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'The Punisher' el nuevo héroe de Netflix: sin hostias no hay diversión
La última adaptación del universo Marvel perpetrada por la plataforma de streaming solo es capaz de ser convincente en sus escenas de acción
En octubre de 2013 Netflix anunció que entre sus proyectos más ambiciosos se encontraba el salto a la pequeña de cuatro superhéroes de Marvel: Daredevil, Luke Cage, Jessica Jones y Iron Fist. En los años posteriores cada uno estrenaría su propia serie y, posteriormente, los cuatro se encontrarían en una quinta producción, titulada 'The Defenders'. A las cabezas pensantes de la plataforma de streaming les debió de parecer que aún se podía explotar un poco más el universo Marvel, porque en la gran pantalla las películas de superhéroes eran recibidas con fervor. Y en cuanto cinco o seis salieron a aplaudir la actuación de Jon Bernthal en 'Daredevil' a través de las redes sociales, y reclamaron para él su propia serie, en la compañia de Los Gatos dijeron "¿por qué no?" Y 'The Punisher' se hizo serie.
La producción creada por Steve Lightfoot ('Hannibal') llegará a Netflix el viernes a las 9 de la mañana. Al igual que sus predecesoras, la serie es una de las apuestas más importantes de la compañía de Reed Hastings para la segunda mitad del año. Y aunque su estreno ha tenido que ser retrasado por culpa de los tiroteos masivos que ha sufrido Estados Unidos en los últimos meses, el violento rol al que da vida Bernthal llega a la plataforma para satisfacer a todos aquellos que quedaron prendados por su deseo de venganza. Porque en realidad, 'The Punisher' nunca fue un superhéroe. Ni siquiera un héroe. Es un hombre al que el dolor que siente por la pérdida de su familia le convierte en una letal máquina de matar. Menos repulsiva que los mafiosos y villanos contra los que pelea, pero mortífera al fin y al cabo. El problema es que cuando no despliega su arsenal, se convierte en un rol que quizá no merezca tanta historia, ni tantos episodios. Y para darse cuenta de ello no hace falta demasiado.
El arranque de 'The Punisher' es espectacular. En apenas unos minutos el espectador disfruta de una sucesión de secuencias de acción en las que el poder del protagonista queda claro. Él solito es capaz de acabar con la red de traficantes culpable de la muerte de su mujer y sus dos hijos. Un letal disparo a decenas de kilómetros, un nudo de la corbata más ajustado de lo normal y listo. La organización ha quedado liquidada y el guerrero puede descansar en paz. O no. Porque a Frank Castle, el hombre que se esconde tras el apodo de 'The Punisher', su pasado le persigue en forma de estrés postraumático. Y si a la audiencia no le queda claro con el primer flashback, no pasa nada, porque la producción lo repetirá una y otra vez.
Terminados los fuegos llega lo obvio
Diez minutos después del arranque de la serie, cuando las aguas se calman y Frank Castle es un hombre que se oculta bajo el nombre de Pete Castaglione, es inevitable preguntarse por qué la producción narra una historia infinitamente más aburrida que aquella con la que te ha seducido poco antes. Para mantener un perfil bajo, y que aquellos que le dan por muerto no descubran la realidad, Castle se ha convertido en un obrero de la construcción al que sus compañeros tratan como su fuera "retrasado mental", según sus propias palabras. Su falta de interés por relacionarse con los demás, y su necesidad de aferrarse a su martillo para descargar la ira contenida, lo alejan del grupo "de los guays". Aunque no haga falta demasiado para imaginarse que, antes de que acabe el episodio, Castaglione volverá a ser 'The Punisher' y se vengará de ellos. Una trama previsible y convencional que sólo se justifica con la escena final, también espectacular pero escasamente novedosa.
Entre la apertura y el cierre, y más allá de los abusones que le quitan el sandwich como si se tratase de un patio de colegio, la producción se regodea en el dolor de Castle, repitiendo una y otra vez las imágenes que vuelven a su cabeza. Su mujer, sus hijos, la muerte de todos ellos. Una y otra vez. Porque 'The Punisher' no quiere que el espectador olvide que la violencia de su protagonista nace de la terrible pérdida que ha sufrido. Y de su trabajo como marine del ejército de los Estados Unidos, que le llevó a vivir experiencias traumáticas en Irak y Afganistán. Emociones que tratará de compartir con sus colegas de profesión, aunque no sea capaz de llegar más allá del quicio de la puerta del grupo de apoyo que lidera Curtis. Una de las pocas personas que sabe que Frank Castle no ha muerto.
El trasfondo militar
El interés de 'The Punisher' por poner sobre la mesa los problemas que sufren los veteranos de guerra cuando acaban sus misiones es tan encomiable como el de 'Luke Cage' por trasladar a la pantalla la situación de los afroamericanos en Estados Unidos, o la visión femenina que ofrecía Jessica Jones en un mundo tan masculino como el de los superhéroes. Sin embargo, el mensaje se diluye por culpa de la violencia que caracteriza al personaje, para el que hay un antes y un después en su vida tras su paso por las zonas de guerra. Las reuniones al estilo "Alcohólicos Anónimos" plantean problemas reales que deben afrontar miles de hombres y mujeres en todo el país. Pero no son más que el trasfondo de una historia en la que los malos se esconden en sofisticados despachos, y no en sótanos de mala muerte en Little Italy, o en recónditos paisajes desérticos al otro lado del océano Atlántico.
Paralelamente a los traumas y las penas de Castle, el espectador tiene la oportunidad de conocer a Dinah Madani. Una agente del Departamento de Seguridad de los Estados Unidos con carácter y principios que no está dispuesta a pasar por alto la muerte de un compañero en Afganistán. Una mujer de armas tomar, con un jefe que en cada escena insiste en reafirmarse como un "bobo solemne" que no tiene ningún interés en que Madani enrede más de lo necesario en un asunto tan turbio. El tonto útil que, literalmente, está al servicio del gobierno que le paga, y con el que la aguerrida agente deberá pelearse para llevar adelante su compromiso con la seguridad y la verdad. Aunque Madani también tendrá que vérselas, cómo no, con 'The Punisher', porque ella parece ser la única persona en todo Nueva York a la que la repentina y casual muerte de Frank Castle no le resulta creíble.
Amigos y enemigos
Pero no todo va a ser maldad y conflicto, y el bueno de Frank también tiene la oportunidad de ser él mismo frente a un rostro familiar y entrañable como el de Karen Page. La periodista del New York Bulletin a la que vemos en 'Daredevil' trabajando como asistente de Matt Murdock y ahora es una especie de contrapunto mortal y sensible con la realidad. El nexo que un hombre maldito como él necesita con una sociedad que ni le respeta, ni le comprende, aunque un día, no hace demasiado tiempo, él mismo luchó por ese país que ahora le desprecia. Un nuevo intento de la producción por otorgar a su protagonista esa vertiente humana que los disparos y los huesos rotos que Castle deja tras de sí no dejan ver.
Micro, el exanalista de la Agencia Nacional de Seguridad con el que Castle tiene una relación de amor y odio, o Billy Russo, su mejor amigo en el ejército y el director de una corporación militar privada en la actualidad, son otros de los personajes con los que el protagonista deberá relacionarse para descubrir la verdad. Porque después de la vertiginosa matanza de traficantes y sicarios que vemos en el arranque de la producción, resulta que todas esas balas y toda esa sangre no han acabado con los verdaderos culpables de que el protagonista esté solo en el mundo. Con lo claro que parecía tenerlo el propio Castle.
Para los muy cafeteros
Aquellos que disfrutaron del sufrido excombatiente durante su paso por 'Daredevil' es probable que disfruten con cada uno de los trece episodios que componen 'The Punisher'. Las escenas de acción con las que el personaje de Bernthal alcanzó la fama también están presentes en el nuevo estreno de Netflix. Pero no son lo único de lo que vive la serie. Y eso es un problema cuando los capítulos duran sesenta episodios, y entre emboscada y emboscada no hay más que traumas repetitivos, preocupaciones impostadas y un grupo de personajes que son una excusa más que una entidad en sí misma. Lo mismo que sucede con el novedoso interés de la producción por retratar la situación de los veteranos de guerra, que se presenta como un punto de vista interesante en el arranque y se difumina para convertirse en una motivación para el protagonista, más que en una preocupación.
'The Punisher' es mejor que 'Iron Fist', al que pocos dudan en calificar como la peor producción que compone la saga de superhéroes de Netflix. Una hazaña que no resulta demasiado destacable, a pesar del gran trabajo de Bernthal o las espectaculares coreografías con las que adornan las escenas de acción. Pero no es una serie destinada a convertirse en una producción imprescindible para el gran público, y probablemente tenga que conformarse con ser el sueño hecho realidad de los seguidores del universo Marvel que un día se enamoraron de su sed de venganza. Algo que debería llevar a productoras y cadenas de televisión a replantearse, de una vez, si en realidad es necesario llevar a la pantalla todos los superhéroes que las novelas gráficas nos regalaron hace años. Aunque sólo sea por destinar sus presupuestos a producciones más complejas e interesantes que las que últimamente nos encontramos en el cine y la televisión. Por favor.
En octubre de 2013 Netflix anunció que entre sus proyectos más ambiciosos se encontraba el salto a la pequeña de cuatro superhéroes de Marvel: Daredevil, Luke Cage, Jessica Jones y Iron Fist. En los años posteriores cada uno estrenaría su propia serie y, posteriormente, los cuatro se encontrarían en una quinta producción, titulada 'The Defenders'. A las cabezas pensantes de la plataforma de streaming les debió de parecer que aún se podía explotar un poco más el universo Marvel, porque en la gran pantalla las películas de superhéroes eran recibidas con fervor. Y en cuanto cinco o seis salieron a aplaudir la actuación de Jon Bernthal en 'Daredevil' a través de las redes sociales, y reclamaron para él su propia serie, en la compañia de Los Gatos dijeron "¿por qué no?" Y 'The Punisher' se hizo serie.