Mala Fama
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Los vascos y yo: cómo un segoviano aprendió a dejar de preocuparse y amar la bomba
El éxito de 'Patria' trae distintas suertes para las nuevas novelas que se publican sobre el conflicto vasco, siendo 'Los turistas desganados', de Katixa Agirre, una de las más brillantes
Yo de ETA sé mucho porque he sido niño. También sé mucho porque soy de Castilla. Un niño de Castilla le ha tenido más miedo a ETA que un niño de cualquier otra parte.
El niño de Castilla nunca va para terrorista, como sí iban los niños del País Vasco. El niño de Castilla oía a veces la palabra vasco y otras la palabra etarra, y siempre le sonaban igual porque solo se pronunciaban cuando había atentado. Ahorcar a los vascos, o sea, a los etarras, era la solución castellana que aprendía el niño castellano.
Como había tantos vascos, había muchos etarras a los que colgar. Eran cientos de miles estos hijos de puta dispuestos a volarte la cabeza, ponerte una bomba debajo del coche o secuestrar a tu padre. ¿Y quién no va a sentir miedo ante una amenaza de cientos de miles de hijos de puta?
Por eso al niño castellano, ya crecido y desintoxicado, no le incomoda ninguna novela sobre ETA, porque él también ha vivido su propia ficción terrorista, y ha cambiado de acera al pasar delante de un cuartel o se ha meado encima al mirar con excesiva sugestión un automóvil viejo y mal aparcado, esa bomba en su interior que, sin duda, iba a estallar ya.
Etarra de las letras
Si con el fin de ETA hubiera dado comienzo la literatura, entonces también estaría derrotada la literatura. Obviamente, había novelas con ETA, de ETA y por ETA antes de que nos gustara leerlas. Encima a mí ahora me quieren hacer etarra de las letras sugiriéndome todos los meses que me cargue 'Patria', porque ha tenido tanto éxito que alguien tiene que apretar el gatillo de la crítica. No niego que he sido yo el que ha puesto a esta sección el nombre de Mala Fama.
'Patria' me parece bien, las novelas de Ramon Saizarbitoria me parecen bien y no leerlos a ninguno de los dos me parece todavía mejor. No se puede leer porque alguien te diga que tienes que hacerlo, ni bajo extorsión 'bestsellera' ni mediante ultimátum intelectual.
Además, he conocido en los últimos años a muchos de esos niños vascos que iban para terroristas y ahora resulta que son todos escritores. Unos escriben sobre ETA y otros escriben sobre Dakota del Norte o sobre sus vacaciones en el mar. Escribir sobre ETA no me parece más vasco que escribir sobre Dakota del Norte, qué quieren que les diga.
Es muy curioso que haya periodistas y críticos que consideren que una novela aloja más verdad que otra
Eso sí, me cruzaron con Edurne Portela hace unos días para charlar de algunas cosas y le tuve que decir que muy mal; su novela, muy mal. No el libro, sino que desde algunos sanedrines anti-'Patria' hayan querido vender su novela contra Aramburu. Es muy curioso que haya periodistas y críticos que consideren que una novela aloja más verdad que otra, esto es, que 'Mejor la ausencia' contiene más realidad que 'Patria', cuando la única verdad real que les ha movido a ellos a orientar así a los lectores ha sido el éxito de 'Patria', no lo que diga sobre el País Vasco. Si 'Patria' no hubiera vendido medio millón de ejemplares, a nadie le importaría lo que dijera sobre el País Vasco.
Hibristofilia
Menos caso se ha hecho a otras novelas nuevas que hablan de ETA. No me digan que no es —otra vez— curioso que se decida apostar por una única novela como oposición a 'Patria', queriendo con ello denunciar la fijación de relato que pesa sobre este libro mientras se propone otro libro como fijación de relato, el que a nosotros (tan listos) nos da la gana.
Aixa de la Cruz ha publicado 'La línea del frente' (Salto de Página), y Katixa Agirre, 'Los turistas desganados' (Pre-textos). En el libro de Agirre se define con una sola palabra el libro de De la Cruz: hibristofilia. A saber: atracción por la gente fuera de la ley.
'La línea del frente' va de una cándida muchacha que visita a un condenado por terrorismo en la prisión de El Dueso. Como Aixa me incluye en los agradecimientos de su novela, voy a concentrarme en decirles lo buena que es 'Los turistas desganados'. La honradez siempre fue la manera de hacer terrorismo de los castellanos.
Sintaxis retroalimentada
'Los turistas desganados' es la versión española hecha por la propia autora de su novela publicada en vasco el año pasado. Ya apostilló Unamuno que los vascos nos enseñaban a escribir castellano a los castellanos (cosa, déjenme decirles, que nunca podrá afirmar un escritor catalán). Y es que el castellano de la vasca Agirre es brillante, las primeras páginas de su novela me han fascinado por su sintaxis retroalimentada, germinal.
La novela, vagamente posmoderna (fragmentación, parodia periodística, extraña disposición de los diálogos), nos presenta el viaje en coche por Álava de una pareja formada por una vasca y un tipo de Ávila. El tipo de Ávila es el niño que se orinaba frente a los coches mal aparcados.
Ese viaje es delicioso, literatura. De fondo, sí, aparece ETA, la ETA menos épica y menos orgullosa, la ETA carcelaria. Un castellano viaja con una vasca por la tierra de los zulos y las bombas y solo encuentra restaurantes y vacas. Lo malo del país, de pronto, no se ve; hay que contarlo.
Yo de ETA sé mucho porque he sido niño. También sé mucho porque soy de Castilla. Un niño de Castilla le ha tenido más miedo a ETA que un niño de cualquier otra parte.