Es noticia
Los maravillosos cuentos de Joy Williams, la mujer que volvía peligrosa a la gente normal
  1. Cultura
  2. Mala Fama
Alberto Olmos

Mala Fama

Por

Los maravillosos cuentos de Joy Williams, la mujer que volvía peligrosa a la gente normal

Los relatos reunidos de la escritora estadounidense han sido recibidos con grandes elogios por los críticos españoles; y, por una vez, tienen razón

Foto: Joy Williams.
Joy Williams.

Editar adoquines me tiene a su favor. Seix Barral se puso a fabricar ladrillos hace años para reunir cuentos completos y esta albañilería narrativa ha hecho del mundo un lugar más sólido. Los cuentos completos de Lydia Davis, los cuentos completos de William Goyen, y ahora los 'Cuentos escogidos' de Joy Williams, entre otros, se instalan en librerías, bibliotecas y casas particulares con sus 700 páginas, su tapa dura, su camisa color gominola y esa austeridad en el diseño (la intersección de dos rectángulos basta para acompañar título y nombre del autor) que asocia estas ediciones con algún plan quinquenal de la lectura del que no nos han informado convenientemente.

Foto: Boadella regresa a Madrid con 'El sermón del bufón' (Efe)

Joy Williams (1944) debe de estar contenta. 'Cuentos escogidos', la selección de lo mejor de su obra breve, tiene casi las mismas páginas que su obra breve entera. No entiende uno muy bien cómo casa editorialmente que algo sea 'escogido' y, al mismo tiempo, ocupe 700 páginas. La edición en español es un volcado directo de 'The visiting privilege', libro publicado en inglés el año pasado con la aclaración: 'New and collected stories'. Es decir, cuentos reunidos de Joy, más alguno nuevo. ¡Aquí no se ha escogido nada, amigos! ¿Cómo vas a estar seleccionando si publicas hasta el recóndito relato 'Una temporada más', aparecido en 1966 en algo llamado 'Prairie Schooner', que debe de ser como la 'Guía del Ocio' de Nebraska?

'Cuentos escogidos', Joy Williams.Por lo demás, la edición española consigna en su solapa biográfica una información que a buen seguro ayuda enormemente a entender la poética que se alza tras los relatos de Joy Williams, y que quizás hasta nos dice algo crucial sobre nosotros mismos. A saber: “Divide su tiempo entre Tucson (Arizona) y Laramie (Wyoming)”.

Pues ya lo saben: no vayan a que les firme el libro Joy a Tucson sin preguntar antes si ha sido vista en el otro sitio.

Mujeres cuentistas estadounidenses

Todo esto para decir —sorpresa— que el libro es una maravilla. A España llegan puntualmente dos o tres autores estadounidenses 'imprescindibles' cada año, nunca publicados, siempre magistrales, muertos o con barba, con un premio Pulitzer o un perro, y que por lo general no conceden entrevistas. Luego se extrañan de que nadie los conozca.

Y como llegan se van, dejándonos en la evidencia o el tostón de los Philip Roth, los Don Delillo o los David Foster Wallace.

Del mismo modo, la cuentista estadounidense que no conocíamos y resulta ser la mejor según cuatro 'blurbs' de cuatro medios de prestigio asoma por aquí de vez en cuando. Lucia Berlin es el precedente editorial más exitoso en este sentido. Luego están Amy Hempel (que es la que tiene un perro), Lorrie Moore (que seguramente tiene un gato) o Miranda July (que tiene un grupo de música).

Las mujeres estadounidenses son las mejores cuentistas del mundo

Joy Williams es infinitamente mejor cuentista que las anteriores, a excepción de Lucia Berlin, a la que también le escogieron casi más cuentos de los que había escrito, en aquel fantástico 'Manual para mujeres de la limpieza' (Alfaguara).

Su nombre, sumado al de Eudora Welty y Flannery O´Connor, y escoltado por Lydia Davis y Lucia Berlin, sugiere un fascinante cliché positivo, como futbolista-brasileño o poeta-polaco; o sea: las mujeres estadounidenses son las mejores cuentistas del mundo.

Gente peligrosa, gente normal

Los cuentos de Joy Williams no van de nada, no tienen conflicto central ni planteamientos rompedores; tampoco echan mano del final epifánico que encontramos en un Sam Sheppard, final que suele validar la condición de relato de una simple escena de la vida cotidiana, dotada de pronto de un simbolismo inevitable.

Es difícil explicar por qué se disfruta tanto un relato de Joy Williams cuando luego es imposible decir de qué trataba. Trataba, sí, de gente normal; es decir, muy peligrosa. Gente de provincias (ya saben, entre Tucson y Laramie), con vidas anodinas y casas excesivamente decoradas (como en una película de Alexander Payne), sometida por la autora a ocasionales comportamientos delirantes: una pareja que aparca su coche en medio del salón; un hombre que le dice a un bebé: “Me voy a casar contigo” y espera 20 años y se casa con la ya mujer; o un jardinero que le habla a las plantas: “Les decía lo que iba a hacerles antes de hacérselo para así darles tiempo a prepararse”.

Es difícil explicar por qué se disfruta tanto un relato de Joy Williams cuando luego es imposible decir de qué trataba

Los finales de sus relatos, de hecho, resultan fascinantes por su ambigüedad, su profundidad o por ambas cosas a la vez. “David no la mira. Sin embargo, es como si estuviera soñando que la mira” ('Preparativos para un collie').

O esta parábola de fontanería que firmaría un monje zen (en 'El pequeño invierno'): “Alargó la mano hasta el grifo del agua caliente, pero salió fría. Si dejaba que corriera, tal vez terminara saliendo caliente, pensó. Eso es lo que dicen. O quizá sí lo era.”

Editar adoquines me tiene a su favor. Seix Barral se puso a fabricar ladrillos hace años para reunir cuentos completos y esta albañilería narrativa ha hecho del mundo un lugar más sólido. Los cuentos completos de Lydia Davis, los cuentos completos de William Goyen, y ahora los 'Cuentos escogidos' de Joy Williams, entre otros, se instalan en librerías, bibliotecas y casas particulares con sus 700 páginas, su tapa dura, su camisa color gominola y esa austeridad en el diseño (la intersección de dos rectángulos basta para acompañar título y nombre del autor) que asocia estas ediciones con algún plan quinquenal de la lectura del que no nos han informado convenientemente.

Libros Literatura
El redactor recomienda