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La nueva 'voz' de Rubiales, Marisa González: del máster de Cifuentes al Mundial de Rusia
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Javier Gómez Matallanas

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La nueva 'voz' de Rubiales, Marisa González: del máster de Cifuentes al Mundial de Rusia

Marisa González fue escogida para dirigir la comunicación de la RFEF sin tener contacto previo con el deporte. En solo unos días ha pasado de gestionar el caso Cifuentes al Tsunami Lopetegui

Foto: Marisa Gonzalez, este domingo en la rueda de prensa de Kalingrado. (Foto: Ciriaco Sánchez)
Marisa Gonzalez, este domingo en la rueda de prensa de Kalingrado. (Foto: Ciriaco Sánchez)

¿Qué diferencia hay de trabajar con políticos a hacerlo con futbolistas? ¿Cómo se pasa de gestionar la crisis del Máster de Cifuentes hace un par de meses a manejar hace diez días el Tsunami Julen que supuso la destitución Lopetegui en la mayor crisis de la historia de la Selección española de fútbol? Marisa González ha vivido muy de cerca dos de las mayores tormentas informativas del año. De jefa de gabinete de Cifuentes pasó a ser la Directora de Comunicación de la Real Federación Española de Fútbol presidida desde el 17 de mayo por Luis Rubiales, que alcanzó la presidencia tras meses poniéndole palos en las ruedas rozando la prevaricación desde el CSD y el TAD.

Luis Rubiales fichó a Marisa González meses antes de la movida de Cifuentes. No se conocían, pero eso no le importó porque quería a alguien ajeno a la prensa deportiva como dircom (directora de comunicación). Sobre quién se la recomendó no hay una versión clara. Los enemigos de Cifuentes en el Partido Popular extendieron rápidamente que Cristina había colocado a su jefa de gabinete a Rubiales a través de Florentino Pérez, conocedora de la buena relación del expresidente de AFE con el presidente de ACS y Real Madrid. Esa versión nunca pasó de una maledicencia hasta que el choque frontal de la Federación de Rubiales y Marisa contra el todopoderoso mandamás del Madrid y ACS que desembocó en el cese del seleccionador Lopetegui. Sobre ese capítulo volvemos tres párrafos más abajo.

Foto: Luis Rubiales, presidente de la RFEF, justo antes de anunciar la destitución de Julen Lopetegui en Krasnodar. (EFE) Opinión

Antes de arrancar en su nueva aventura futbolera, Marisa González comprobó que en el fútbol también hay movimientos a lo House of Cards. Horas antes de firmar su contrato con la Real Federación Española de Futbol le llamó una persona en nombre de Javier Tebas para, en nombre del presidente de LaLiga, decirle que no se comprometiera con la RFEF, que le fichaba él para LaLiga y le pagaba bastante más que lo que le ofrecía Rubiales. Marisa, que no se llegó a sentar con Tebas a escuchar la oferta, descubrió pronto y en sus carnes quien era el principal adversario de su nuevo jefe. Tebas ha voceado su condición de enemigo de Rubiales (cuando el abogado de Huesca experto en la Ley Concursal dijo que quería que ganase cualquiera menos él, proclamó a Rubiales en presidente de la RFEF) y no se tapó al intentar abortar el fichaje de la nueva dircom.

Al aterrizar en La Ciudad del Fútbol de Las Rozas, el equipo de Rubiales se encontró un organismo con una estructura obsoleta en la que las comunicaciones solo se hacían a través del fax (¡ninguna territorial había confirmado su asistencia a la primera junta directiva porque se había convocado por mail y no por fax!) y con unos departamentos que no tenían ni presupuesto, la economía de la Federación era la caja fuerte de Padrón que el vicepresidente de Villar abría para repartir el dinero según y a quien convenía, con el tesorero Larrea por ahí varios lustros llevando las cuentas, hasta que traicionó a todo ese Villarato pactando con Tebas para ser candidato de paja y presidir la RFEF hasta 2020. Dentro de esa estructura, Marisa González se encontró un departamento de comunicación con una revista que costaba 600 mil euros al año como herramienta de propaganda, con un departamento audiovisual liderado por un empleado que le había hecho la campaña a Larrea con la promesa de ser dircom o incluso secretario general, con una web complicada de navegar por ella.

placeholder Rubiales y Marisa González, este domingo en Kaliningrado (Foto: Ciriaco Sánchez)
Rubiales y Marisa González, este domingo en Kaliningrado (Foto: Ciriaco Sánchez)

Rubiales se sintió ninguneado

Y, sobre todo, Marisa ha descubierto el último mes a los futbolistas y a la gente del fútbol que, en la comparativa con los políticos, son personas con la piel mucho más fina, que aguantan menos las críticas que los servidores públicos y la gente de los partidos políticos. En apenas un mes en el cargo ha hecho un máster en fútbol. En comunicación existen claves que hay que respetar sea el sector que sea en el que estés moviéndote. Por eso en la tremenda crisis que desembocó en la destitución de Lopetegui, la dircom de la RFEF, para evitar conflictos y con la mejor voluntad, intentó dejar bien en un primer momento al Real Madrid diciendo que la Federación había sido informada en todo momento de las negociaciones entre el seleccionador y el club de Concha Espina, pero ese intento de obrar con buena voluntad fue truncado porque Rubiales se sintió ninguneado por Lopetegui al contarle el acuerdo con el Madrid antes a los jugadores que al presidente, amparado en la cláusula de rescisión que había puesto a su contrato cuando lo firmó el 22 de mayo. Y la comunicación, envida por WhatsApp fue modificada a los pocos minutos, pero la primera versión fue utilizada por los propagandistas madridistas para intentar legitimar el sabotaje del Real Madrid a la Selección española de fútbol que protagonizó Florentino con la aquiescencia de Lopetegui.

Foto: Fernando Hierro se hizo cargo de la Selección tras la destitución de Julen Lopetegui. (Reuters) Opinión
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Marisa González se llevará a la Federación a dos personas de confianza que trabajaron con ella en la Comunidad de Madrid, igual que el nuevo jefe de prensa, Pablo García Cuervo, ha tirado de dos excompañeros de 'La Sexta' para ir montando su equipo. Ambos han intentado respetar al máximo a los miembros del departamento de comunicación, un departamento que en las fases finales siempre ha funcionado convirtiendo a España en la Selección con mayor apertura a los medios de todas las que compiten en Eurocopas y Mundiales. Por eso dejaron a Paloma Antoranz y Susana Barquero en el dispositivo montado para Rusia 2018, porque ambas saben cómo llevar el día a día de la atención a los enviados especiales.

Marisa González, que ha trabajado con políticos como Alberto Ruiz Gallardón y Cristina Cifuentes, está comprobando que trabajar en el mundo del fútbol es mucho más apasionante. Y ha descubierto que los que mandan en el fútbol son los futbolistas, unos más que otros. Y que quizá mandan demasiado y eso dificulta diseñar una política de comunicación que permita crecer y modernizarse a la Real Federación Española de Fútbol. Marisa González también ha vivido en un mes como su nuevo jefe Luis Rubiales ha pasado de tener un enemigo declarado (Javier Tebas), a encontrarse de repente por el Tsunami Julen a otro adversario poderoso (Florentino Pérez). Ya habrá tiempo de perfilar la hoja de ruta a medio plazo y tomar medidas. De momento, el Mundial de Rusia es lo más importante ahora para la Federación y para su equipo, el equipo de todos que es la Selección. Hoy juega la España de Hierro contra Marruecos.

¿Qué diferencia hay de trabajar con políticos a hacerlo con futbolistas? ¿Cómo se pasa de gestionar la crisis del Máster de Cifuentes hace un par de meses a manejar hace diez días el Tsunami Julen que supuso la destitución Lopetegui en la mayor crisis de la historia de la Selección española de fútbol? Marisa González ha vivido muy de cerca dos de las mayores tormentas informativas del año. De jefa de gabinete de Cifuentes pasó a ser la Directora de Comunicación de la Real Federación Española de Fútbol presidida desde el 17 de mayo por Luis Rubiales, que alcanzó la presidencia tras meses poniéndole palos en las ruedas rozando la prevaricación desde el CSD y el TAD.

Luis Rubiales