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'Fe de etarras': una tragicomedia delirante sobre el fin de ETA y la ruptura de España
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Carlos Prieto

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'Fe de etarras': una tragicomedia delirante sobre el fin de ETA y la ruptura de España

Borja Cobeaga y Diego San José vuelven a sacar petroleo del lado folclórico de las tensiones territoriales en su nuevo filme, que se estrena en Netflix el 12 de octubre

Foto: La ETA más española, fotograma de 'Fe de etarras'.
La ETA más española, fotograma de 'Fe de etarras'.

El comando de ETA que asesinó a Carrero Blanco (1973) pasó varias semanas en Madrid preparando el atentado. Se hacían pasar por estudiantes, pero hacer vida de barrio en la capital cuando uno es un joven vasco tiene sus riesgos folclóricos: “Yo me llevé un susto al principio… Txabi, que era el que hacía la compra siempre, había encargado cuatro chuletas y yo no sé por qué, creo que salió de viaje, el caso es que tuve que ir yo. A mí no me conocían, claro, y cuando llegué y pedí, el carnicero, muy serio, me pregunta que cómo iba el otro, que a ver si ya le habíamos expulsado de ‘la ETA'". El etarra pensó por un momento que les habían descubierto, pero no, era un chiste. “Nos hacían bromas todos los del barrio. Como nosotros comprábamos la comida o llevábamos la ropa a lavar, pues siempre: ‘Ya viene el de la ETA’”, contaron los etarras en ‘Operación ogro’.

He aquí un bromazo muy madrileño: encontrarte a un vasco cualquiera y preguntarle si es de la ETA. Jiji-jaja. El problema es cuando ese vasco es en realidad de la ETA... Sonrisa helada….

Sirva esta escena real -en la que el terrorismo se mezcla con el costumbrismo, la comedia incómoda y el absurdo- para explicar no ya el espíritu de ‘Fe de etarras’, sino el modus operandi de Borja Cobeaga (director) y Diego San José (guionista) en una carrera que va de los pioneros sketches sobre lo vasco y lo abertzale de ‘Vaya semanita’ (2003) al popular guion de ‘Ocho apellidos vascos’ (2014).

‘Fe de etarras’, que se presentó en el Festival de San Sebastián y se estrena el 12 de octubre en Netflix’, es una tragicomedia sobre el fin de ETA como escenario decadente. Es decir, que el fin de ETA vendría a ser algo parecido al fin de Elvis, solo que en lugar de un divo con sobredosis de grasa y barbitúricos haciendo eses sobre un escenario en Las Vegas, tenemos a cuatro etarras en un piso madrileño que quieren montar un atentado para revertir la decadencia de ETA… pero que lo más épico que consiguen hacer es ver el Mundial de Fútbol (2010) envueltos en bufandas rojigualdas...

Guerra de banderas

Con ‘Fe de etarras’ Cobeaga & San José completan una trilogía sobre el fin de ETA que marca un hito por su uso del humor político ácido

La fama de guasones precede a Cobeaga y San José, pero ‘Fe de etarras’ no es una ametralladora de chistes: aunque hay al menos tres gags desternillantes, el humor surge a golpe de contrastes. O el choque de contrarios entre a) la misión histórica en la que creen estar envueltos los etarras y su patética realidad cotidiana, y b) entre lo vasco y lo español, como inagotable fuente de símbolos que se jactan de ser políticamente antagónicos, pero cuya diferencia no va casi nunca más allá del folclorismo de barraca de feria (véase el antológico gag con una bandera española gigante colgada en un balcón, que funciona también como parodia de la actual guerra de banderas entre Cataluña y España).

Así que el principal desafío de ‘Fe de etarras’ era mantener ese difícil equilibrio formal entre la gravedad y la chufla, el tono justo entre la situación incómoda y el gag, lograr que los chistes más disparatados de guion no dinamitaran la sequedad de una tragicomedia que pretende ser al mismo tiempo amarga, grotesca y delirante, y lo consigue durante buena parte del metraje -mención especial para la demoledora secuencia de apertura- pero no logra evitar algunas caídas y desequilibrios. La película, en definitiva, funciona mejor en la contención que en el desfase, como si el cuerpo le pidiera más ‘Negociador’ y menos ‘Vaya semanita’.

Si en la fascinante ‘Negociador’ (2014) redujeron la negociación entre ETA y el Gobierno al absurdo, en ‘Aupa Josu' (2014) narraron las peripecias de un político vasco alienado y oportunista que quiere sacar partido al fin de ETA (‘Aupa Josu’, por cierto debía haber sido una serie para la ETB, pero incomprensiblemente no fue más allá de su sensacional piloto). Con ‘Fe de etarras’ Cobeaga & San José completan una trilogía sobre el fin de ETA que marca un hito: el uso del humor político ácido para analizar realidades contemporáneas conflictivas está aún en pañales en nuestra cinematografía.

Folclore para todos

Y ahora una serie de preguntas tontas para despachar la polémica que rodea a ‘Fe de etarras’ desde antes de que alguien viera una sola imagen. ¿Tomar como punto de partida las derivas costumbristas para hablar de ETA lleva irremediablemente a la banalización del terrorismo? No. ¿Hacer una comedia sobre la convivencia doméstica de un comando de ETA es humillar a las víctimas? Tampoco. Depende, en ambos casos, del tratamiento del material. Ahora bien: si sostenemos que 'Fe de etarras' blanquea a ETA solo por su cartelería y su premisa y sea como sea el filme (como ha hecho nuestro ministro del Interior) tendríamos que sostener también que ‘El gran dictador’ banaliza el fascismo, humilla a las víctimas y blanquea a Hitler al parodiar sus cosillas costumbristas...

Foto: El cartel de 'Fe de etarras' en San Sebastián (EFE) Opinión

¿Da oxígeno ‘Fe de etarras’ a ETA al humanizar a sus miembros? Pues hombre, si uno cree que una película que parodia la enajenación mental y la confusión política de unos etarras chapuceros y retardados le hace el juego a ETA, es que nos hemos vuelto todos locos definitivamente. Eso sí, sería osado descartar que a ‘Fe de etarras’ no le fuera a caer alguna denuncia: cosas más raras se han visto desde que la Audiencia Nacional se convirtió en la casa de la guasa a golpe de empurar tuiteros bromistas.

Todo es posible porque, como bien refleja el filme, a la tragicomedia territorial celtibérica no hay quién la pare. Se acusa a Cobeaga & San José de reducir las tensiones territoriales españolas al costumbrismo y al folclorismo puro y duro, ¿pero y si las tensiones territoriales españolas son sobre todo costumbrismo y folclorismo puro y duro? Piensen en ello la próxima vez que vean al torpedero Piolín, a TV3 emitiendo 'El patriota' el día antes del referéndum, a la turbamulta jaleando a la Guardia Civil camino de Cataluña, a Lagarder envuelto en una estelada, a Puigdemont balbuceando incoherencias sobre la autodeterminación del Kurdistán, al Elche Club de Fútbol lanzando un comunicado en defensa de la Constitución y el Estado de Derecho... y el resto de escenas dantescas que no podrían salir en una comedia de Cobeaga & San José por ser demasiado inverosímiles...

El comando de ETA que asesinó a Carrero Blanco (1973) pasó varias semanas en Madrid preparando el atentado. Se hacían pasar por estudiantes, pero hacer vida de barrio en la capital cuando uno es un joven vasco tiene sus riesgos folclóricos: “Yo me llevé un susto al principio… Txabi, que era el que hacía la compra siempre, había encargado cuatro chuletas y yo no sé por qué, creo que salió de viaje, el caso es que tuve que ir yo. A mí no me conocían, claro, y cuando llegué y pedí, el carnicero, muy serio, me pregunta que cómo iba el otro, que a ver si ya le habíamos expulsado de ‘la ETA'". El etarra pensó por un momento que les habían descubierto, pero no, era un chiste. “Nos hacían bromas todos los del barrio. Como nosotros comprábamos la comida o llevábamos la ropa a lavar, pues siempre: ‘Ya viene el de la ETA’”, contaron los etarras en ‘Operación ogro’.

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