:format(png)/f.elconfidencial.com%2Fjournalist%2F16d%2Fce5%2Ff45%2F16dce5f4506fd46550805f204e98e90c.png)
Mala Fama
Por
No es el andamio, es tu masculinidad la que te empuja a asumir riesgos
El Ministerio de Sanidad y su secretario de Estado frivolizan con la muerte prematura de los hombres
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Fecd%2F8dc%2Fd42%2Fecd8dcd429f80c010610b0934355c456.jpg)
Como en España se suicidan 3000 hombres al año, el ministerio de Sanidad ha decidido publicar un tuit. “No es la genética: es una masculinidad que empuja a asumir riesgos y ridiculiza la vulnerabilidad”, se leía este domingo en su cuenta oficial. Por no dejar sin su debido escarnio a otros hombres muertos prematuramente, el tuit lo encabezaba esta afirmación: “Los hombres viven menos, se suicidan más y consumen más drogas”. Después enlazaba un artículo de Javier Padilla, secretario de Estado de Sanidad, donde todos los hombres muertos que te imagines se murieron en realidad por el poco caso que te hacen cuando les dices que no vayan tan deprisa. O sea, por la pura tontería de la masculinidad.
El tuit ministerial causó algún revuelo, pues mucha gente entendió que desde el gobierno se culpaba a los hombres de morirse. Luego en el artículo Javier Padilla acusaba a los hombres de morirse, en efecto, pues hay “una masculinidad más dominante” (sic) que siempre acaba en cadáver. Debemos fomentar la otra masculinidad, una que no mate. Y aclaraba el secretario: “La masculinidad no tiene por qué ser un determinante de enfermedad”, afirmación que sólo podía leerse como: “La masculinidad es una enfermedad”.
Los hombres viven menos, se suicidan más y consumen más drogas.
— Ministerio de Sanidad (@sanidadgob) February 9, 2025
No es la genética: es una masculinidad que empuja a asumir riesgos y ridiculiza la vulnerabilidad.@javierpadillab aborda una masculinidad como activo para la salud y los cuidados 👇https://t.co/TYJajqe0UA
Este comodín lo conocemos: todo lo malo que les pueda pasar a las mujeres es culpa de los hombres, y todo lo malo que les pueda a los hombres también es culpa de los hombres. Así, con este win/win ideológico, vamos progresando. Sólo hace falta que los hombres dejen de hacer el mal para que nos cuadren los ideales.
Padilla encabezaba su pieza con esta cita de la escritora afroamericana Chimamanda Ngozi Adichie: “La masculinidad es una jaula muy pequeña”. Las lecturas de Padilla también lo son. Vuelvo a citarles la frase más sabia y polivalente que he leído nunca sobre el asunto: “La masculinidad es una pulsión abstracta por proteger” (Phil Christman).
Todo lo malo que les pueda pasar a las mujeres es culpa de los hombres, y todo lo que les pueda a los hombres también es culpa de los hombres
¿Por proteger a quién? A las mujeres, a los niños y también a otros hombres. ¿Protegerles de qué? Del peligro. ¿Qué es el peligro? Un violador, un ladrón, un huracán, una inundación; la pobreza, el hambre, el frío; hasta los impuestos son un peligro. Los hombres no dan abasto de tanto proteger a todo el mundo.
Por ello, asumen riesgos. Por ejemplo, se suben a un andamio, bajan a las alcantarillas, conducen camiones de veinte toneladas, abren zanjas, perforan. También se hacen policías o bomberos, se infiltran (con permiso de La infiltrada) en organizaciones terroristas y criminales. Y en esas actividades, mueren algunos. Cada año cientos de hombres mueren en España trabajando, prácticamente el 100% de los trabajadores fallecidos en accidente laboral son hombres. En 2024, más de 700.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Faa4%2F9a9%2F580%2Faa49a9580422649e02d158b2d0bb8714.jpg)
Con su prosa de toxicidad elevada (“Hace falta construir ejemplos cuya hazaña por la que ser seguidos no sea la de ser un ser odioso-pero-hecho-odioso-a-sí-mismo”), Padilla no dice nada (en rigor, no sabe de lo que habla), pero esa nada es un poco el resumen de la preocupación de su ministerio por la salud de los hombres. O de la preocupación del gobierno por cualquier padecimiento donde abunden los hombres: el suicidio, las muertes en el trabajo, los autónomos, los mendigos, los hombres que leen menos que las mujeres o los niños cuyo fracaso escolar supera con creces al de las niñas. Ahí no hay nada que hacer, dice el gobierno; para qué.
Esta desasistencia es muy interesante, porque, sin saberlo, refrenda el primer mandamiento que toda sociedad inocula en los hombres desde pequeños. Este mandamiento no dice: “Sé un hombre pétreo sin sentimientos”, sino: “Eres un hombre, te las apañarás como puedas”.
Cuando un hombre se queja, nadie escucha, ni hombres ni mujeres ni ministerios ni secretarios. Al contrario de lo que se piensa, los hombres lloran, pero a nadie le importa tres cojones.
Al contrario de lo que se piensa, los hombres lloran, pero a nadie le importa tres cojones
Padilla cree que los hombres se suicidan porque no han llorando lo suficiente, porque no han pedido ayuda y, en fin, porque no han ido a un taller de Nuevas Masculinidades. El mismo motivo le sirve para justificar la mendicidad masculina (sinhogarismo lo llaman ahora, por favor) o la drogadicción. No conozco a nadie que haya hecho un taller de Nuevas Masculinidades que no se drogue. Los hombres no van al taller para dejar de drogarse, sino que una cosa lleva a la otra, el porro a las rayas y las rayas al taller de nueva masculinidad. Los hombres que se consideran a sí mismos feministas son los que más se drogan, pero de largo (dato jocoso que me acabo de inventar, también es verdad).
Pero el tuit del ministerio (relean) es básicamente celebratorio: mira los hombres qué mal andan. Se mueren antes, se suicidan más, consumen más drogas, acaban en la calle… ¡Algo estaremos haciendo bien! Realmente todo lo que piensa hacer el ministerio de Sanidad por ellos es publicar un tuit acusica y dar visitas al artículo cuasi-analfabeto que ha escrito su secretario.
Aunque no se entiende nada de lo que dice, resulta tan simple que nos basta con una frase: los hombres no expresan sentimientos y, al final de ese silencio emocional, sólo hay muerte y cartones en un cajero automático.
Casualmente, ahora mismo pueden ver en cines A real pain, una película donde dos hombres se pasan noventa minutos expresando sentimientos. Kieran Culkin arrastra una gran depresión, que a su primo le resulta incomprensible. Kieran es masculino, gracioso, fuma porros, hace gamberradas y es bastante grosero. Es un hombre de los que a Padilla no le gustan. Por mucho que se esfuerza, no consigue salir del hoyo. Abraza, besa, hace confesiones íntimas, pero todo eso no le sirve para dejar atrás su depresión (suicidio), abandonar el sótano de su madre en el que vive (mendicidad) o dejar de fumar hierba (drogadicción). Basta imaginarse a Kieran siendo español y leyendo el tuit del ministerio de Sanidad para comprender la devastadora insensibilidad y la completa estupidez que rigen ese departamento.
Como en España se suicidan 3000 hombres al año, el ministerio de Sanidad ha decidido publicar un tuit. “No es la genética: es una masculinidad que empuja a asumir riesgos y ridiculiza la vulnerabilidad”, se leía este domingo en su cuenta oficial. Por no dejar sin su debido escarnio a otros hombres muertos prematuramente, el tuit lo encabezaba esta afirmación: “Los hombres viven menos, se suicidan más y consumen más drogas”. Después enlazaba un artículo de Javier Padilla, secretario de Estado de Sanidad, donde todos los hombres muertos que te imagines se murieron en realidad por el poco caso que te hacen cuando les dices que no vayan tan deprisa. O sea, por la pura tontería de la masculinidad.