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La cultura explicada al ministro de Cultura
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Alberto Olmos

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La cultura explicada al ministro de Cultura

Ernest Urtasun entiende la creación como un simple instrumento al servicio del poder

Foto: El ministro de Cultura, Ernest Urtasun. (Europa Press/David Zorrakino)
El ministro de Cultura, Ernest Urtasun. (Europa Press/David Zorrakino)
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¿Qué es la Cultura? Esta pregunta nunca se la ha hecho el actual ministro de Cultura, Ernest Urtasun, dado que tiene una respuesta inmediata y demoledora, pues ha declarado: "La Cultura es una herramienta de combate contra la extrema derecha". Hemos de asumir entonces, quizá con alivio, que si acabamos con la extrema derecha acabaremos con la Cultura, y podremos dejar de leer y de ver películas. Si la Cultura es instrumental, el instrumento se desecha cuando su función desaparece. Gracias a Urtasun hemos comprendido al fin que luchar contra los discursos de extrema derecha es en realidad luchar contra la Cultura. El objetivo de nuestro ministerio de Cultura es, sin duda, aniquilar el conocimiento, la creación y el saber; reducir toda la literatura de España a las publicaciones regulares del BOE. Este objetivo no podría haber encontrado mejor paladín que Ernest Urtasun.

Durante los últimos 12 años, Ernest Urtasun ha publicado la friolera de 36.000 tuits. Sólo en cinco de ellos aparece la palabra "libro", sólo en 2, la palabra "película"; en ningún tuit figura la palabra "concierto". Urtasun, con este demostrable vicio suyo por las artes y las letras, estaba pidiendo a gritos ser ministro de Cultura. Nadie nace enseñado, y a lo mejor en el despacho a Urtasun le puede al fin la curiosidad, y descubre Filmin, Libros del Asteroide o un museo Naval.

En España hay una larga tradición en nombrar como ministro de Cultura a quien no la frecuenta, no la conoce, no la propicia, ni mucho menos la protagoniza. Seguramente Jorge Semprún ha sido el único ministro de Cultura español que ha escrito libros. Los demás (con las excepciones que puedan hacerme), podrían decir lo mismo que el futbolista italiano Antonio Cassano cuando publicó su segundo libro, si acaso estos ministros escribieran también dos: "Ya he escrito más libros de los que he leído".

Durante los últimos 12 años, Ernest Urtasun ha publicado la friolera de 36.000 tuits. Sólo en cinco de ellos aparece la palabra "libro"

Yo alucino en colores, por usar un lenguaje que sin duda combate los discursos de extrema derecha. Fíjense que en este periódico escribo a veces de cine, y de series, y que he visto miles de películas, he leído algunos ensayos sobre el asunto (Bresson, Truffaut, Tarantino), he charlado con gente que sabe más que yo sobre rodajes y montajes, y aún así nunca olvido que no sé nada, que tengo mucho que aprender. O sea, me cuestiono.

Entonces, Urtasun, que estaba en Bruselas tuiteando de libros cinco veces en total en doce años, y al que legítimamente le importa un bledo la Cultura, de pronto es nombrado ministro de Cultura y no duda ni un segundo sobre su idoneidad para el puesto, sobre la completa dignidad de su elección. Como no sabe nada, resulta ideal para ejercer como ministro de Cultura del Gobierno de España.

Imaginen algo similar en el ministerio de Economía.

placeholder El ministro de Cultura, Ernest Urtasun y la exalcaldesa de Barcelona, Ada Colau. (Europa Press/David Zorrakino)
El ministro de Cultura, Ernest Urtasun y la exalcaldesa de Barcelona, Ada Colau. (Europa Press/David Zorrakino)

Hemos de suponer que el eurodiputado quería volver a España, pero no sin que usted le pagara siete mil euros al mes. En realidad, pierde dinero por regresar a nuestro país (era eurodiputado), y eso nunca se lo agradeceremos lo suficiente. Urtasun es un mártir de la Cultura.

Creíamos que el ministerio existía para promover, financiar, visibilizar y elevar la creación en nuestra sociedad, y en realidad estaba para que un señor pudiera quedar más frecuentemente a tomar copas con sus amigos. Se hacen ministerios ya sólo para que un español pueda volver a casa.

La Cultura, según yo lo veo, es un afán constante, generoso y arriesgado. Nadie ama la Cultura si no sufre ante todos los libros que no ha leído, ante todas las películas que todavía no ha visto. Estar a favor de la Cultura es estar a favor de que te provoquen, te sorprendan, te ofendan, te exciten, te hagan dudar, te hagan reír, te hagan vivir. La Cultura es lo que no sabes que va a pasarte, abriendo esa novela.

La Cultura según la ve el ministro es la Cultura según la veía en la Edad Media un obispo, o en la antigua URSS, Stalin

Yo ya sé todo lo que va a pasarme con la Cultura que defiende Urtasun.

La Cultura, según la ve el ministro, es la Cultura según la veía en la Edad Media un obispo, o en la antigua URSS, Stalin. Hay que escribir para el gobierno, filmar películas para el poder, pintar al óleo los valores del consejo de ministros, cantar canciones a las subsecretarías y a las direcciones generales. La Cultura está para darle la razón a quien puede imponerla.

Es la Cultura reducida a servidumbre, indignidad y muermo. Que te den un premio Nacional en España significa ser marcado a fuego como una res que nunca se salió del aprisco, y dio buena carne y rebuznó o baló o mugió (¡las artes son tan variadas!) cuando el Estado necesitaba de sus mugidos. La Cultura debería integrarse en el ministerio de Agricultura, que dice cuántas vacas puede haber en España, y cuántos cultivos, y lo reglamenta todo. Hay que decretar asimismo cuántos escritores, cineastas y pintores necesitamos, y qué pueden crear, de ocho a cinco. La Cultura no puede ser salvaje, es urgente su domesticación total.

¿Qué es la Cultura? Esta pregunta nunca se la ha hecho el actual ministro de Cultura, Ernest Urtasun, dado que tiene una respuesta inmediata y demoledora, pues ha declarado: "La Cultura es una herramienta de combate contra la extrema derecha". Hemos de asumir entonces, quizá con alivio, que si acabamos con la extrema derecha acabaremos con la Cultura, y podremos dejar de leer y de ver películas. Si la Cultura es instrumental, el instrumento se desecha cuando su función desaparece. Gracias a Urtasun hemos comprendido al fin que luchar contra los discursos de extrema derecha es en realidad luchar contra la Cultura. El objetivo de nuestro ministerio de Cultura es, sin duda, aniquilar el conocimiento, la creación y el saber; reducir toda la literatura de España a las publicaciones regulares del BOE. Este objetivo no podría haber encontrado mejor paladín que Ernest Urtasun.

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