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Víctor Alvargonzález

Telón de Fondo

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And the winner is...

En artículos anteriores he ido describiendo los dos escenarios en los que creo que podrían moverse los mercados a medio plazo. Es el paso previo a

En artículos anteriores he ido describiendo los dos escenarios en los que creo que podrían moverse los mercados a medio plazo. Es el paso previo a establecer cualquier estrategia de inversión. Si no tienes claro por dónde te vas a mover, ¿cómo vas a saber cuáles son los activos en los que invertir?

En el 'post' titulado La japonetización de la economía occidental, definía el peor escenario -aunque no el peor posible, la incompetencia humana no tiene límites- y en mi siguiente colaboración, titulada Sentido común, daba mi opinión sobre lo que debería ocurrir para que los mercados recuperaran la confianza.

Lo prometido es deuda y dije que daría algunas pistas de donde sería aconsejable invertir en el caso de que se diera uno u otro escenario. La grandeza de trabajar en arquitectura abierta y del asesoramiento independiente es que puedes recomendar a tus clientes todos los productos y activos del mercado sin tener que “colocar” un producto propio -“el de la casa”-, sino el que mejor se adapte a tus clientes y a la situación de los mercados. 

Eso significa que se puede obtener una buena rentabilidad en cualquier escenario porque tienes toda la gama de colores a tu disposición. No quiero decir con esto que un asesor independiente y que trabaje en arquitectura abierta acierte siempre, obviamente no, pero sin duda cuenta con más y mejores herramientas de trabajo, ya que tiene a su disposición todos los activos y productos del mercado. Y si no me creen, lean lo que viene a continuación y juzguen la importancia de trabajar sin limitaciones de marca, activo o producto.

Si el mundo va hacia la “japonetización”, lo primero que hay que hacer es garantizarse tipos de interés lo más altos posibles para un periodo largo de tiempo. En otras palabras, un bono de una empresa solvente, sólida y bien diversificada internacionalmente, con un vencimiento a cuatro o cinco años. La “japonetización” es larga por definición y, además, en caso contrario un bono se puede vender en el mercado secundario. En un bono de ese tipo de empresa y calidad crediticia a día de hoy se puede obtener más de un 4% de rentabilidad. 

En deuda “senior” de un banco español se puede obtener bastante más, incluso mucho más, pero yo me limitaría a los pocos bancos españoles que pueden presumir de cierta solvencia y, sobre todo, diversificación internacional, porque si el mundo se “japonetiza”, España es uno de los principales candidatos, como lo fue a sufrir la crisis. Carecemos de un modelo de negocio competitivo y en cambio contamos con dos elementos definitivos para “japonetizarnos”: una economía rígida y una clase política terrible. Y los depósitos ni los tocaría. Ni son a medio plazo -las renovaciones tendrían que hacerse a tipos menores- y salvo que sean de los bancos más sólidos y diversificados podrían ser peligrosos si las cosas se ponen realmente feas.

Nótese que no he hablado de deuda pública. El problema es que la que es “creíble” ofrece ya un tipo de interés muy bajo (Alemania, USA, Suiza, ..), porque los mercados llevan tiempo asustados y descuentan la “japonetización” de las economías europea y norteamericana. Y la deuda pública que ofrece tipos altos, como la española o la italiana, implica un riesgo muy elevado. En cualquier caso, si la economía fuera hacia un estancamiento y deflación a la japonesa, los bonos alemanes y norteamericanos aún ofrecerían valor. No olvidemos que en Japón el bono con vencimiento a diez años llegó a caer al 1% de rentabilidad.

Como he comentado en artículos anteriores, los principales culpables de la japonetización serían los políticos europeos y su desastrosa forma de gestionar la crisis griega. Cuando dentro de unos años se estudie en los “masters”, se pondrá como ejemplo de cómo un problema inicialmente pequeño -la economía griega no llega a representar ni el 3% del PIB europeo- puede llegar a contagiar primero a toda Europa y luego al mundo entero por no cogerse a tiempo el toro -becerro en este caso- por los cuernos. 

Eso me lleva a pensar que la “japonetización” pasaría porque la eurozona siguiera con su penoso tratamiento del problema durante meses y a lo mejor años. Un claro beneficiario de ello sería el dólar norteamericano, más por miedo y hartazgo con el euro que por méritos propios. Y qué decir, si, Dios no lo quiera, el euro acaba implosionando. A la espera de que vuelva el marco alemán -que se iría la estratosfera-, dólar y franco suizo serían una buena opción. No la única, pero si la más líquida. 

Y en ese remoto supuesto -espero que sea remoto- no recomendaría tener ni un solo activo español, bonos incluidos, sino fondos de inversión en dólares (u otras divisas sólidas), domiciliados fuera de España y comprados con la operativa adecuada, para evitar sorpresas. En ese escenario el oro se iría a la estratosfera y los fondos contrarios -los que pueden ponerse “cortos”- y los que ganan con el aumento de la volatilidad serían una buena compra. Y habría más ideas, porque los escenarios extremos son muy direccionales y dan mucho juego, pero no queremos insistir en el escenario “Armagedon”, no sea que por describir una simple posibilidad me acusen de alarmista, o cosas peores.

En un escenario que no fuera de desastre si no sólo de “japonetización”, el papel de los activos refugio no estaría tan claro. Ciertamente un gran aliado del oro es el miedo, y un escenario a la japonesa da miedo, pero también es cierto que el otro gran aliado del oro, la inflación, solo existiría en la mente del BCE. Por cierto que cuando digo que los políticos europeos serán los principales culpables de que acabemos “japonetizados” incluyo al BCE, que ha calcado los errores que cometió en su día el banco central de Japón, manteniendo tipos altos cuando lo que llegaba era el “tsunami” deflacionista. Mucho me temo que los economistas del BCE no estaban en clase cuando explicaron que deflación no es lo mismo que estabilidad de precios, que es lo que les han encomendado mantener.

Habría más ideas, pero hay que dejar espacio  -y esperanza- para el caso de que los políticos europeos reaccionen. Aunque cada día que pasa es más difícil. La canciller alemana no será brillante, pero es tozuda. “Sostenella y no enmendalla” decimos aquí. Y el nuevo “Napoleón” francés ha demostrado que sólo coincide con el “empereur” en la estatura física, no en la política. ¿Se han dado Uds. cuenta de cómo se ha quitado de en medio últimamente, como si la cosa no fuera con él? Al menos Merkel tiene la valentía de ponerse en primera línea de fuego y defender sus convicciones -ojalá la tuviera para tomar decisiones contundentes que dieran confianza a los mercados-. 

Pero pongamos que, si no por valentía, sí por una inaguantable presión, los europeos tomaran el camino de la decisión y el liderazgo -si les interesa mi opinión al respecto la tienen en el post “Sentido común”-, el mercado se daría la vuelta de forma espectacular. En un primer momento bolsas cómo la española o la italiana probablemente serían las principales beneficiarias, al pasar del borde del precipicio al terreno de la salvación. Pero a medio plazo serían los países con mejores perspectivas en caso de recuperación los que se llevarían el gato al agua

No incluyo a los EEUU porque, aunque sin duda estarían en ese grupo de beneficiarios, sus bolsas han caído mucho menos que la del resto de países  -y permítanme apuntarme el tanto, pues la bolsa norteamericana es casi la única que recomendamos al inicio del año, como consta en los “post” de aquellas fechas-, así que tiene menos camino que recuperar. Aún así EEUU estaría en nuestras carteras modelo, pero quienes volverían a estarlo sin duda serían los mercados emergentes, que presentan las mejores condiciones para aprovechar la vuelta al crecimiento. No olvidemos que Europa y EEUU habrían superado el bache, pero les quedarían muchas deudas que devolver.

No sabemos qué va a pasar. Estamos totalmente en manos de los políticos, de políticos que ni ellos mismos saben qué van a hacer. Se pueden hacer predicciones en base a la información económica y financiera disponible, a las tendencias, a las preferencias de los inversores, pero no en base a lo que le pase a un político por la mente, salvo que sea un auténtico líder de esos con ideas claras que marcan el camino a seguir, y obviamente no es el caso ni en Europa ni en los EEUU. Lo que podemos hacer y estamos haciendo es establecer qué tiene que pasar para que los mercados tomen uno u otro camino y cuáles serían los activos ganadores en cada caso. El resto es cuestión de “timing” y visión de mercado. Que no es poco.

En artículos anteriores he ido describiendo los dos escenarios en los que creo que podrían moverse los mercados a medio plazo. Es el paso previo a establecer cualquier estrategia de inversión. Si no tienes claro por dónde te vas a mover, ¿cómo vas a saber cuáles son los activos en los que invertir?