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La bomba comercial de Trump: daños colaterales para el orden mundial
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Alicia García Herrero

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La bomba comercial de Trump: daños colaterales para el orden mundial

stos aranceles, diseñados para ser recíprocos y destinados a reequilibrar el comercio mundial, han causado conmoción en todo el mundo, especialmente en Asia

Foto: El presidente de Estados Unidos, Donald Trump. (Reuters)
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump. (Reuters)

El presidente de Estados Unidos (EE.UU.), Donald Trump, presentó el 2 de abril una amplia serie de aranceles bajo el lema del “Día de la Liberación”, lo que supone una importante escalada en su política comercial. Estos aranceles, diseñados para ser recíprocos y destinados a reequilibrar el comercio mundial, han causado conmoción en todo el mundo, especialmente en Asia, donde muchos países dependen en gran medida de las exportaciones a Estados Unidos.

Países como Vietnam, Camboya y China han visto cómo se les imponían aranceles significativamente superiores al 10% de base aplicado a la mayoría de las importaciones estadounidenses. Vietnam, por ejemplo, se enfrenta a un arancel del 46%, mientras que Camboya está sujeta a una tasa del 49%. La atención prestada a estos dos países no es casual, ya que casualmente reúnen una gran parte de las exportaciones chinas, especialmente Vietnam.

En este sentido, estos aranceles no solo amenazan con socavar la competitividad de los países asiáticos, sino que también dificultan que China eluda los aranceles estadounidenses sobre sus productos utilizando otros lugares para el ensamblaje y la reexportación. En otras palabras, en comparación con la administración anterior, Trump parece decidido a golpear a todas las economías de Asia -y más allá-, especialmente a aquellas con las que Estados Unidos tiene un gran déficit comercial.

Se espera que China asuma los aranceles con calma

China, durante mucho tiempo uno de los focos de la ira comercial de Trump, se enfrenta ahora a una tasa arancelaria combinada del 54% sobre sus exportaciones a Estados Unidos, frente al 20% anterior. Se espera que este aumento tenga un profundo impacto en la economía china, pudiendo recortar un punto porcentual del crecimiento de su PIB en 2025. Los efectos se dejarán sentir en varios sectores, incluidas las industrias de alta tecnología, como la electrónica y los semiconductores, que son fundamentales para la estrategia económica de China.

Se espera que China reaccione, no sólo tomando represalias contra EE.UU., sino también suavizando las políticas monetarias y fiscales para mitigar el impacto negativo sobre la economía. En otras palabras, a pesar de la magnitud del choque, que es bastante masivo y posiblemente comparable al de 2008 si se mantienen estos enormes aranceles, China debería conseguir seguir creciendo en torno al 4% bajando los tipos de interés, ampliando la liquidez y ofreciendo también exenciones fiscales a sus exportaciones. Esto último es obviamente deflacionista, ya que los precios de producción y exportación seguirán siendo negativos, si no más, para seguir exportando.

Japón y Corea del Sur, ambos importantes aliados de Estados Unidos, también se han visto afectados, con aranceles de alrededor del 25% impuestos a sus exportaciones. Incluso Taiwán se ha visto afectado por aranceles aún más elevados, aunque es muy probable que repercutan en el consumidor estadounidense, al menos en el caso de los semiconductores de gama alta, dada la bajísima elasticidad de precios de tales productos, ofrecidos básicamente por empresas taiwanesas.

Por último, incluso la India, que negocia actualmente un acuerdo bilateral de inversión con EE.UU., se ha visto afectada, pero parece probable que algunos de los aranceles impuestos actualmente a la India puedan levantarse si la negociación termina con un acuerdo. Ni que decir tiene que India estará más dispuesta que nunca a aceptar las condiciones estadounidenses de acceso al mercado de sus empresas para que se levanten los aranceles.

Doble golpe: aranceles recíprocos y aranceles sectoriales

Por si fuera poco, los aranceles recíprocos han ido acompañados de aranceles sectoriales. En primer lugar, los aranceles al acero y al aluminio, impuestos ya, pero reafirmados durante el “Día de la Liberación”. Estos afectan principalmente a Corea del Sur y Vietnam, aparte de China, que se ha enfrentado a desafíos desde la primera administración Trump y ha limitado las exportaciones a Estados Unidos en este sector. Para el sector automotriz, también golpeado hace unos días, Japón y Corea del Sur son los grandes perdedores. Por el contrario, la industria automotriz china podría ver un ligero respiro dado su enfoque en los vehículos eléctricos, pero los aranceles recíprocos son tan altos que la ganancia relativa prácticamente desaparece.

La imposición de todos estos aranceles ha provocado advertencias de medidas de represalia por parte de los países afectados. China ya ha prometido responder, subrayando que el aumento de los aranceles no resuelve los problemas económicos de EE.UU. y prometiendo contramedidas. La Unión Europea también se ha mostrado dispuesta a tomar represalias si es necesario y China, Corea del Sur y Japón han dado algunas pistas sobre una respuesta conjunta, que los funcionarios japoneses han dejado rápidamente de lado.

Una nueva era de proteccionismo y mayores tensiones geopolíticas

En definitiva, esta escalada de las tensiones comerciales amenaza con desencadenar una nueva era de proteccionismo, que no solo podría socavar el sistema comercial mundial, sino también perjudicar a la economía estadounidense, tanto en términos de mayor inflación como de menor crecimiento. Las malas noticias no acaban aquí.
Más allá del impacto económico, los aranceles de Trump tienen importantes implicaciones geopolíticas, ya que confirman el alejamiento de la cooperación que ha sustentado las tendencias de la globalización. Parece bastante probable que el enfoque de la administración Trump hacia el mundo impulse a otras naciones a reevaluar sus relaciones comerciales y buscar mercados alternativos, debilitando la influencia estadounidense en Asia.

Más allá del menguante poder de Estados Unidos, los aranceles también podrían exacerbar las tensiones existentes en la región. Por ejemplo, las disputas en torno al Mar de China Meridional podrían sufrir un aumento de la militarización, ya que los países tratan de asegurar rutas comerciales estratégicas. Además, la Iniciativa Belt and Road, el enorme proyecto de infraestructuras chino destinado a conectar Asia con Europa, podría ganar más tracción a medida que los países busquen alternativas a los acuerdos comerciales liderados por Estados Unidos. En este contexto, la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) se enfrenta a un reto crítico. La ASEAN defiende desde hace tiempo el libre comercio y la integración regional, pero los aranceles podrían socavar estos esfuerzos.

En conclusión, los aranceles del “Día de la Liberación” de Trump marcan un momento crucial en las relaciones comerciales mundiales, con profundas implicaciones para Asia y más allá. Aunque los aranceles pretenden reequilibrar el comercio e impulsar la fabricación estadounidense, corren el riesgo de desencadenar un ciclo de represalias y proteccionismo que podría perjudicar el crecimiento económico en todo el mundo. El resultado final de todo esto es claramente una desaceleración de las economías asiáticas, pero también para EE.UU., que además verá aumentar la inflación.

Una economía estadounidense en estanflación probablemente puede hacer que la administración Trump sea aún más peligrosa. Muy pocos factores pueden detener este círculo vicioso, pero uno importante es la reacción del mercado. Cuanto más penalice la Bolsa estadounidense las medidas de Trump, más probable será que este se las replantee

El presidente de Estados Unidos (EE.UU.), Donald Trump, presentó el 2 de abril una amplia serie de aranceles bajo el lema del “Día de la Liberación”, lo que supone una importante escalada en su política comercial. Estos aranceles, diseñados para ser recíprocos y destinados a reequilibrar el comercio mundial, han causado conmoción en todo el mundo, especialmente en Asia, donde muchos países dependen en gran medida de las exportaciones a Estados Unidos.

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