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Elecciones municipales en Inglaterra: ¿la última oportunidad para acabar con Corbyn?
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Timothy Appleton

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Elecciones municipales en Inglaterra: ¿la última oportunidad para acabar con Corbyn?

Algunos han dicho públicamente que preferirían no ganar unas elecciones generales si Corbyn es el líder. Tony Blair lo ha afirmado orgullosamente

Foto: El líder del Partido Laborista, Jeremy Corbyn (c), sale de un colegio electoral en Holloway, norte de Londres. (EFE)
El líder del Partido Laborista, Jeremy Corbyn (c), sale de un colegio electoral en Holloway, norte de Londres. (EFE)

En 2016, 172 de los 232 diputados laboristas aprobaron una moción de censura contra Corbyn para presionarle a dimitir, algo que se negó hacer. Más tarde, presentaron un candidato anti-Corbyn, forzando así unas elecciones, que Corbyn ganó con aún más margen que el año anterior. En realidad, lo único que los diputados anti-Corbyn consiguieron a través de este proceso fue hacer daño a su propio partido (los votantes dicen una y otra vez en las encuestas que prefieren no votar a partidos divididos). Muchos militantes laboristas creen que el partido hubiera ganado las últimas elecciones si sus propios diputados no hubieran intentado desplazar al líder unos meses antes de las elecciones. Se dice que si los diputados volvieran a hacer lo mismo ahora, después de las elecciones municipales, sería un harakiri inaudito.

Quizás esto es lo que ciertos diputados quieren. Algunos han dicho públicamente que preferirían no ganar unas elecciones generales si Corbyn es el líder. El exlíder Tony Blair lo ha afirmado orgullosamente. El problema es que si los diputados consiguieran reemplazar a Corbyn, podrían perder aún más apoyo. Es probable, por ejemplo, que perdieran los votos de los jóvenes, que han sido tan decisivos en el éxito reciente del partido. No debería olvidarse que la democracia social tradicional está en pleno colapso en todo el continente europeo. El partido socialista francés sacó el 6% en las últimas elecciones presidenciales de Francia. El SPD en Alemania actualmente tiene el 17% en las encuestas. El PSOE en España tiene el 19%. El PD en Italia es inusualmente exitoso: sacó el 23% del voto en las últimas elecciones. En cambio, los laboristas británicos, que tienen un programa que es prácticamente más radical que el de Podemos, sacaron un 40% del voto en las últimas elecciones generales de Reino Unido (mientras que los conservadores sacaron el 43%). En otras palabras, con Corbyn, los laboristas están muy cerca de ganar (aunque todavía no lo hayan hecho).

Se dice que si los diputados volvieran a hacer lo mismo ahora, después de las elecciones municipales, sería un harakiri inaudito

La reciente intervención de David Blunkett, el político invidente que fue ministro del Interior en el Gobierno de Tony Blair e ideólogo importante de la tercera vía, que ha dicho que después de las elecciones municipales en Inglaterra es hora de que los diputados laboristas se organicen de nuevo para deshacerse del líder del partido, Jeremy Corbyn, muestra dos cosas. La primera, que los partidarios del New Labour de Tony Blair, un grupo que se encuentra como en su casa en la Casa de los Comunes, nunca van a aceptar el liderazgo de Corbyn. La segunda, que aunque los resultados de las recientes elecciones municipales eran más o menos buenos para los laboristas, no lo eran suficientemente para silenciar definitivamente a sus críticos.

En el fondo, lo que ocurre es que los diputados actuales se oponen unánimemente a una moción de la conferencia nacional de este año que la izquierda clásica ha pedido desde hace décadas, que obligaría a que los diputados hubieran de presentarse cada vez que termina su mandato a una nueva nominación ('mandatory reselection') y convertiría sus puestos en trabajos tan precarios como todos los demás.

¿Cuáles fueron los resultados?

En total, los laboristas consiguieron 2.350 concejales; los conservadores, 1.332; los liberales, 536; los verdes, 39; UKIP, tres, e independientes, 144. Según estas cifras, parece que los laboristas han arrasado. Si así fuera, el titular de la BBC que acompaña a los resultados parecería absurdo: “Laboristas y 'tories' empatados”. A lo que apunta esta deducción de la BBC, sin embargo, es que no se han producido grandes cambios desde la última elección comparable. Los laboristas subieron unos 77 escaños y los 'tories' bajaron 33 (o 93 si se mide desde el día anterior a las elecciones, algo que la BBC no hace).

En otras palabras, los laboristas subieron pero moderadamente (a diferencia de las elecciones generales del año pasado, cuando consiguieron la subida más grande de su voto —en comparación con las elecciones anteriores— desde la Segunda Guerra Mundial), y aunque esto quiere decir, según la propia BBC, que si los resultados de las municipales se reprodujeran en unas elecciones generales, los laboristas ganarían a los 'tories', aun así no sacarían mayoría absoluta. Dicho de otra manera, aunque en términos generales los laboristas ganaron las elecciones municipales, no lograron aniquilar a los conservadores.

Foto: Una manifestante contra el Brexit frente a Westminster, el 8 de mayo de 2018. (Reuters)

En realidad, estos resultados eran más o menos predecibles. En las elecciones municipales, a pesar de la campaña entusiasta de Momentum —el grupo dentro del partido laborista que más apoya a Corbyn—, no se puede generar el mismo nivel de entusiasmo político que durante las elecciones generales. Sencillamente, las elecciones municipales no se ven como una oportunidad para cambiar el país de arriba abajo. Con razón: no lo son. Después de todo, los presupuestos de los ayuntamientos los decide el Gobierno central.

Aun así, todos los blairistas —que muchos militantes laboristas llaman, despectivamente, 'tories rojos'— están apareciendo en la prensa para criticar a Corbyn y decir que el experimento de su liderazgo ha terminado. Además de Blunkett, Alastair Campbell, el antiguo jefe de prensa de Tony Blair, fue entrevistado en la BBC la mañana después de las elecciones para argumentar que la estrategia entera del partido debe cambiarse, y, además, que tiene que acabar de una vez por todas con el antisemitismo y lo que Campbell llama "faccionalismo". Por su parte, Chuka Umunna —el joven y famoso seguidor de Blair, quien momentáneamente se presentó como líder en 2015— ha exigido una investigación del “fracaso” de las elecciones.

Sencillamente, las elecciones municipales no se ven como una oportunidad para cambiar el país de arriba abajo

Los periódicos también se hicieron eco de la conclusión de Campbell, Blunkett y Umunna. 'The Times' preguntó, en un editorial, si ya se ha pasado el 'peak Corbyn' (el pico, o techo, del corbynismo). 'The Daily Mail' utiliza la misma palabra: Corbyn ya ha “pasado el techo de su éxito”. 'The Economist' ha comentado que actualmente hay “estancamiento político” en Inglaterra. 'The Daily Mirror,' que supuestamente apoya al partido laborista, afirmó en su edición impresa que Theresa May había salido ganadora de las elecciones.

Todos estos comentarios nos conducen, de nuevo, a una conclusión inevitable: la 'revolución' política en Inglaterra tiene que empezar —de hecho, ya ha empezado— dentro del propio partido laborista. Tal vez se descubra que tomar el control del Parlamento posteriormente es mucho más fácil.

En 2016, 172 de los 232 diputados laboristas aprobaron una moción de censura contra Corbyn para presionarle a dimitir, algo que se negó hacer. Más tarde, presentaron un candidato anti-Corbyn, forzando así unas elecciones, que Corbyn ganó con aún más margen que el año anterior. En realidad, lo único que los diputados anti-Corbyn consiguieron a través de este proceso fue hacer daño a su propio partido (los votantes dicen una y otra vez en las encuestas que prefieren no votar a partidos divididos). Muchos militantes laboristas creen que el partido hubiera ganado las últimas elecciones si sus propios diputados no hubieran intentado desplazar al líder unos meses antes de las elecciones. Se dice que si los diputados volvieran a hacer lo mismo ahora, después de las elecciones municipales, sería un harakiri inaudito.

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