:format(png)/f.elconfidencial.com%2Fjournalist%2Fbd6%2Fd7c%2F2a7%2Fbd6d7c2a7d697cd993b881b3f012f8d0.png)
Tribuna Internacional
Por
Cuba, ¡basta ya!
El cambio en Cuba puede estar cerca. El pueblo cubano ha mostrado un enorme coraje y ha hecho lo más difícil: dejar atrás las ataduras del miedo
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F741%2F2a0%2F70c%2F7412a070c6287fc7d21583cdf25a35f7.jpg)
En estos días se cumple el aniversario de las históricas movilizaciones que tuvieron lugar en Cuba hace tres años. Lo que comenzó como una protesta vecinal en el municipio de San Antonio de Baños, a unos pocos kilómetros de La Habana, acabó convirtiéndose en un grito ensordecedor que se escuchó en toda la isla y en todo el mundo. Aquellos cubanos gritaban libertad: "patria y vida", en contraposición al brutal "patria o muerte" revolucionario.
Nunca antes en Cuba se había producido un estallido social como el del 11-J. Ni siquiera el Maleconazo, ese brote de protestas masivas que tuvo lugar en Cuba hace treinta años durante el denominado Periodo Especial, logró una movilización tan grande y tan extensa. Esta vez, las manifestaciones se replicaron en más sesenta municipios, congregaron a decenas de miles de personas y sobre todo iniciaron una espiral de protestas como no se había conocido en la Cuba revolucionaria. Desde entonces, mes a mes, se registran cientos de movilizaciones en toda la Isla. Solo en el mes de julio, el Observatorio Cubano de Conflictos contabilizó 671 protestas y denuncias públicas.
Protestar en Cuba implica un acto de heroísmo. Quien lo hace asume el riesgo de ser condenado a diez, quince o veinte años de cárcel. De hecho, desde el inicio de la Revolución son más de 100.000 los hombres y mujeres que han pasado por las cárceles castristas por motivos políticos.
Aquellos días no supusieron una excepción. La reacción del régimen cubano fue feroz: arrestos masivos, turbas organizadas por la policía política, juicios sumarios e incremento de la represión. Se cuentan por cientos los detenidos y condenados por delitos que en España son derechos. Entre ellos están José Daniel Ferrer, Maikel Osorbo, Luis Manuel Otero Alcántara, Félix y Sayli Navarro o la familia Beirutson. Están aislados, en condiciones infrahumanas, muchos de ellos arrastran graves problemas de salud y alguno, como el periodista Carlos Michael Morales, se encuentra en riesgo de muerte.
Nunca antes en Cuba se había producido un estallido social como el del 11-J. Ni siquiera el Maleconazo
El 11-J de 2021 se recordará por el heroísmo del pueblo cubano tomando las calles, pero también porque levantó el velo. La reacción del régimen comunista mostró una nula voluntad de cambio, una reafirmación en su voluntad de seguir violando los derechos humanos y echó por tierra todas esas narrativas que venían hablando de transformación, reformas y una nueva era.
En el año 2016, poco después de que Barack Obama realizara un viaje histórico a la Isla para sellar un nuevo marco de relaciones con Cuba, los países de la Unión Europeo aprobaban el Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación con Cuba. Bajo el argumento de que la estrategia vigente hasta entonces —a denominada Posición Común— no había ofrecido grandes resultados, se impulsó un nuevo marco. El Acuerdo, sin embargo, estaba supeditado al avance en materia de derechos y libertades, y al cumplimiento de la denominada cláusula de derechos humanos.
Cuba deja tras de sí un balance de 65 años de violación de los derechos humanos y la respuesta del régimen a las protestas de hace tres años muestran la voluntad de seguir haciendo del "Patria o Muerte" el motor de la estabilidad del régimen. Los datos son elocuentes. Según las cifras ofrecidas por la ONG Prisoners Defenders, antes del 11-J el número de presos de conciencia en Cuba ascendía a 152 personas. Las últimas estadísticas elevan la cifra a 1728. Se ha multiplicado por más de once.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Ff41%2F94c%2F3d0%2Ff4194c3d082806cede7760073b490330.jpg)
Pero es que, además, Cuba no ha limitado la violación de derechos humanos al territorio cubano. Hace unos meses, el Instituto Casla publicaba un informe que responsabilizaba al régimen cubano de las torturas perpetradas en Venezuela. Según, el secretario general de la Organización de Estados Americanos, Cuba es responsable de la represión y tortura en la dictadura de Maduro.
Por último, desde la invasión de Ucrania, Cuba se ha convertido en aliado preferente de Putin ofreciendo apoyo político, propagandístico y militar a Rusia. La semana pasada se conocieron los nombres de nuevos jóvenes cubanos muertos en el frente ucraniano. Nadie que conozca mínimamente la realidad de Cuba puede pensar que hayan salido hasta 5.000 cubanos a luchar como mercenarios en Ucrania sin el conocimiento y el apoyo de las autoridades cubanas.
El régimen cubano no ha cumplido y a pesar de ello sigue disfrutando de los beneficios de un Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación, que canaliza cientos de millones de euros a través de distintos programas. Los distintos gobiernos de España, por su parte, han ido aprobando una serie de quitas y moratorias que permiten a la dictadura no pagar la deuda con nuestro país. Cuba debe a España más de 2.000 millones de euros y se ha convertido, tras Grecia, en el mayor deudor de España en términos de volumen de deuda.
La respuesta del régimen a las protestas muestra la voluntad de seguir haciendo del "Patria o Muerte" el motor de la estabilidad del régimen
El tercer aniversario del 11-J representa una oportunidad para decir: Cuba, basta ya. No sé a qué espera el Gobierno de Pedro Sánchez y el Consejo Europeo para solicitar la activación de la cláusula de suspensión por violación de los derechos humanos. El Parlamento Europeo lo ha solicitado en reiteradas resoluciones y solo ha encontrado el silencio por respuesta.
El cambio en Cuba puede estar cerca. El pueblo cubano ha mostrado un enorme coraje y ha hecho lo más difícil: dejar atrás las ataduras del miedo. Ahora es necesario que desde la comunidad internacional no les dejemos solos. Hagamos nuestra parte.
*Matías Jove, director ejecutivo de la Asociación Española Cuba en Transición.
En estos días se cumple el aniversario de las históricas movilizaciones que tuvieron lugar en Cuba hace tres años. Lo que comenzó como una protesta vecinal en el municipio de San Antonio de Baños, a unos pocos kilómetros de La Habana, acabó convirtiéndose en un grito ensordecedor que se escuchó en toda la isla y en todo el mundo. Aquellos cubanos gritaban libertad: "patria y vida", en contraposición al brutal "patria o muerte" revolucionario.