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Carmen Laforet, una marioneta del feminismo
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Alberto Olmos

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Carmen Laforet, una marioneta del feminismo

Nuevo capítulo de Imprescindibles (RTVE) dedicado a un escritor; y nuevo patinazo. Esta vez, con la autora de 'Nada', Carmen Laforet

Foto: Carmen Laforet
Carmen Laforet

En 1944 cinco hombres concedieron un importante reconocimiento literario a una mujer de veintitrés años que aspiraba a él con su primera novela. Arriesgaban por partida triple: premiando a una mujer en aquellos años, apostando por alguien joven y desconocido y dando categoría de obra importante a una ópera prima. La novela se titulaba 'Nada' y su autora era Carmen Laforet. El premio Nadal marcaba en su primera edición las líneas maestras que lo llevarían a ser el galardón literario más prestigioso de España: nueva voces, experimentación formal y compromiso con el presente.

En 'Carmen Laforet. La chica rara', el documental que estrenó recientementeRTVE dentro de su espacio 'Imprescindibles', entienden que aquello fue en verdad el inicio de una trayectoria artística constantemente entorpecida por el machismo.

El hecho de que sea más machista no premiar a Carmen Laforet que premiarla no parece contar para las realizadoras de la película, que tienen tan claro lo que quieren contar con su insostenible hagiografía que apenas dan importancia al loable progresismo del fallo de aquel jurado.

Lo curioso es que 'Carmen Laforet. La chica rara', exhibe muchos más prejuicios de los que denuncia y acaba por convertir a Carmen Laforet en una marioneta al servicio de una causa.

Machismo retroactivo

La causa es la denuncia de las condiciones en que las mujeres de los años cuarenta y cincuenta vivían a la hora de acometer sus ambiciones artísticas. Ana Pérez de la Fuente y Marta Arribas reúnen en su documental a cinco o seis mujeres para glosar la trayectoria de Laforet, lo que ya señala con pasmosa crudeza el reduccionismo intelectual de 'La chica rara': sólo las mujeres pueden estar interesadas en defender a Carmen Laforet.

La película juega enseguida su carta ganadora. La voz en off nos informa de que Carmen Laforet tuvo cinco hijos poco después de ganar el premio Nadal, y casi de forma consecutiva. Con la aparición de sus siguientes libros, los periodistas le preguntan cómo concilia la crianza de la prole y la escritura. ¿Acaso le preguntaban eso mismo a los escritores varones?, clama la voz en off, visiblemente entusiasmada con su oportuna agudeza.

Es obvio que si acudimos a los años 50 con varas de medir forjadas en los avances en igualdad de hoy todo lo vamos a encontrar mucho más pequeño

Es obvio que si acudimos a los años 50 con varas de medir forjadas en los avances en igualdad de hoy todo lo vamos a encontrar mucho más pequeño. También es obvio que las autoras de este documental no han sondeado a fondo las entrevistas que en aquellos años le hicieron a Miguel Delibes, padre de siete hijos. Seguramente, se llevarían alguna sorpresa.

Lo deprimente es que 'La chica rara' me ha parecido mucho más machista para este 2016 que todo lo que cuenta de Carmen Laforet durante el franquismo. Al hecho de reunir a varias mujeres, y sólo mujeres, para validar la obra de la autora -algo ya de por sí ridículo-, hay que añadir el modo que tiene de dirigirse a ella, y la manera tan intransitiva con la que se analiza su obra.

No me llames Laforet, llámame Carmen

Carmen. Así llama la voz en off a Carmen Laforet, provocando una cercanía que, en rigor, sólo consigue restar distancia de respeto a esta escritora. Usando sus mismas estrategias argumentales: ¿alguien se imagina un documental sobre Joseph Conrad en el que a Joseph Conrad se le llame Joseph, o uno sobre William Faulkner en que se le llame William, u otro sobre Julio Cortázar que le apele con la familiaridad de un “Julio”? ¿Hay algún momento en el programa emitido hace algunos meses sobre Antonio Muñoz Molina en que la voz en off nombre a Muñoz Molina por su nombre de pila?

[Antonio Muñoz Molina recibe el masaje de su vida]

Si Antonio Muñoz Molina es nada menos que Antonio Muñoz Molina, y Carmen Laforet es sólo Carmen, ¿qué mensaje estamos enviando sobre igualdad de género en el arte literario?

Si Antonio Muñoz Molina es nada menos que Antonio Muñoz Molina, y Carmen Laforet es sólo Carmen, ¿qué mensaje enviamos sobre igualdad de género?

El documental agrava la demolición de la figura de Carmen Laforet cuando, cada vez que aparece una obra suya, dice cosas como “estaba intentando hacer algo nuevo”. ¿Nuevo, respecto a qué?, ¿según qué corriente literaria, inspirado en qué obras anteriores o contemporáneas, aplicando qué recursos o estéticas? 'La chica rara no lo dice', como no dice nada sobre las lecturas tutelares de Laforet o sobre su concepción de la novela o sus ideas, así sean las menos gravosas televisivamente, acerca de la sociedad o de la mujer.

Eso sí, durante todo el documental sufrimos la tortura de saber cómo se “sentía” Carmen en uno u otro momento de su vida. ¿Se imaginan un trato similar dado a Roberto Bolaño?

Una mujer en fuga

He repasado las notas que tomé tras la lectura, hace años, de 'Carmen Laforet, una mujer en fuga' (RBA; 2009), de Anna Caballé e Israel Rolón. Seguramente Anna Caballé, después de confeccionar esta espléndida biografía, tiene mucho más que decir sobre Laforet que todas las mujeres a las que convocaron desde el documental 'La chica rara', pero parece que no se acordaron de ella.

Pues bien, no hay ni una sola de mis anotaciones que no chirríe al enfrentarse con el documental de Ana Pérez y Marta Arribas. La impresión que me llevé de Carmen Laforet leyendo la biografía de Caballé y Rolón no fue que sufriera las abnegaciones de la ama de casa, sino que vivió siempre los caprichos de la alta burguesía. Hay criados y sirvientas por todas partes, mansiones junto al mar, regalías literarias que seguramente no disfrutaron muchos otros escritores -hombres o mujeres- de su tiempo.

Laforet no sufrió las abnegaciones de la ama de casa, sino que vivió siempre los caprichos de la alta burguesía

Para escribir 'La isla y los demonios' (1952), por ejemplo, se trasladó a Palma “con todos los gastos pagados y un chófer a su disposición” a cuenta del Cabildo. Con 'La mujer nueva' gano el premio ciudad de Menorca, el mejor dotado de España: 200.000 pesetas de 1955. La editorial destino le dio 50.000 pesetas en 1965 para que “acabara” 'Al volver la esquina', que no se publicaría hasta 2004.

Una grandiosa idea

Al margen, traten de digerir desde cualquier visión de la igualdad de género esta larga -pero fascinante- cita:

“Creo que no has entendido mi grandiosa idea del feminismo femenino. No es que yo quiera que las mujeres sean las cuatro letras al estilo que hoy se usa. Mi idea es ésta: toda mujer por el hecho de serlo tendría desde que nace una renta asegurada para vivir, renta que le entregaría el Estado sacándosela a todos los hombres. Cuando tuviera niños, mientras fueran pequeños las rentas se le multiplicarían muchísimo. A la mujer le estarían prohibidas toda clase de trabajos pesados. Los hombres guisarían, lavarían, serían ingenieros, negociantes, artistas, obreros de fábrica... Los hombres podrían ser pobres o ricos, según lo que hicieran en la vida, a pesar de los enormes impuestos que tendrían todos para atender a las mujeres y a los niños. A las mujeres se les exigiría que se cuidasen, y las que fueran más bonitas tendrían más dinero, también las más inteligentes porque la crítica de lo que hicieran los hombres estaría encomendada a la mujer.”

Laforet: todo un modelo de discurso adelantado a su tiempo, vamos.

En 1944 cinco hombres concedieron un importante reconocimiento literario a una mujer de veintitrés años que aspiraba a él con su primera novela. Arriesgaban por partida triple: premiando a una mujer en aquellos años, apostando por alguien joven y desconocido y dando categoría de obra importante a una ópera prima. La novela se titulaba 'Nada' y su autora era Carmen Laforet. El premio Nadal marcaba en su primera edición las líneas maestras que lo llevarían a ser el galardón literario más prestigioso de España: nueva voces, experimentación formal y compromiso con el presente.

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