A mi bola
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La 'Ramosdependencia' del Real Madrid contradice las reglas del fútbol callejero
Que la baja de un defensa, por muy líder y recordman que sea, resulte aparentemente tan importante para un equipo del nivel del Madrid deja claro que algo falla en su composición
Quienes ya tengan una edad, seguro que recordarán esas reglas no escritas que imperaban en el fútbol callejero. Ese fútbol en el que las porterías se formaban con dos jerséis, nunca las dos igual de grandes y, al no haber largueros, si el balón pasaba por encima del portero, este y todos los de su equipo gritaban al unísono "¡alta!". Ese fútbol que los argentinos llaman potrero, del que emergió la figura del recientemente fallecido Maradona y que otro mito como Johan Cruyff tanto elogiaba. "Ahí surge la pasión por el juego, se aprende a driblar, a tirar y recibir el balón chutando contra un muro, y a mejorar el control corporal, porque caerse en la calle duele", decía el holandés.
Un fútbol en estado puro, donde el VAR era algo impensable, pues ni siquiera había árbitro. Tampoco existía el fuera de juego y solo se pitaba falta si era muy clara o alguien salía llorando. Los dos mejores no podían estar el mismo equipo y eran los encargados de elegir 'a pies' al resto. El partido se detenía automáticamente si pasaba una persona mayor o una madre con un carrito, se acababa si el dueño del balón se enfadaba o tenía que irse y, aunque el marcador fuera 20-0, el resultado se decidía por "el que meta, gana". Un fútbol con reglas también claramente discriminatorias, pero que se aceptaban con total naturalidad, como que el gordito se ponía de portero y los que peor jugaban se quedaban de defensas.
Sí, y aunque tal vez por ello tradicionalmente haya resultado complicado encontrar buenos defensas, el puesto de central sigue siendo considerado secundario por más sea uno de los que más ha evolucionado. Sin embargo, en pleno proceso de renovación y víctima del llamado 'virus FIFA', una rotura fibrilar en el bíceps femoral de la pierna derecha durante el España-Alemania ha dejado al Real Madrid sin Sergio Ramos y al descubierto la importancia que el camero sigue teniendo para su equipo, a pesar de ser defensa...
Es posible que su ausencia se note más desde el punto de vista de liderazgo que desde el puramente futbolístico, tal y como quedó demostrado en la victoria ante el Inter en Milán, aunque no tanto en la derrota ante el Alavés en Valdebebas. Sea como fuere, lo cierto es que Ramos tiene mucho peso en este indescifrable Real Madrid de Zidane y su vinculación termina en junio de 2021, por lo que en apenas un mes estaría en disposición de firmar por otro club que estuviera dispuesto a complacer sus pretensiones económicas.
A sus 34 años, lo normal es que sea el último gran contrato de Sergio, quien, por mucho que en una ocasión dijera que "jugaría gratis en el Madrid", no firmará por menos de dos temporadas y un sueldo similar al que actualmente le sitúa entre los más altos de la plantilla. Según las últimas informaciones,Florentino Pérez, el presidente a la vez que sui géneris director deportivo del Real Madrid, romperá con Ramos una norma no escrita de renovar año a año a los futbolistas que superan los 30 años. "Yo a Sergio lo quiero con nosotros durante mucho tiempo", ha dejado claro Zizou. "Es nuestro líder, nuestro capitán y solo espero que lo del club y él (su renovación) se arregle rápido. Él puede jugar lo que él quiera y hasta cuando quiera", añade el entrenador francés.
Un devorador de récords individuales
Sabido es que Sergio Ramos es un insaciable devorador de récords personales, tanto en su club como en la Selección. Primero superó los 167 partidos de su excompañero Iker Casillas para convertirse en el jugador que más veces ha vestido la camiseta de España. Después hizo lo propio a nivel europeo con otro guardameta, Gianluigi Buffon, quien llegó a disputar 176 encuentros con Italia. Con sus dos goles ante Ucrania empató con Alfredo di Stefano como octavo máximo anotador de la historia de la Selección y con los 23 en los que ha parado su contador tras los dos penaltis fallados contra Suiza, ya ha superado al argentino Daniel Passarella como el defensa internacional más goleador de la historia del fútbol.
En cuanto al Real Madrid, con el que recientemente el sevillano ha alcanzado los cien goles, suma 22 títulos, entre ellos cuatro Champions, cinco Ligas, dos Copas del Rey, cuatro Mundiales de Clubes, tres Supercopas de Europa y cuatro Supercopas de España. Junto a Marcelo, ha igualado el palmarés de Manolo Sanchís y, en caso de conseguir un trofeo más, empataría a 23 con otra leyenda como Paco Gento. Además, con 660, es el cuarto madridista con más partidos, por detrás de tres canteranos como Raúl González (741), Iker Casillas (725) y el mencionado Manolo Sanchís (710).
De hecho, ahora mismo Sergio es el quinto jugador con más temporadas en el primer equipo del Real Madrid. Suma 16 (2005-2021), las mismas que José Martínez Pirri (1964-1980), José Antonio Camacho (1973-1989), Raúl (1994-2010) y Casillas (1999-2015). Solo está por detrás de las 17 de Miguel Ángel González (1968-86), Sanchís (1983-2001) y Carlos Alonso Santillana (1971-88) y las 18 de Paco Gento, que tiene 18 (1953-1971), a quien en caso de renovar por dos temporadas igualaría.
Aún así, nadie puede discutir la trayectoria de Sergio, aunque la 'Ramosdependencia' del Real Madrid debería ser más una simple cuestión de liderazgo que de prestaciones. No olvidemos que lo principal en un defensa es defender, donde el camero siempre ha evidenciado carencias, del mismo modo que el principal criterio para renovarle no es el reconocimiento o agradecimiento por lo hecho, sino por lo que pueda seguir aportando. Sergio ha demostrado ser un gran profesional, físicamente está para aguantar varios años más, pero por mucha alma e incluso números de delantero que tenga, no es un Messi o un Cristiano, sino un defensa. ¿Recuerdan las reglas del fútbol callejero? Pues eso...
Quienes ya tengan una edad, seguro que recordarán esas reglas no escritas que imperaban en el fútbol callejero. Ese fútbol en el que las porterías se formaban con dos jerséis, nunca las dos igual de grandes y, al no haber largueros, si el balón pasaba por encima del portero, este y todos los de su equipo gritaban al unísono "¡alta!". Ese fútbol que los argentinos llaman potrero, del que emergió la figura del recientemente fallecido Maradona y que otro mito como Johan Cruyff tanto elogiaba. "Ahí surge la pasión por el juego, se aprende a driblar, a tirar y recibir el balón chutando contra un muro, y a mejorar el control corporal, porque caerse en la calle duele", decía el holandés.