’s redujeron las calificaciones de Azerbaiyán por la vulnerabilidad del sistema bancario y sus frágiles instituciones económicas.

Con las condiciones políticas y económicas internas decayendo, el régimen de Aliyev recurrirá más a menudo a su último bastión de seguridad: el nacionalismo y la escalada en el conflicto de Nagorno Karabaj. Si bien las manifestaciones contra el régimen autoritario no son nuevas en este país, la cantidad de ciudadanos que salieron esta vez chocan con las esperanzas de vida de un régimen que se basa desde hace años en los petrodólares para su sostenimiento. Este año será una prueba para la sociedad civil en Azerbaiyán, donde la democratización dependerá de un hipotético fin de la dictadura hereditaria y una reforma general de las instituciones políticas, económicas y sociales.

Maurice Alessandri es 'Investigador de Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid, especializado en historia y geopolitica del Caucaso

El año 2016 ha empezado muy difícil para Azerbaiyán. En una especie de movimiento similar al de las “primaveras árabes”, decenas de miles de empobrecidos ciudadanos comenzaron a reunirse gradualmente en ciudades como Baku, Quba, Siyazan, Nardaran, Lankaran, Agcabedi y otras exigiendo reformas en la gestión política y económica del Gobierno de Ilham Aliyev frente al empeoramiento de la situación. La reacción de las autoridades ha sido la esperada: miles de tropas fueron movilizadas y enviadas a dispersar a los manifestantes, deteniendo y abriendo fuego contra ellos. El mes de enero se saldó con cientos de detenidos y heridos, extendiendo un aura de incertidumbre sobre el futuro del país. Los numerosos artículos acerca de Azerbaiyán se centran en su nuevo rol en la geopolítica de la seguridad energética, e ignoran innumerables factores internos, sin los cuales sus perspectivas de desarrollo a largo plazo serán discutibles.

La República ex soviética entró en la escena internacional como exportador del crudo y gas gracias al denominado “contrato del siglo” con multinacionales petroleras occidentales, culminado a principios de la pasada década, que ha dado paso a la construcción de uno de los oleoductos más ambiciosos y costosos en tiempos recientes, el llamado Oleoducto Baku-Tiflis-Ceyhan (BTC). Por primera vez la tecnología más avanzada de extracción pudo perforar las reservas del Caspio. Además, el gas y petróleo de Asia Central encontraron salida, a través de Azerbaiyán, al mar Mediterráneo hacia las economías menguantes de la OCDE.

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