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Citius, altius, fortius, tecnologicus: así cambiará la IA los JJOO de París
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Alicia Richart

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Citius, altius, fortius, tecnologicus: así cambiará la IA los JJOO de París

Aunque la tecnología siempre ha estado ligada al deporte (ya hay proyectos que aplican la IA desde el año 2006), hoy su protagonismo se ha incrementado, pasando a ser una pieza fundamental

Foto: Imagen de la Torre Eiffel en París con los anillos olímpicos. (EFE/Teresa Suarez)
Imagen de la Torre Eiffel en París con los anillos olímpicos. (EFE/Teresa Suarez)

La inteligencia artificial puede mejorar el rendimiento de los atletas en un 17%, y su influencia es aún mayor si se aplica a los equipos deportivos. Puede llegar a ser de un 28%. Con estos parámetros, no sería extraño que los Juegos Olímpicos de París, que se inauguran el próximo 26 de julio, pasen a la historia como los primeros en los que la IA marcó la diferencia.

Aunque la tecnología siempre ha estado ligada al deporte (ya hay proyectos que aplican la IA desde el año 2006), hoy su protagonismo se ha incrementado, pasando a ser una pieza más en los entrenamientos de los atletas de élite, tan fundamental como la dieta, el esfuerzo y las condiciones físicas.

Si hasta los ciudadanos de a pie tenemos acceso a un entrenamiento personalizado solo con usar nuestro smartwatch, qué no podrán hacer aquellos llamados a despertar las pasiones de media humanidad en el próximo mes de agosto. No usar la IA es hoy casi tan dañino como autolesionarse o abandonar los entrenamientos. Al fin y al cabo, ¿qué ser humano renunciaría a un 17% de su ventaja de forma voluntaria?

No parece que muchos estén dispuestos a hacerlo, máxime cuando el gen de los atletas es altamente competitivo y unas centésimas pueden determinar la distancia entre el oro, la plata, el bronce y la peor de las posiciones en unos Juegos Olímpicos: la terrible cuarta posición.

Foto: El logo de Meta AI, encargada del desarrollo de la inteligencia artificial. (Reuters/Dado Ruvic)

Se cree, equivocadamente, que los griegos acuñaron una frase que después los romanos copiaron y tradujeron al latín, y que con el tiempo se ha convertido en el lema del más popular de los eventos deportivos: citius, altius, fortius. El espíritu olímpico se alimenta de esta frase que significa más rápido, más alto, más fuerte.

Pero hay dos cosas equivocadas en esta creencia. La primera es que los griegos jamás dijeron esa frase. Ni los romanos. Fueron los franceses, en los Juegos Olímpicos de París del año 1900, quienes la usaron por primera vez. La oyó el barón Pierre de Coubertin, fundador de los juegos modernos, en un campeonato escolar en el año 1881. Y le gustó tanto que la adoptó como propia para el soñador proyecto con el que cambió para siempre la historia del deporte.

El segundo error es más moderno, y estamos a tiempo de corregirlo, precisamente en la misma ciudad donde se usó por primera vez el lema olímpico. Hoy no basta con ser el más rápido, el más alto y el más fuerte para ganar una medalla, también hay que ser el más tecnológico.

No solo en el entrenamiento

En 2024 podremos ver las primeras grandes diferencias entre quienes emplean modernas técnicas de entrenamiento y quienes confían todo al azar y la destreza. Los deportes se van a parecer cada vez más a la Fórmula 1, donde cuenta mucho la habilidad del piloto, pero la diferencia viene marca por el acierto de las marcas al presentar nuevas innovaciones.

Ya se está empleando inteligencia artificial para diseñar raquetas de ping-pong, zapatillas de deporte o bañadores olímpicos. De estos últimos ya conocemos su eficacia. En los juegos de 2008 se batieron 25 récords mundiales gracias a unas mejoras que se habían realizado en los trajes de baño.

En cuanto a las zapatillas, Nike y Adidas se pelean por calzar a los campeones de mundo de maratón, que pulverizan récords apoyados en la tecnología. Los zapatos que lleva el récordman de España pesan apenas 138 gramos, casi la mitad que otros modelos. Y esto no es un detalle menor. De acuerdo con un estudio científico, en carreras de 10 km, sumar 100 gramos al calzado reduce el rendimiento cerca de un 10%.

La dimensión económica del reto

Todas estas mejoras comportan un esfuerzo económico. Estas zapatillas superan los 500 euros. No están pensadas para salir a correr los domingos por el parque. Lo mismo ocurre con bicicletas aerodinámicas, esquíes ultraligeros o material de gimnasia. Por no hablar de los planes de entrenamiento hiperpersonalizados desarrollados por IA que pueden marcar la diferencia.

Ahora bien, como siempre ocurre en estos casos, lo que puede ser un freno para algunos puede ser una oportunidad para otros. La inteligencia artificial ha llegado al deporte y se calcula que su mercado puede alcanzar los 19.200 millones de dólares en el año 2030, creciendo hasta un 30%.

Nuevas reglas, nuevos árbitros

Más allá de predicciones, lo que parece innegable que la IA lo va a cambiar todo. Empezando por los árbitros. Ya nos hemos habituado en el fútbol a usar la tecnología, recurriendo al VAR cada vez que algo genera dudas razonables. El fuera de juego, uno de los principales motivos de discusión entre humanos hasta la llegada de esta década, es ya cosa de la inteligencia artificial y los sensores.

Y lo mismo va a pasar en París con los árbitros de la gimnasia artística. Una disciplina en la que, hasta ahora, era un juez quien ponía la nota final que decidía el medallero. Ahora los saltos y piruetas serán analizados por la IA, que tendrá en cuenta datos numéricos, como el ángulo preciso del cuerpo de un gimnasta cuando sostiene un elemento de fuerza en las anillas o cuando ejecuta un salto en la barra de equilibrio.

Foto: Ilustración de inteligencia artificial. (Novaceno)

Las posibilidades son infinitas. La marcha atlética, un deporte en el que tradicionalmente destacan los españoles, está probando ya un sistema para detectar alguna irregularidad en el estilo, algo que hasta hoy depende de los jueces. No llegará a París, pero es cuestión de tiempo.

También en la lucha contra el dopaje la IA promete ser revolucionaria. La Agencia Mundial Antidopaje está desarrollando tres proyectos, donde analiza los datos de los atletas para captar cualquier anomalía. El cerco a los tramposos se estrecha gracias a una tecnología que, lo veremos dentro de unos días, va a cambiar el mundo del deporte. Si la empleamos de la manera correcta, atletas, árbitros y espectadores solo podemos salir ganando.

*Alicia Richart, directora general de Afiniti para España y Portugal.

La inteligencia artificial puede mejorar el rendimiento de los atletas en un 17%, y su influencia es aún mayor si se aplica a los equipos deportivos. Puede llegar a ser de un 28%. Con estos parámetros, no sería extraño que los Juegos Olímpicos de París, que se inauguran el próximo 26 de julio, pasen a la historia como los primeros en los que la IA marcó la diferencia.

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