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Juan Soto Ivars

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Gracias por la lección de derecho

El tratamiento mediático del caso de La Manada se ha convertido en material de tesis doctoral, así que aquí va esta pequeña observación

Foto: Manifestación en Valladolid en protesta por la puesta en libertad bajo fianza de los cinco miembros de La Manada. (EFE)
Manifestación en Valladolid en protesta por la puesta en libertad bajo fianza de los cinco miembros de La Manada. (EFE)

Aprovecho el calor para ver en cadena un montón de programas de debate sobre La Manada en internet. Indago en cómo se ha manipulado el contenido de la sentencia desde el minuto uno (con mi inestimable ayuda, desgraciadamente), y encuentro algunas pistas. Por ejemplo, una constante en esos debates que podríamos llamar cultural y que os voy a comentar. El tratamiento mediático del caso de La Manada se ha convertido en material de tesis doctoral, así que aquí va esta pequeña observación.

Cuando aparecían juristas en las tertulias de televisión, en general trataban de justificar a los jueces. La calle exclamaba, a coro con la prensa, que era un escándalo que no se condenase por violación a los agresores, así que los juristas de la tele trataban de explicar que en el lenguaje jurídico no existe la 'violación', sino que está escindida en 'abuso' y 'agresión', y que se llama 'prevalimiento' a lo que la calle llama intimidación y violencia.

Argumentaban que 'intimidación' y 'violencia', en lenguaje jurídico, tienen un plus de fuerza bruta que empeora la condena, y que por eso es importante la figura del 'prevalimiento' para violadores que intimidan sin llegar a romperte un brazo, puesto que los que pegan además de violarte merecen una condena más dura. Una cosa bastante sencilla y de sentido común.

He examinado decenas de sentencias por abuso sexual con prevalimiento. Las condenas y el hecho son parecidas a las de los miembros de La Manada

He examinado decenas de sentencias por abuso sexual con prevalimiento en la página del Consejo General del Poder Judicial. Las condenas y el hecho son parecidas a las de los miembros de La Manada. Se manda a chirona, por ejemplo, a hombres que violaron a sus hijas valiéndose de su intimidante poder. Una lectura comparada de sentencias demuestra que el prevalimiento es exactamente lo que la calle y los blogs feministas llaman “violencia por superioridad”, y que en cambio, cuando en las sentencias aparece la 'violencia', se condena por agresión sexual a violadores que han forzado a la víctima con la fuerza bruta.

Pero las tertulias políticas españolas funcionan de otra manera. La explicación de los juristas no solo no se entendía, sino que la propia tertulia estaba ideada para que no se entendiera. Los juristas estaban en minoría y casi siempre en el lado derecho del escenario, reservado a tertulianos del espectro conservador. Con frecuencia, se les sentaba junto al abogado de La Manada, cuyos argumentos eran naturalmente sesgados. Enfrente tenían mujeres del mundo del periodismo y del activismo feminista, o periodistas de izquierdas cuya posición en el debate era sostener que la calle es muy sabia y que en España existe una Justicia patriarcal.

Los tertulianos lanzaban una fórmula retórica para minar el discurso ilustrado de los juristas y reducirlo a monserga incomprensible

Pues bien. Había una expresión en la bancada izquierda que se repetía constantemente. Cuando juristas como Beatriz de Vicente explicaban qué ha pasado en este juicio, las réplicas venían muchas veces introducidas por una fórmula irónico-cateta que se resume con estas palabras: “Pues muchas gracias por la lección de derecho, pero lo que las mujeres sienten es...”.

Es decir: los tertulianos (y a veces los moderadores) encargados de mantener la postura contraria a la sentencia lanzaban una fórmula retórica para minar el discurso ilustrado de los juristas y reducirlo a monserga incomprensible. “Gracias por la lección de derecho” se utiliza siempre de forma irónica y arrogante. Lo siguiente es por lo general una diatriba ajena a la 'lección de derecho', que queda pisoteada por eslóganes de fácil absorción.

Foto: Numerosos medios de comunicación esperan en el exterior del Palacio de Justicia de Navarra. (EFE) Opinión
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Imaginemos un debate sobre las vacunas en el que un científico trata de explicar por qué son necesarias y los antivacunas responden que "gracias por la lección de biología, pero". El mayor problema de esta sentencia ha sido la incomprensión de la ciudadanía de unos términos jurídicos que están diciendo, a grandes rasgos, que La Manada hizo exactamente lo mismo que piensa la calle. Es decir: más allá del enloquecido juicio paralelo, político y mediático, la extrañeza lingüística ha sido aquí un problema capital.

El mayor problema ha sido la incomprensión de la ciudadanía de unos términos jurídicos que están diciendo que La Manada hizo lo que piensa la calle

Pero la jocosa fórmula “gracias por la lección de derecho” nos indica otro problema mayor. Es la manifestación visible de ese proceso lento del que han alertado los gruñones sabios desde hace mil años, en el que la ignorancia deja de acobardarse ante el conocimiento y se convierte en un mérito vulgar por el que se puede sentir orgullo. El necio no solo no se achanta ante el que sabe, sino que no tolera que este le dé lecciones. Lo acusa de arrogante y de condescendiente porque él ya tiene una opinión, que además es la opinión de la calle.

Aprovecho el calor para ver en cadena un montón de programas de debate sobre La Manada en internet. Indago en cómo se ha manipulado el contenido de la sentencia desde el minuto uno (con mi inestimable ayuda, desgraciadamente), y encuentro algunas pistas. Por ejemplo, una constante en esos debates que podríamos llamar cultural y que os voy a comentar. El tratamiento mediático del caso de La Manada se ha convertido en material de tesis doctoral, así que aquí va esta pequeña observación.

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