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¿Cuándo levantará Milei el cepo?

Argentina sigue siendo un polvorín económico y social, pero, de momento, se ha empezado a ejecutar el ajuste que, de un modo u otro, el país debía atravesar

Foto: El presidente de Argentina, Javier Milei. (EFE/Enrique García Medina)
El presidente de Argentina, Javier Milei. (EFE/Enrique García Medina)
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La principal decisión económica adoptada por Milei esta última semana —vendrán más durante las próximas— ha sido devaluar el peso desde un tipo de cambio oficial de 400 pesos por dólar a uno de 800 pesos por dólar. Todo ello, y como ya expusimos, dentro de un plan de ajuste fiscal más amplio que busca persuadir a los inversores de que van a dejar de emitirse pesos en el futuro para financiar un déficit que ya habrá desaparecido.

Sin embargo, hay muchos liberales a los que ha decepcionado esta decisión: su expectativa —aunque el propio Milei se había encargado en campaña de aclarar que no iba a ser así en el corto plazo— era que el presidente argentino levantara el cepo cambiario y dejara que el tipo de cambio oficial (el tipo de cambio al que el banco central vende dólares) se unificara con el tipo de cambio paralelo (el precio del dólar en el mercado argentino).

¿Por qué razón, en aparente contradicción con sus propias ideas libertarias, Milei ha optado por retrasar el levantamiento del peso, esto es, el levantamiento de las restricciones sobre la cantidad de dólares que los argentinos están autorizados a adquirir? El motivo reside en la notable cantidad de pasivos remunerados del Banco Central de la República Argentina: en estos momentos, la base monetaria de Argentina ronda los 12.000 millones de dólares, frente a unos pasivos remunerados (Leliqs y pases) de 28.000 millones de dólares.

Pues bien, esos pasivos remunerados de (alrededor de) 28.000 millones de dólares están siendo rentabilizados a unos muy altos tipos de interés nominales (133% en el caso de las Leliqs y 100% en el caso de los pases) pero, en todo caso, inferiores a la inflación: es decir, que sus tipos de interés reales son negativos. A través de la inflación, pues, se está logrando su licuación y un progresivo saneamiento (merced a las quitas inflacionistas) del balance del banco central.

Foto: Javier Milei, nuevo presidente de Argentina. (Reuters/Agustín Marcarían) Opinión
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Ahora bien, ¿qué sucedería si, en un contexto de tipos de interés negativos de esos pasivos remunerados, se levantara el cepo? Pues que muchos de los acreedores de las Leliqs y los pases los cobrarían en pesos y emplearían el peso para adquirir dólares, hundiendo el tipo de cambio mucho más que hasta ahora. Es decir, que el fogonazo inflacionista que está experimentando ahora mismo Argentina, como consecuencia del reajuste del tipo de cambio oficial al real, se quedaría corto en comparación con lo que sucedería bajo ese escenario.

Por eso, lo que pretende hacer Milei antes de levantar el cepo es reestructurar los pasivos del BCRA, desde deuda a muy corto plazo en pesos (los pases son deuda a un día y las Leliqs son deuda a 28 días) a deuda a largo plazo en dólares (aparentemente deuda emitida por el Tesoro). Si estos pasivos dejan de ser a corto plazo y se reconvierten en pasivos a largo, una vez se levante el cepo no podrán ejercer ninguna influencia directa sobre el tipo de cambio (y, en principio, tampoco indirecta, dado que todo este proceso se ejecuta en medio de un plan de ajuste fiscal que busca amasar un superávit primario).

Foto: Javier Milei, presidente electo de Argentina. (Reuters/Agustín Marcarian)

Es en ese momento, con la brecha cambiaria minimizada y con los pasivos del banco central reestructurados, cuando Milei podrá levantar el cepo con garantías: algo que, por cierto, resulta absolutamente crucial —junto al plan de liberalización económica que presentará este lunes— para relanzar el crecimiento económico a medio plazo y aumentar las bases imponibles (pudiendo entonces revertir, además, el que ha sido su mayor incumplimiento electoral hasta la fecha: la subida de impuestos).

En definitiva, Argentina sigue siendo un polvorín económico y social, pero, de momento, se ha empezado a ejecutar el ajuste que, de un modo u otro, el país debía atravesar. Ojalá el peronismo no lo boicotee desde las calles antes de que pueda empezar a dar sus frutos.

La principal decisión económica adoptada por Milei esta última semana —vendrán más durante las próximas— ha sido devaluar el peso desde un tipo de cambio oficial de 400 pesos por dólar a uno de 800 pesos por dólar. Todo ello, y como ya expusimos, dentro de un plan de ajuste fiscal más amplio que busca persuadir a los inversores de que van a dejar de emitirse pesos en el futuro para financiar un déficit que ya habrá desaparecido.

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