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Trampas y oportunidades que ofrece el pánico financiero
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Víctor Alvargonzález

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Trampas y oportunidades que ofrece el pánico financiero

¡Que viene el lobo! Según la famosa fábula, de tanto oírlo, y aunque todos sabían que el lobo merodeaba por allí, ninguno de los pastores hacía

¡Que viene el lobo! Según la famosa fábula, de tanto oírlo, y aunque todos sabían que el lobo merodeaba por allí, ninguno de los pastores hacía ya caso de los avisos de Pedro. Y un día el lobo llegó. Como llegó Bernanke el otro día a su conferencia de prensa. Y los mercados vieron los dientes al lobo y se asustaron. Vaya si se asustaron: ¡entraron en auténtico pánico!

Ante una situación de pánico, el inversor inteligente se hace automáticamente dos preguntas: ¿es una oportunidad de compra o ha llegado el momento de vender porque es un cambio de tendencia? ¿Y si es una oportunidad: en qué activos, sectores, países, valores, etc.? ¿Y si es lo contrario, quiénes son candidatos a la venta?

Porque en mi opinión, el éxito en el mundo de la inversión se basa en dos cosas: una, comprar, cuando todo el mundo vende, aquello que tiene un valor intrínseco que aflorará cuando se calmen las cosas. En otras palabras: aprovechar el pánico y la irracionalidad para comprar barato todo aquello que tiene expectativas de futuro positivas.

Las trampas

Como explicaba en mi post anterior, creo que sería un grave error pensar que lo que está ocurriendo en el mercado de bonos es una simple corrección. Después de más de treinta años –se dice rápido– con la Fed bajando tipos (desde Greenspan hasta Bernanke, ambos incluidos), estamos ante una de las tendencias de mercado más largas de la historia. Y, en consecuencia, con una de las tendencias alcistas más largas para los bonos, exceptuando –y esto es importante– la deuda soberana de la periferia europea, víctima de la soberana incompetencia de sus políticos.

Como los motivos por los que creo que hay que cambiar el chip en renta fija están de sobra explicados en el post de la semana pasada, donde explico por qué creo que sería caer en una trampa pensar que hay que aprovechar el pánico vendedor para comprar, por ejemplo, deuda pública norteamericana con vencimiento a largo plazo, no me extenderé sobre el asunto.

Otro error sería refugiarse en el oro. Ese refugio puede convertirse en una cárcel –ya se sabe: una inversión a largo plazo es una inversión de corto plazo que sale mal–, simplemente porque el oro se utiliza, especialmente, como cobertura contra la inflación, y si algo me queda claro de este movimiento tan inusualmente agresivo en el Sr. Bernanke –probablemente presionado por otros miembros de la Fed– es que si para algo va a servir es para evitar que la inflación se dispare en el futuro. Y si no, ahí van datos: la inflación ha bajado en los últimos meses en los EEUU. El precio de las materias primas ha bajado de manera espectacular en todo el mundo y no se estabilizará hasta que China salga de su particular atolladero. Y el precio de las materias primas es un elemento fundamental en el desarrollo o contención de la inflación. 

Europa, por su parte, seguirá estancada económicamente o con un crecimiento muy débil durante al menos uno o dos años, y una economía estancada lo que aporta es desinflación, no inflación. Y suerte tendrá Japón si consigue salir de la deflación en la que vive. Además, por si todo lo anterior fuera poco, estando totalmente de acuerdo en que la economía norteamericana está bien encarrilada (ya lo predije hace mucho tiempo en el post Back to the USA), tampoco va a ser como para lanzar cohetes. Crecer un 2,5% o un 3% anual no es inflacionista, y menos cuando el resto del mundo va como puede. En otras palabras: la acción de la Fed es claramente preventiva y si algo bueno tiene –el resto no podría haber generado más miedo y daño a una confianza del consumidor americano que empezaba a recuperarse– es que trata de evitar con tiempo que la pasta salga del tubo porque una vez fuera es muy difícil volver a meterla dentro (definición de Paul Volcker del riesgo de no actuar a tiempo contra la inflación). Y hablo de la confianza del consumidor porque uno de los elementos fundamentales de esa confianza, a parte, obviamente, de tener trabajo, es ver que aumenta o al menos no cae el valor de tu vivienda y tus ahorros. No sé lo primero, pero a los ahorros de los norteamericanos –y del mundo entero– la Fed les ha metido un palo considerable.

Las oportunidades

Pero basta de decir dónde no hay que invertir –aunque aporta su valor e incluso permite a los profesionales ponerse cortos (apostar contra el valor de un activo). Vamos a ver algunas oportunidades de compra interesantes que ha generado la Fed con su andanada.

La primera es, sin duda, la renta variable norteamericana, mi mercado preferido, como bien saben quienes me aguantan habitualmente, ya sean compañeros de trabajo, clientes, sufridos lectores de mis artículos o quienes tienen a bien seguirme en radio o televisión. Lo tengo meridianamente claro: la Fed ha desentubado al enfermo porque está sanando. Sí, inicialmente da miedo verle salir a pasear al pasillo con sus zapatillas, pijama, fragilidad de convaleciente, y más todavía dará cuando salga al jardín y se coja un catarro. Pero señores: el paciente está vivo. La economía norteamericana está vivita y coleando, ha superado su crisis crediticia –Moody´s acaba de recalificar al alza todo el sistema financiero norteamericano–, superó su burbuja inmobiliaria –solo quedan viviendas nuevas para tres meses y por eso se está construyendo–, el paro se reduce suavemente y el país está inmerso en una revolución energética de grandes –y positivas– consecuencias económicas. Y yo me pregunto: una economía que crece al 3% –máximo por el momento–, con inflación en el entorno del 1,5% –ahora está en el 1,1%–, que crea empleo, pero sin excesos, lo que evita una presión excesiva por el lado de los salarios, una economía, además, que se ha reinventado para competir/colaborar con los mercados emergentes, ¿no es esa una economía sana que puede perfectamente crecer con tipos a largo del 2,5% o incluso algo más y tipos a corto de, digamos, el 1%? Pasará mucho tiempo hasta que la Fed suba los tipos de interés. De momento se limita a retirar el estímulo monetario y seguirán en cero por una buena temporada. Pues yo creo que esa es una economía muy atractiva –goldilocks (de 'Alicia en el País de las Maravillas', como dicen los anglosajones)– para invertir y que la corrección en curso es una oportunidad para hacerlo a buen precio. Y si la economía norteamericana no fuera así de bien, ¿qué hará la Fed? Pues ser menos agresiva a la hora de retirar el estímulo monetario. Y eso no es malo para las bolsas.

Y algo parecido digo de la renta variable europea, aunque por distinto motivo. No por sus expectativas de crecimiento, que no están ni se les espera, sino porque está tirada si me permiten la expresión. Baratísima. No les voy a aburrir sacándoles aquí modelos de valoración, pero cojan el que cojan (PER, comparación dividendos versus cupones de los bonos, etc.) les mostrará que la valoración de las empresas europeas está muy por debajo de la media de los últimos treinta años. Cierto: es una inversión a más largo plazo que hacerlo en EEUU (lo que tarde Europa en salir del lío en que la metieron sus políticos), pero acabará saliendo, aunque sea a golpes, de los mercados, de la competitividad internacional y de los ciudadanos indignados con sus dirigentes. Y entonces Europa se pondrá en valor.

Hay muchas más oportunidades en este mercado en pánico, pero no pretendo aburrirles: sólo añadir una para el ahorrador, para el rentista, y no es otra que el bono español a diez años. Lo dije cuando estaba al 6% (post del día 5 de enero de este año). Ahora está en un 4,8% y el pánico podría llevarlo al 5%. El 6% era un auténtico chollo con tipos de interés a corto del 0,50% y que se mantendrán ahí mucho tiempo. Pero el 4,8% no está mal. Y olvídense de lo del vencimiento a diez años: en un bono tan líquido, si manejas cantidades pequeñas, el vencimiento lo pones tú. Obviamente no lo vamos a tener diez años porque –esperemos– Europa no va a estar prostrada y estancada como Japón dos décadas, pero un par de añitos de estancamiento y/o bajo crecimiento no nos los quita nadie, especialmente en España, país carente de un modelo de negocio con el que competir (si les interesa el tema les recomiendo el post Valencia, paradigma de la solución y el problema de España). Y encima se puede invertir perfectamente en deuda pública española de diverso pelaje a través de fondos de inversión, es decir, con un buen tratamiento fiscal.

Obviamente, España puede perder de nuevo la confianza de los mercados, subir la prima de riesgo, etc. Cierto, es un riesgo, pero si bien el método seguido por el Gobierno, basado en apretar sólo el cinturón –o el cuello– de los ciudadanos y no el de la Administración, es profundamente injusto, también es cierto que son firmes en el proceso de saneamiento presupuestario. Aunque sea sólo a nuestra costa. Creo que España no está en el camino de recuperar el crecimiento, pero sí la solvencia internacional. Y eso significa bajada de los costes de financiación de la deuda.

Así que no se vayan de fin de semana pensando solo en la faena que nos ha hecho la Reserva Federal de los EEUU. Piensen, si tienen Uds. liquidez para invertir, que a lo mejor les está haciendo un favor si tienen claro dónde pueden estar los bolsos de marca rebajados por traslado del negocio o ese coche de segundo mano kilómetro cero que utilizó un conductor cuidadoso. Los chollos, vaya.

¡Buen fin de semana!

PD.: Dice el Gobierno que va a iniciar una reforma de la Administración con el sugestivo lema de Una competencia, una administración. Quiero creérmelo -aunque me cuesta horrores que la clase política actual proceda a un harakiri como el de las cortes de Franco, que es lo que tendría que hacer y reducirse a la mitad-, pero démosle al Gobierno el beneficio de la duda, porque ahí, en eliminar grasa superflua en lugar de apretar a las clases medias, es donde se puede reducir el déficit sin cargarte la economía del país. Todos estamos con ellos en esa tarea. Yo, desde mi pequeña parcela de opinión, les animo a hacer por fin algo valiente y productivo. Subir los impuestos, recortar prestaciones y rebajar las pensiones lo puede hacer una máquina. Una máquina con un par de narices (y una mayoría absoluta), cierto, pero no hace falta devanarse los sesos para tomar ese tipo de medidas, que no son otra cosa que tomar el camino fácil pero con peores efectos secundarios, como acertadamente le dijo el Sr. Draghi al Sr Rajoy. A ver si ahora hay valentía y originalidad.

¡Que viene el lobo! Según la famosa fábula, de tanto oírlo, y aunque todos sabían que el lobo merodeaba por allí, ninguno de los pastores hacía ya caso de los avisos de Pedro. Y un día el lobo llegó. Como llegó Bernanke el otro día a su conferencia de prensa. Y los mercados vieron los dientes al lobo y se asustaron. Vaya si se asustaron: ¡entraron en auténtico pánico!