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Un huérfano político llamado Felipe
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Antonio Casado

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Un huérfano político llamado Felipe

¿Cargas de profundidad o pellizcos de monja contra Zapatero y Sánchez, el dúo que detenta la imagen de marca del PSOE?

Foto: Pablo Motos entrevista a Felipe González en 'El hormiguero'. (Atresmedia)
Pablo Motos entrevista a Felipe González en 'El hormiguero'. (Atresmedia)
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El show de Pablo Motos fue el show de Felipe González el jueves por la noche. Pero ha sido recibido con calculada indiferencia dentro de su familia política. Ya ni siquiera está el ahora apestado exministro José Luis Ábalos para tacharlo de "desleal", como en septiembre de 2023.

No es la primera vez que el ex presidente del Gobierno (1982-1996) señala a quienes en su propio partido dan por superada la Constitución. Denuncia la falta de proyecto de un Sánchez personalista que está en el Gobierno, aunque solo gobierna para la mitad de los españoles, rompe diplomáticamente con un bocazas (Milei) pero no con un criminal (Putin) y, en fin, insiste en reprobar los pactos con socios "indeseables".

¿Cargas de profundidad o pellizcos de monja contra Pedro Sánchez y Rodríguez Zapatero, el dúo que hoy por hoy personaliza la imagen de marca del PSOE?

Digamos misiles con la pólvora mojada, si constatamos la falta de reacción en las alturas de su partido, seguramente decretada desde la Moncloa. "No me quieren", dice.

Foto: Felipe Gónzalez, invitado a 'El hormiguero'. (Atresmedia)

Por desgracia, en el PSOE de Sánchez ("entre el presidente y los ciudadanos, la almohada") no venden las lúcidas apelaciones al binomio libertad-responsabilidad, la consistencia argumental contra una ley de amnistía contraria al principio de igualdad ante la ley, la claridad de juicio, el sentido común, el compromiso con el espíritu de la transición y el apego al partido centenario que "en nada se parece a este".

Nadie se da por aludido. Las excepciones son de vuelo corto y escasa repercusión. A saber: una queja del ministro Albares por el tono "hiriente" del histórico líder socialista, despectivas alusiones a la edad del personaje en redes sociales y unas maliciosas piezas informativas de medios afines sobre la identidad de criterio entre González y el líder del PP, Núñez Feijóo en asuntos centrales de la política nacional.

Misiles con la pólvora mojada, si constatamos la falta de reacción en las alturas de su partido, seguramente decretada desde la Moncloa

Sin embargo, es seguro que entre los dos millones y medio de espectadores atentos a la entrevista volvió a cundir la impresión de que González es un jarrón demasiado grande para un habitáculo tan pequeño como el sanchismo ocasional en un partido con casi siglo y medio de historia.

Pero eso no sirve para cambiar el paso de este Gobierno, por mucho que pregone su secreta esperanza de que Salvador Illa en la Generalitat acabe sobreviviendo a Pedro Sánchez en la Moncloa.

González pregona su indisimulable deseo de que Salvador Illa en la Generalitat sobreviva a Sánchez en la Moncloa

Aparte de ese indisimulable deseo, es poco operativo declararse políticamente huérfano por ausencia de proyecto al que abrazarse; mientras él rememora los logros de sus casi catorce años en la Moncloa y la ya amortizada contribución del PSOE al despegue de la España encogida durante el franquismo y felizmente recuperada para la democracia con la Constitución del 78 tras su masivo arropamiento popular.

Todo eso conduce a la melancolía, no a despertar a ese partido de su indolente tendencia a marcar el paso de Sánchez.

¿O sí?

El show de Pablo Motos fue el show de Felipe González el jueves por la noche. Pero ha sido recibido con calculada indiferencia dentro de su familia política. Ya ni siquiera está el ahora apestado exministro José Luis Ábalos para tacharlo de "desleal", como en septiembre de 2023.

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