Laissez faire
Por
Democracia frente a franquismo: otra chapuza de Sánchez
Ha sido Sánchez quien ha escogido, de manera torpe y simplista, un test de superioridad de régimen donde el franquismo sale mejor parado que la democracia
En el primer acto de conmemoración de los 50 años de la muerte de Franco, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, hizo una reflexión que ha hallado un fuerte eco en las redes sociales:
Los números están ahí. Son claros. Son inapelables. Yo diría que hasta incluso abismales. Números que nos permiten afirmar con orgullo que nadie, viniendo de tan atrás, ha llegado tan lejos y en tan poco tiempo como la España democrática. Sirvan como ejemplo los siguientes datos: en 1975, la renta per cápita de los españoles era de 15.000 euros; hoy es de 31.000 euros. Más del doble.
El argumento de Sánchez es bastante sencillo: la democracia española es superior al franquismo porque la democracia ha conseguido duplicar la renta per capital del país durante los últimos 50 años. Pero el razonamiento, así expuesto, es deplorable.
Primero, porque el único criterio para juzgar la superioridad o inferioridad de un régimen frente a otro no puede ser el progreso material logrado por cada uno de ellos: si, por ejemplo, el superior progreso material fuera de la mano de una brutal represión de las libertades individuales, entonces, como es obvio, también habría que poner en el lado negativo de la balanza esos otros factores liberticidas.
Lo que esta semana dijo Sánchez, lo habría podido decir Zapatero durante el trigésimo aniversario de la muerte de Franco
Segundo, porque sacar pecho por haber duplicado la renta per cápita (ya ajustada por inflación) a lo largo de medio siglo es sacar pecho por un resultado completamente mediocre. Estamos hablando de un ritmo de expansión promedio de apenas el 1,4% anual. ¿Nadie nunca ha conseguido nada similar, tal como afirma Sánchez? Ridículo. Tomemos el caso de Corea del Sur, un país con una población similar a la española: en 1975, la renta per cápita de este país era una cuarta parte de la de España, mientras que hoy está al mismo nivel. En moneda local constante (que es como mejor medimos el crecimiento económico), su renta per cápita se ha multiplicado prácticamente por 12. O si no queremos usar como ejemplo un país que partía de tan abajo y que ha resultado tan exitoso en términos de crecimiento como Corea del Sur, tomemos un país que partía de mucho más arriba y que lo ha hecho mejor que España: EEUU. La renta per cápita de la principal economía del planeta (en moneda local constante) se ha incrementado en 2,4 veces desde 1975. ¿Qué mérito tiene duplicar la renta per cápita si otros muchos países han logrado lo mismo, o mucho más, partiendo tanto de mejores como de peores posiciones que España? ¿Dónde queda eso de que "nadie, viniendo de tan atrás, ha llegado tan lejos y en tan poco tiempo como la España democrática"?
Tercero, el resultado anterior es especialmente deplorable si tenemos en cuenta que la renta per cápita de España lleva estancada 20 años. Dicho de otro modo, lo que esta semana dijo Sánchez, lo habría podido decir igualmente Zapatero en su primera legislatura durante el trigésimo aniversario de la muerte de Franco. Ningún país que lleve dos décadas estancado debería enorgullecerse de haber disfrutado de un inédito dinamismo económico: más bien debería avergonzarse por llevar al menos 20 años fracasando.
Cuarto, desde la perspectiva de la evolución de la renta per cápita, ¿realmente lo ha hecho mejor la democracia que el franquismo? Pues tampoco. Solo en los 16 años que mediaron entre la aprobación del Plan de Estabilización y la muerte del dictador, la renta per cápita del país se multiplicó por 2,5: un crecimiento anual promedio del 5,8%. Aun incluyendo el primer franquismo, durante los 36 años del régimen la renta per cápita se multiplicó por 4,4 veces: un crecimiento anual promedio del 4,1%. Incluso si tomáramos como dato de partida no la renta per cápita de 1939, sino la de 1935 (año previo a la Guerra Civil), durante el franquismo se habría multiplicado la renta per cápita por 3,3 veces… un crecimiento anual promedio del 3,4% (más del doble que en democracia). En la comparativa cruda, pues, la democracia no sale en absoluto bien parada.
La comparación sanchista debería servir para recordarnos los paupérrimos resultados que hemos cosechado en los últimos 20 años
Y quinto, si lo que se pretende contraargumentar es que el crecimiento económico fue mucho más fácil de conseguir durante el franquismo que durante la democracia y que, por ello, los datos del franquismo no son realmente tan buenos ni los de la democracia no son realmente tan malos, el razonamiento podría ser razonable. Durante el franquismo, España estaba más alejada del nivel de vida promedio de Occidente, de modo que el margen para crecer con rapidez era mayor que el actual; además, desde la crisis energética de los 70 —y el consecuente encarecimiento de este insumo, agravado por la transición energética decretada por los gobiernos— todas las sociedades occidentales frenaron su ritmo de expansión. De hecho, las costuras de la insostenibilidad del modelo de crecimiento franquista comenzaron a verse con claridad durante la primera parte de la década de los 70 y la larga travesía por el desierto que emprendió España desde entonces. Comparar períodos históricos distintos, sin contextualizar el trasfondo de los mismos, siempre conllevará un notable grado de reduccionismo… pero es que ha sido Sánchez quien ha planteado esa comparación cruda, reduccionista y descontextualizada. Es decir, ha sido Sánchez quien ha escogido, de manera torpe y simplista, un test de superioridad de régimen donde el franquismo sale mejor parado que la democracia. Si ambos períodos no son comparables, ¿a qué viene que los compare Sánchez?
La chapuza argumental, pues, es íntegramente imputable a nuestro presidente, devorado por su propia campaña de propaganda dirigida a desviar el foco de atención de otros asuntos mucho más relevantes y dañinos para él. Más no hay mal que por bien no venga: la obtusa comparación sanchista de los logros económicos de ambos regímenes políticos debería servirnos como recordatorio de los paupérrimos resultados que hemos cosechado en los últimos 20 años. En lugar de revisar políticamente la España de hace 50 años, revisemos económicamente la España de dentro de 50 años.
En el primer acto de conmemoración de los 50 años de la muerte de Franco, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, hizo una reflexión que ha hallado un fuerte eco en las redes sociales:
- ¿Para qué sirve Bitcoin? Juan Ramón Rallo
- Los economistas de cabecera de la izquierda se estrellan contra Javier Milei Juan Ramón Rallo
- Por qué España es la mejor economía de la OCDE según 'The Economist' Juan Ramón Rallo