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Sánchez debe acabar con el secuestro de Pedri
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Carlos Prieto

Agresión sin balón

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Sánchez debe acabar con el secuestro de Pedri

Hay un hombre en España que lo hace todo..., pero está extenuado

Foto: Pedri buscando helicópteros.
Pedri buscando helicópteros.

La mirada de las 1.000 yardas. El pasado 3 de agosto, en el Tokio olímpico, se avistó la mirada más muerta y vacía desde que el boina verde John F. Rufus fue liberado en Hanói (1977) tras un secuestro de tres años. Era Pedri...

En las semifinales contra Japón, Pedri vagaba por el campo con la mirada clavada en un punto fijo. No buscaba un hueco para filtrar un pase de gol, sino un punto negro en el horizonte que emitiera un sonido: las aspas de un helicóptero militar enviado por el presidente Sánchez para acabar con su secuestro deportivo y devolverle sano y salvo a España, donde Pedri sería recibido como un héroe nacional por niños, reinas de la belleza... y una ambulancia del SAMUR con oxígeno.

Pedri está ya más pendiente de que los GEO le rescaten que de hacer filigranas

En efecto, el rostro desencajado de Pedri, que vive en un bucle de prórrogas desde la Eurocopa, no era el de un jugador de fútbol, sino el de un secuestrado del Vietcong, al que aún le queda un soplo de vida para intentar dar un último pase/volar todo por los aires, pero que está ya más pendiente de que los GEO le rescaten que de hacer filigranas. ¿Cuándo va a dejar España de exprimir a Pedri?

Fue una de las imágenes más simpáticas de la villa olímpica: María Xiao, lideresa del 'ping-pong' español, jugó contra Pedri, y resaltó en Twitter que al canario no se le daba mal el tenis de mesa. El chiste se hace solo: en medio de la partida, Xiao sale corriendo, y el COE informa a Pedri de que tiene que competir en 'ping-pong' en Tokio 2020...

Y eso es solo el principio: Pedri corre el triatlón y dispara al pichón por las mañanas; Pedri navega en aguas bravas y boxea por las tardes; Pedri entra en la residencia haciendo un triple mortal con piernas agrupadas por las noches. Pedri, Pedri, Pedri. O cómo un chaval de 18 años llevó el timón de la mejor España en años (Eurocopa) y, acto seguido, empalmó con las Olimpiadas, donde ahora le espera la final tras una extenuante serie de partidos agónicos.

Si España gana el oro olímpico, lo suyo sería dejar por fin descansar a Pedri, pero ¿cómo no caer en la tentación de darle más trabajo vistos los resultados?

Pedri vuela de Tokio a Barcelona... a acabar las obras de la Sagrada Familia. Pedri escala los 14 ochomiles. Pedri persigue a Forrest Gump por las carreteras de América. Pedri termina de picar el túnel de Pajares. Pedri rueda una serie de Resines en la que Resines hace de Resines imitando a Resines. Pedri torea seis unicornios en Las Ventas. Pedri repuebla la España vacía. Pedri baja el precio de la vivienda. Pedri encabeza una conga de tres días con Carlinhos Brown. Pedri diseña un tren bala para viajar entre Badajoz y Madrid en menos de 17 horas. Pedri va al espacio con los cuerpos criogenizados de Jordi Hurtado y Emilio Botín. Pedri rueda una película de Almodóvar sobre un genial director manchego asombrado de su propia genialidad. Pedri graba un disco de 200 rancheras con Calamaro. Pedri gana Eurovisión, la OTI y el Príncipe de Asturias de los desvanecimientos. Pedri, Pedri, Pedri.

Después de hacer todo esto, yo creo que el chaval ya podría empezar su pretemporada con el Barcelona con la conciencia tranquila. O desmayarse...

La mirada de las 1.000 yardas. El pasado 3 de agosto, en el Tokio olímpico, se avistó la mirada más muerta y vacía desde que el boina verde John F. Rufus fue liberado en Hanói (1977) tras un secuestro de tres años. Era Pedri...

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