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Wikipedia es machista: por qué las científicas no tienen página y los futbolistas sí
La enciclopedia virtual gratuita y colaborativa cumple este lunes 17 años. Wikipedia es una de las fuentes de información más consultadas, pero sigue siendo la voz de los hombres
La historia la escriben los ganadores. Ellos son quienes deciden cómo debe contarse, qué es relevante y quiénes han de pervivir en nuestra memoria. Los hombres, ganadores de todas las guerras puesto que nunca nos dejaron pelear, retienen el poder y se resisten a ceder el espacio que le corresponde a la otra mitad de la humanidad. Premios, cátedras, puestos directivos, canon literario, fílmico, musical o ministerios siguen copados por quienes nacieron con un péndulo entre las piernas. “El ejercicio de los derechos naturales de la mujer no tiene más límites que la tiranía que el hombre le opone” dijo Olympe de Gouges.
Lo que no está en internet no existe. La red es la herramienta más importante para divulgar conocimiento. Navegamos cada día y me atrevo a asegurar que la gente joven le presta más atención a lo que lee en línea que a lo que estudia en los libros de texto. Wikipedia resulta imprescindible en este contexto y es una de las fuentes de información más consultadas. Sus enlaces aparecen en los primeros puestos de casi cualquier búsqueda que realizamos en cualquier navegador.
Es curioso el baremo de la comunidad: no falta una actriz porno, pero cuando tratan de incluir científicas o empresarias se ponen quisquillosos
Aunque promueven valores que fomentan fórmulas para compartir conocimiento, su comunidad no escapa al machismo que caracteriza a toda nuestra sociedad. Cerca del 90% de las personas que editan artículos en la enciclopedia son hombres y, como era de esperar, rara vez se toman la molestia de visibilizar el trabajo de las mujeres: apenas el 17% de las biografías son femeninas y la gran mayoría de estas se centra en sus relaciones familiares y amorosas. La historia la siguen narrando ellos. Y continúan minusvalorando nuestra labor profesional.
Según Patricia Horrillo -periodista decidida a reducir la brecha de género en editoras y contenidos de la enciclopedia digital y creadora de la iniciativa Wikiesfera, grupo de trabajo de Medialab Prado- las razones por las que hay muchas menos mujeres generando contenido en Wikipedia son diversas.
Por un lado, hay a quien aún le resulta un freno cualquier actividad que deba realizarse con un ordenador, y por otro, no se sienten legitimadas para contar la historia. Estamos tan acostumbradas a que nuestra voz sea pasiva que tomar las riendas nos sume en un profundo síndrome del impostor. Quienes han superado ambos obstáculos se encuentran con un tercero, desgraciadamente inherente a cualquier comunidad digital, que es la intimidación por parte de algunos miembros varones. Resulta que Wikipedia no difiere tanto de Twitter o la izquierda progresista.
Nadie hablará de nosotras si no estamos en Wikipedia (TEDx Madrid)
Cuantos más artículos edite un participante más privilegios adquiere. Aquellos que alcanzan la posición más alta se llaman Bibliotecarios y tienen potestad, incluso, para borrar artículos. Las normas de convivencia en esta red son estrictas y no se puede descalificar a otros usuarios. Si lo hicieran, serían expulsados de la comunidad y tendrían que partir de cero: perderían los privilegios adquiridos desde su ingreso en Wikipedia.
Es por eso que las usuarias que intentan incluir artículos de mujeres relevantes en la historia se encuentran con un acoso sibilino. No insultan, pero ponen constantemente en duda sus decisiones, las acusan de no incluir referencias suficientes en los artículos o de escoger figuras poco o nada interesantes.
Es curioso el baremo de la comunidad hispana para decidir quién es relevante en nuestra sociedad: no falta un jugador de fútbol ni una actriz porno, pero cuando sus compañeras tratan de incluir científicas, empresarias o activistas, entonces se ponen quisquillosos. Quien edita en Wikipedia lo hace de forma voluntaria así que, ante la presión de sus compañeros, muchas deciden abandonar su labor.
Patricia Horrillo no se rinde. Ha diseñado una estructura de artículo a prueba de misoginia. Desde el 2015 ha organizado unas 15 'editatonas' -maratones temáticas en las que editan biografías de mujeres- en las que científicas, brujas, compositoras de música electrónica, viajeras, programadoras o las que dan nombre a las calles de Madrid han sido las protagonistas. Y aún quedan más.
Lo sentimos por la resistencia de Wikipedia. Por mucho que presionen, también allí conquistaremos nuestro espacio.
La historia la escriben los ganadores. Ellos son quienes deciden cómo debe contarse, qué es relevante y quiénes han de pervivir en nuestra memoria. Los hombres, ganadores de todas las guerras puesto que nunca nos dejaron pelear, retienen el poder y se resisten a ceder el espacio que le corresponde a la otra mitad de la humanidad. Premios, cátedras, puestos directivos, canon literario, fílmico, musical o ministerios siguen copados por quienes nacieron con un péndulo entre las piernas. “El ejercicio de los derechos naturales de la mujer no tiene más límites que la tiranía que el hombre le opone” dijo Olympe de Gouges.