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Cuando Carlos 'Lastre' mató a Kiko Matamoros, un artista seriamente enfermo
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Nacho Gay

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Cuando Carlos 'Lastre' mató a Kiko Matamoros, un artista seriamente enfermo

Carlos Latre no tiene ni puñetera gracia. Ya está, ya lo he dicho. Alguien tenía que hacerlo... Yo llevo tiempo ocultándolo por razones obvias. Pero no podía más

Foto: Ilustración realizada por Paco Sordo para Vanitatis
Ilustración realizada por Paco Sordo para Vanitatis

Carlos Latre no tiene ni puñetera gracia. Ya está, ya lo he dicho. Alguien tenía que hacerlo...

Yo llevo tiempo ocultándolo por razones obvias. Pero no podía más. No puedo soportar esta tortura. Sí, lo soy. Un sicario, me refiero. Antena 3 me paga desde hace nueve años una mensualidad por linchar a Telecinco cada sábado. Me pasan la información. Paco Sordo, el tipo que firma las ilustraciones de este blog, en realidad no existe. Es un seudónimo que utiliza un alto cargo de Atresmedia con mucho tiempo libre. Es decir, cualquiera. Lo reconozco todo. Necesito hacerlo, porque llevo casi dos lustros arremangándome los machos y me ha salido un quiste sebáceo en el testículo izquierdo de azuzar hacia adentro la maldad.

Pero hoy voy a hablar de Carlos. Latre para los amigos, que no sé si tendrá. Otrora miembro de aquellas 'Crónicas Marranas' que a fuerza de vomitar azufre en una palangana patrocinada por Telecinco 'fosforizaron' el mundo. Hoy, paradojas de la vida, y después de hacer un largo viaje, el que va del lupanar a misa de 12, en cuyo tránsito se encontró de frente, por cierto, con Mercedes Milá, que recorría el mismo camino pero en sentido contrario, es jurado de 'Tu cara me suena' y símbolo, a todos los efectos, de la actual y 'blanca' Antena 3. Sí, amigos, eso es reciclaje y no lo que hace Samantha Vallejo-Nágera en 'MasterChef'

Mientras Kiko pasaba por quirófano por novena vez en los últimos cuatro años, su pareja, Makoke, ha cubierto su baja en 'Sálvame'. Cuando te lías con una mujer que se hace llamar Makoke, supongo que asumes que te va a dar algún que otro problema en la vida

Latre es, por ende, una metonimia de Antena 3. La parte por el todo. Me explico, porque yo suelo cosificar lo abstracto para poder entenderlo. Es un truco de manual para cualquier nihilista. La cadena de Planeta ha sido siempre para mí, en este sentido, un bote de melocotón en almíbar: familiar, rancia, densa como el humo de un cigarrillo en una película de Wong Kar-Wai y cargante al paladar. Bueno, pues me juego lo que queráis a que si abres el bote de marras, el de melocotón, Carlos Latre vive dentro con toda su prole. Pasa allí toda la semana y sale los viernes chorreando sirope, el tío, y lo reparte con vocación ecuménica en falso directo (muy falso, por cierto) por las dos 'Españas': la sádica, que nació al calor de sus chistes malos a sueldo de Sardá, y la ingenua, que es la única a la que ahora le hacen gracia.

La España sádica 'post-Sardá' siempre había sido mayoría y los viernes veía 'Sálvame Deluxe', pero, como todo el mundo tiene derecho a ir de misa al burdel y del burdel a misa, porque Latre dejó el camino plagado de piedrecitas blancas, como Pulgarcito, pues ahora los ingenuos son más y 'Tu cara me suena' ha reventado el negocio del 'share' al albor del 'finde'. El humor de Latre fue el virus y hoy es el antídoto. Hay que joderse…

Pero sobre todo es la clave maestra del desdén en el que vive sumido permanentemente el equipo de 'Sálvame', que ha apretado tanto las tuercas a sus fieras que alguna ha estado a punto de morir estas semanas sobre la arena. Es el caso de Kiko Matamoros, al que por cierto conocimos gracias a 'Crónicas Marcianas'. Allí triunfaba su hermano Coto y él era el actor secundario. Ahora la cosa es justo al revés. Otro tipo de viaje de ida y vuelta.

Entre bocata y bocata de tortilla

placeholder Ilustración realizada por Bolívar Alcocer para Vanitatis
Ilustración realizada por Bolívar Alcocer para Vanitatis

Mientras Kiko pasaba por quirófano por novena vez en los últimos cuatro años, su pareja, Makoke, ha cubierto su baja en 'Sálvame'. Cuando te lías con una mujer que se hace llamar Makoke, supongo que asumes que te va a dar algún que otro problema en la vida, pero lo cierto es que la cosa ha superado todas las expectativas. El escarnio al que ha sido sometida durante la baja ha sido tal que me ha dado pena hasta a mí, alguien que hasta la fecha tenía el dudoso honor de ser la única persona sobre la faz de la tierra que había conseguido sobrevivir 32 años sin corazón. La pareja ha sido el 'punching ball' de toda una cadena, que ha puesto todo su empeño en este menester para intentar frenar la fuga de sádicos hacia la luz. Y en parte lo han conseguido. Vale, sí, que muchos de los conflictos que se generan en 'Sálvame' son pura impostura entre bocata y bocata de tortilla. Lo sé, yo todavía soy un sádico, no un ingenuo, pues no consigo encontrar ni a tiros el sendero de piedras. Pero en el caso de Kiko ha sido tal la crueldad empleada, una crueldad a todas luces intolerable, que los mismísimos hermanos Coen se han negado a convertir el material en película, por considerarlo demasiado 'gore'.

En última instancia, podría decir incluso que Matamoros, que siempre me ha caído bien, me ha conmovido. Ha escrito estos días un tuit en el que asegura que él lo que necesita es tiempo para leer. Y otro aún más revelador en el que celebra la reciente publicación de los diarios completos de Jaime Gil de Biedma veinticinco años después de su muerte. Gil de Biedma será siempre recordado por formar parte de la familia de Esperanza Aguirre y también por ser vecino mío, pues vivió una temporada en Nava de la Asunción (Segovia), que está a tiro de piedrecita blanca de mi pueblo, Arévalo (Ávila). Pocos le recordarán por sus poemas o por sus diarios, lamentablemente. Pero uno de ellos, para mi sorpresa, será Kiko Matamoros.

Hasta ahora habíamos podido leer 'Diario de un artista seriamente enfermo', en el que el poeta narraba el camino hacia la muerte de un enfermo “muy borracho y muy homosexual”, como le definían sus amigos. “El miedo a envejecer razonado y razonable”, escribe Matamoros sobre los diarios recientemente publicados. Sin duda es el mensaje de un hombre atormentado por el mismo mal. De un hombre que se ha retocado la cara nueve veces en el tiempo que dura una Olimpiada.

Matamoros, que confesó hace unos días en 'Sálvame' que le hubiese gustado ser escritor, y de momento solo ha llegado a presidiario, aboga por un concepto de realidad claramente 'lynchiano'. La realidad como sentimiento, lejos de la superficie de las cosas, lejos por tanto de ese 'Sálvame' que tanto le aflige y que no le deja tiempo para leer. Pero para llegar a ese estadio, como lo hace el anciano protagonista de 'Una historia verdadera' (David Lynch, 1999), un loco que se hace las Américas sobre un tractor para despedirse de su hermano moribundo y reconciliarse con la vida, hay que aceptar antes ciertas reglas.

placeholder Elena Anaya y Antonio Banderas en 'La piel que habito'
Elena Anaya y Antonio Banderas en 'La piel que habito'

Al no hacerlo, porque la pela es la pela, el concepto de realidad en el que vive Matamoros es, en definitiva, más 'almodovariano' que 'lynchiano', muy a su pesar. Kiko es esa Elena Anaya que se acuesta un día hombre y se levanta al siguiente mujer, víctima de la venganza de un cirujano plástico. Kiko es el protagonista de 'La piel que habito' cuando se enfrenta horrorizado de un vistazo al juego de consoladores, cada uno de un diámetro mayor que el anterior, que servirán para cavar el túnel hacia esa realidad alternativa en la que habitan los protagonistas de 'Sálvame'.

Elena Anaya vive encerrada por un psicópata, eso sí, mientras los barrotes de la cárcel en la que vive Matamoros son, qué duda cabe, de pladur. Cuando 'Sálvame' ya va por el consolador tamaño misil balístico en su deriva sodomita, Matamoros, ebrio de fama y enfermo de dinero, pide tiempo en Twitter para leer y comprender a un Gil de Biedma ebrio de todo y enfermo de sida. Tampoco es tan complicado, tío. Déjate de diarios. Solo hay que dejar de cenar en Horcher para hacerlo en el VIPS.

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Carlos Latre no tiene ni puñetera gracia. Ya está, ya lo he dicho. Alguien tenía que hacerlo...

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