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El papel de científicos y de medios contra la desinformación sobre el coronavirus
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El papel de científicos y de medios contra la desinformación sobre el coronavirus

El aumento de estudios e investigaciones, sumado al goteo constante de noticias y contenidos en redes sociales, hace que haya que extremar la comunicación sobre la pandemia

Foto: Una persona, con mascarilla y gafas protectoras. (EFE)
Una persona, con mascarilla y gafas protectoras. (EFE)

La epidemia generada por el Covid-19 está siendo dramática y difícilmente comparable con cualquier otra situación de la historia reciente. Del mismo modo que la población española está ajustándose a los cambios producidos por la epidemia, los científicos y periodistas también estamos adaptándonos a nuestro nuevo día a día. La producción científica realizada sobre el coronavirus es asombrosa. Por ejemplo, en 2019 se publicaron 678 artículos revisados con el término 'coronavirus' en el título, y en los 79 días que han transcurrido de 2020 —esta tribuna ha sido escrita el día 19 de marzo—, ya se han publicado 1.163. Sin embargo, esta gigantesca producción científica en tiempo récord no está siendo trasladada con exactitud a aquellas personas 'no científicas'.

Foto: (Foto: EFE)

Cualquiera que visite los foros grandes de internet, tales como Twitter, Reddit o incluso Forocoches (que a pesar de su fama es el quinto foro más grande del mundo), detectará el nivel general de desinformación en aspectos básicos de la biología del virus. En realidad, no hace falta visitar ningún foro. Todos hemos recibido a través de WhatsApp o Facebook infinidad de bulos, que cualquiera con conocimientos básicos de biología entiende que son erróneos, pero parte de la población se los cree. Muestran la opinión de un médico o un amigo de un primo que conoce a alguien en un hospital —analizar por qué nos creemos, se generan y difunden esos bulos entraría en otra tribuna—. Algunos ejemplos de esta desinformación han sido explicados por el catedrático de la Universidad de Navarra Ignacio López Goñi en este formidable artículo.

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Foto: EFE.

En esta desinformación generalizada, en mi modesta opinión, se ve que tanto los científicos como los periodistas estamos fallando. Los primeros, escribimos y publicamos artículos científicos que suelen tener un lenguaje muy técnico y difícilmente son entendidos sin conocimientos avanzados en el campo. Con suerte, el artículo será lo suficientemente relevante y llegará a la prensa generalista. Si no atrae la atención de la prensa, la información producida se quedará entre nosotros y difícilmente llegará a la sociedad a corto plazo.

Además, los científicos utilizamos Twitter activamente. En esta red social, nos comunicarnos entre nosotros, publicitamos nuestros artículos o los de otros compañeros para hacerlos más visibles, discutimos abiertamente sobre ciencia… Actualmente, con la epidemia del coronavirus, algunos de nosotros exponemos figuras, predicciones u opiniones sobre epidemiología que nunca llegarán a ser publicadas en ningún sitio más allá de nuestro perfil de Twitter o de nuestra propia página web.

Es muy fácil mantenerse actualizado con la crisis del coronavirus simplemente siguiendo a científicos tan buenos y relevantes como desconocidos para el gran público. Muchos están haciendo un trabajo formidable informando sobre el virus tanto en sus redes sociales como en medios generalistas. Por resaltar a dos, Ignacio López Goñi —mención especial a su blog https://microbioun.blogspot.com/— o el catedrático de la Universidad de Washington Carl T. Bergstrom están haciendo un trabajo impresionante.

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Foto: Reuters.

Espero que casi todos hayamos visto la gráfica de 'aplanar la curva' que promovió Bergstrom, o que hayamos leído las 10 buenas noticias sobre el coronavirus, publicadas por López Goñi. Sin embargo, la mayoría de los científicos no tenemos el poder mediático que tienen ellos, y no nos engañemos, el mayor porcentaje de nuestros seguidores en Twitter son otros científicos. Así que el mensaje vuelve a quedarse con nosotros. Otro gran ejemplo de comunicación científica viene desde la Universidad Johns Hopkins. Desde los primeros momentos de la crisis, recopilaron datos oficiales de todos los lugares del mundo y elaboraron un muy intuitivo mapa y gráficas entendibles por cualquier persona que han sido extensamente compartidos. Tan es así que periódicos tan importantes como 'The New York Times', 'El País' o este mismo han continuado con el formato de estos gráficos y han hecho accesibles los datos a sus lectores.

Gran volumen de 'papers'

Sin embargo, no todo está funcionando tan bien. El primer foco de desinformación en prensa generalista es consecuencia de la gran cantidad de artículos científicos publicados. Es muy difícil mantenerse al día y, aun haciéndolo, hay artículos que contradicen resultados anteriores, y es una tarea ardua —incluso para los científicos— entenderlos y contrastarlos. Este hecho contribuye a la desinformación generada en los medios. Cuando un artículo científico corrige a otro previo, no siempre es corregido en la prensa. A veces —pocas— un periodista escribe una nueva noticia reportando el nuevo hallazgo.

Pero eso no supone que el primer artículo sea editado. No se incluye la nueva información o ni siquiera se hace algo tan sencillo como añadir un enlace que facilitaría encontrar los nuevos datos. De tal modo que cualquiera puede encontrar en Google el primer artículo o el segundo, o quizá los dos; pero dejar esto al azar no parece una buena idea.

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Foto: Reuters.

El segundo foco de desinformación es la ausencia de verdad que en algunas ocasiones se produce debido a la falta de formación biológica del periodista. La traducción del artículo, o la selección de las frases cortas tras la entrevista con el autor o experto en el tema, provoca la mayoría de estas equivocaciones. Además, el afán de publicar antes que la competencia y ante un público ávido de novedades provoca que no se contacte con expertos en el tema que aclaren o contrasten la información.

Dado que la gran mayoría de la población está haciendo incontables esfuerzos para adaptar su vida a los cambios producidos por la epidemia, tanto los científicos como los periodistas debemos dar un paso más allá. Por un lado, los científicos debemos conseguir trasladar mejor nuestros resultados. No pido que los artículos científicos utilicen otro lenguaje, eso no tendría sentido. Muchas revistas ya incluyen un resumen del autor que debe ser escrito en un lenguaje accesible y no técnico. Creo que deberíamos reportar nuestros hallazgos —o los de otros— en los lugares donde el público en general se informa. Dar difusión en medios y redes sociales más personales (Facebook, Instagram, foros) en vez de limitarnos a redes 'profesionales' (Twitter o LinkedIn).

Duplicar buenos hilos

Creo que deberíamos continuar difundiendo nuestro mensaje en medios como televisión y radio, pero también deberíamos mojarnos los pies e intentar educar en diferentes foros y sitios de internet. Entiendo que nuestra tarea como científicos no se debería quedar en encontrar nuevos resultados, sino también en saber trasladarlos a la gente. Algo sencillo, por ejemplo, sería duplicar los hilos elaborados en Twitter en lugares como Reddit, Facebook o foros en castellano. No requeriría mucho más tiempo que copiar y pegar. Un fantástico ejemplo ha sido el de Bill Gates, que ha abierto un hilo en Reddit para contestar las preguntas que cualquier persona pudiese tener.

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Foto: Reuters.

Así mismo, creo que los periodistas deberían intentar mejorar la información que ofrecen. Por un lado, sería muy sencillo enlazar diferentes artículos si hablan del mismo tema, ya sea aportando nuevos datos o corrigiendo algunos anteriores. Por otro lado, sería ideal que cuando se ha publicado un artículo generalista resumiendo un artículo científico, se vuelva a intentar buscar información sobre el tema pasados unos días/semanas para ver si hay nueva información que refute o refuerce el trabajo anterior. Especialmente si las métricas de este muestran un gran número de lecturas y difusión. Finalmente, si aumentar el número de expertos en la redacción es difícil, contactar con nosotros (los científicos) debería ser relativamente sencillo, ya que siempre estamos dispuestos a hablar sobre ciencia.

Aun así, esto que propongo no son más que soluciones a corto plazo que solamente pueden tener un impacto relativo. Deberíamos aprender de esta crisis que educar mejor a la población en biología y en tener un pensamiento crítico es básico. Con una educación fuerte, todos podríamos ser suficientemente críticos sobre el valor de la información que recibimos sin necesidad de ser doctores en ningún campo.

* Alfonso Santos es investigador de microbiología y genética molecular de la Universidad de Pittsburgh (EEUU).

La epidemia generada por el Covid-19 está siendo dramática y difícilmente comparable con cualquier otra situación de la historia reciente. Del mismo modo que la población española está ajustándose a los cambios producidos por la epidemia, los científicos y periodistas también estamos adaptándonos a nuestro nuevo día a día. La producción científica realizada sobre el coronavirus es asombrosa. Por ejemplo, en 2019 se publicaron 678 artículos revisados con el término 'coronavirus' en el título, y en los 79 días que han transcurrido de 2020 —esta tribuna ha sido escrita el día 19 de marzo—, ya se han publicado 1.163. Sin embargo, esta gigantesca producción científica en tiempo récord no está siendo trasladada con exactitud a aquellas personas 'no científicas'.

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